La burbuja del 'networking'
Si los empresarios tuvieran que acudir a todos los foros, jornadas, encuentros, desayunos y ‘afterworks’ que se organizan en Málaga cada semana apenas tendrían tiempo para trabajar en su proyecto. ¿Hasta qué punto tiene sentido tal proliferación de saraos para emprendedores?
Nuria Triguero
Viernes, 25 de marzo 2016, 00:43
Cuenta la tradición que en la Antigüedad, una ardilla podía cruzar la Península de árbol en árbol. Haciendo un paralelismo, un empresario podría llenar su agenda sólo con los desayunos, almuerzos, jornadas, encuentros, foros, afterworks, charlas, speed datings, rondas de inversores y demás saraos de emprendedores que se organizan cada semana en Málaga. Reconozcámoslo: vivimos una burbuja del emprendimiento. Y dentro de esa burbuja, cual muñeca rusa, hay otra burbuja: la del networking.
Lo de aprovechar las relaciones sociales para hacer negocios se ha hecho toda la vida: jugando al golf, en las reuniones de padres del cole, en las ferias y congresos... y hasta en los funerales. Pero hubo un momento en el que el término networking irrumpió en escena y el arte de hacer contactos se elevó a la categoría de ciencia. Se escribieron libros, se introdujeron asignaturas específicas en las escuelas de negocios, se erigieron los gurús correspondientes... Y, sobre todo, instituciones públicas y privadas se entregaron con frenesí a organizar eventos. Y así hasta hoy, porque la fiebre sigue sin bajar. Más de una vez se han llegado a convocar dos citas para emprendedores a la misma hora, como cuando la red de business angels de la Diputación y la Fundación Innoves organizaron sendas rondas de inversores.
Uno de los primeros eventos expresamente dedicados al networking que se celebraron en la ciudad fue el Málaga Valley Network Meeting, allá por 2012. Lo cierto es que entonces fue toda una novedad que dos centenares de personas se juntaran sin más excusa que conocerse y buscar relaciones de provecho mutuo. Porque hasta entonces, el networking se hacía con la cerveza de después del evento de turno, pero no era el objeto principal del mismo. A aquella primera edición le sucedieron varias más, hasta la última que se organizó en 2014. Después otras muchas instituciones públicas y privadas tomaron el relevo. La Asociación de Jóvenes Empresarios es una de las más entusiastas promotoras de este tipo de saraos. Su hermana mayor, la CEM, se subió al carro hace un año con la creación del Club de Emprendedores, que hace una semana precisamente organizó un networking E2e (de Empresario a Emprendedor). Organismos públicos como el IMFE y Promálaga (del Ayuntamiento) o Andalucía Emprende (de la Junta) también celebran frecuentemente encuentros de tarjeteo, con o sin charla de experto de por medio.
Claro que si hay un fenómeno que haya alimentado esta fiebre del networking es BNI, una red de contactos (ellos lo llaman «marketing de referencia») al más puro estilo americano. Raro es el empresario que no haya recibido una invitación para entrar en uno de sus grupos, que se rigen por rígidas normas: reuniones al alba, cuota anual de unos 600 euros, asistencia obligada sólo se toleran tres ausencias en seis meses, obligación de rendir cuentas sobre los contactos efectuados y sus resultados... Un networking muy organizado que, según sus seguidores, da resultados medibles. Ya hay 14 grupos activos en la provincia, y creciendo.
Mención aparte merecen los encuentros dedicados a emprendedores tecnológicos y startups. Málaga Makers, Betabeers, los meetings que organiza últimamente Freepik... Hasta Google se ha metido a organizar una turné de networkings por diferentes ciudades españolas que hace unos meses pasó por Málaga. Para ser justos, hay que decir que en este ámbito son citas no sólo dedicadas al tarjeteo, sino que suelen centrarse en algún tema técnico de interés para los profesionales de este mundillo. El networking ya viene después y además en estos casos suele ser fructífero, ya que hay una afinidad de partida entre los participantes.
La cuestión es: ¿hay emprendedores para tanto evento? ¿Y tiempo en la apretada agenda de un emprendedor? Bernardo Quintero, fundador de Hispasec y Virustotal, es de los que lo dudan. «Personalmente, antes de que mi empresa fuera adquirida por Google nunca acudí a ningún encuentro de emprendedores. A los pocos eventos que acudía estaban totalmente especializados en mi campo, que es la seguridad informática». Una opinión parecida tiene otra estrella de los negocios de Internet afincada en Málaga, Joaquín Cuenca. Precisamente en el networking que organizó Google en Málaga, el cofundador de Panoramio aconsejaba a los emprendedores que no perdieran tiempo en el postureo que rodea actualmente a las startups y se centraran en lo importante: programar, programar y programar para lograr un buen producto.
«Faltan clientes»
Pedro García, socio director de Standby Consultores, es contundente acerca de este fenómeno: «Sobra networking y faltan clientes». El empresario malagueño confiesa que llegó un momento en el que se dio cuenta de la cantidad de tiempo que perdía asistiendo por compromiso a todo tipo de eventos. «Ahora ese tiempo lo dedico a visitar clientes, ¡y no sabes qué diferencia!», afirma. En su opinión, a los jóvenes emprendedores les están «comiendo el coco» con tanta «charla motivacional». «¿Mi consejo? Que se pateen un polígono», sentencia.
Quintero también se confiesa incapaz de asistir a todos los eventos a los que le invitan como ponente. «Me cuesta decir que no porque me gusta ayudar, pero acudo a uno de cada diez porque ¡tengo que trabajar!», exclama. Él, no obstante, cree en el poder del networking, pero no el que se practica en los saraos sino en el «de francotirador»: «Ir a por un objetivo muy concreto, a la persona idónea, y captar su atención», explica. Pero eso, matiza, no se suele poder hacer en la mayoría de eventos para emprendedores, donde «estás dando palos de ciego a diestro y siniestro».
Por cierto, en Silicon Valley se ha acuñado un término para denominar a una especie que prolifera en los eventos de networking. Es el wantrepreneur: ese emprendedor sin un proyecto sólido que se dedica a pasearse por estos foros repartiendo tarjetas de visita y asegurando que su idea será un pelotazo.
Al final, como todo en la vida, es una cuestión de moderación y, sobre todo de «saber elegir», recuerda Noelia Avilés, experta en comunicación con experiencia como emprendedora. «No hay que ir a todo. Antes de ir a un encuentro tienes que ver si tus objetivos van a estar allí», afirma.
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