Ñito Salas
Verano 2020: La Granizada

Bea González: «Cambiar de compañera es como dejar a tu pareja; la quieres, pero sabes que no funciona»

Entrevista con la jugadora malagueña de pádel, que con apenas 18 años ya está entre las mejores del mundo

Domingo, 12 de julio 2020, 23:26

Bea González apenas tiene 18 años, pero ya es una de las mejores jugadoras del mundo del pádel. En esta convulsa temporada (solo se han podido celebrar dos pruebas del circuito World Padel Tour hasta el momento), la malagueña forma dupla con la número dos del mundo, Marta Ortega, con la que aspira a todo. A pesar de vivir en Madrid tuvo que pasar el confinamiento en Málaga con su familia, aunque ahora ha regresado a la capital española donde ha tenido que buscar un piso porque la residencia en la que vivía ha sido cerrada tras la crisis provocada por el coronavirus. En este tiempo ha tenido que aprender a jugar sin público, a convivir con desconocidas y a conducir 500 kilómetros tan solo unas semanas después de sacarse el carné de conducir.

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–¿Cuánto tiempo estuvo sin entrar a una pista de pádel?

–Desde que comenzó el estado de alarma hasta que abrieron los clubes. Más de dos meses.

– ¿Y qué hizo en todo ese tiempo lejos de las pistas?

–Hacía lo que podía en casa, sobre todo trabajo físico. Cuando dejaron salir a correr la verdad es que fue como una liberación, pero eso fue al final. Los primeros dos meses fueron muy intensos. En una casa ya se puede imaginar lo poco que se puede hacer. Eso sí, de pádel nada. Nunca he estado tanto tiempo sin tocar una pala.

–Todo esto ha ocurrido apenas unos meses después de haberse ido a vivir a Madrid, ¿no?

–Sí, me vine en septiembre.

–¿Y vive sola?

–Estaba en una residencia de la universidad, lo que pasa es que la cerraron por el coronavirus y me he tenido que mudar a un piso con otras dos chicas.

–¿Les echaron de la residencia?

–Bueno, a ver, echado tampoco. Es que cuando comenzó la crisis la gente se empezó a ir y tuvieron que cerrar. Pasar allí una cuarentena es complicado.

–¿Tuvo que ponerse a buscar piso en plena cuarentena?

–No, no. Yo me vine para Málaga, a casa. Me fui a Málaga justo antes de que comenzara el estado de alarma. En esos días se hablaba de que podían cerrar las carreteras, que se iba a poner todo complicado… Mis padres me dijeron que viniera antes de que la situación se agravara. Además, para estar sola en Madrid mejor estar en casa. Así que con el carné recién sacado metí las maletas en el coche y me vine para Málaga.

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–¿Se sacó el carné a la primera?

–Sí, en Madrid en febrero.

–¿Teórico y práctico?

–El teórico a la segunda, el práctico a la primera.

–¿Entonces tuvo que buscar el piso nuevo desde Málaga?

–Claro. Bueno, al principio no miraba nada porque no sabíamos cuánto podía durar, pero una vez que dijeron que a los deportistas se nos permitía viajar (que llegó antes que al resto) empecé a moverme y a preguntar, y encontré un pisito no muy grande en Pozuelo cerca de Las Rozas, donde entreno.

–¿Prefiere vivir en la residencia o en el piso compartido?

–Cada uno tiene sus cosas positivas. Yo me quedo con parte de los dos. Eso sí, ahora mismo estoy mejor en el piso, porque en la residencia solo tienes un cuarto. Para el principio está bien porque conoces a un montón de gente, pero luego la tranquilidad y la independencia la tienes en el otro lado.

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–Y en el tiempo en el que no podía salir a correr, ¿leía, veía series?

–Ha dado tiempo para hacer de todo. El tema de la cocina; he rescatado una guitarra que la tenía abandonada y me he puesto a ver tutoriales en Youtube. Me he comprado un cajón flamenco también. La verdad es que ya no sabía qué más comprarme.

–Ha dicho cocina. ¿Cuál es su especialidad?

–(Risas). Ninguna. Quizá una buena boloñesa así currada con muchas verduritas.

–¿Qué series ha visto?

–Me he visto todo Netflix, todo lo que pillaba. Mira que hay cosas, pero al final me ha terminado hasta aburriendo.

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–Es su primer verano en Madrid, y la capital no tiene buena fama en los meses estivales. ¿Cómo se viven allí estos meses?

–(Risas). Uf, es que aquí hace mucho calor. La sensación de no tener playa, de no tener ese olor a pescaíto, a mar en general, es muy agobiante. Además es que no se puede estar en la calle con este calor.

–Este año ha cambiado de nuevo de compañera. ¿Es un poco como cambiar de pareja sentimental?

–Sí claro, es bastante parecido. Me di cuenta cuando tuve que dejar a una compañera. Decirle eso a Delfi (Delfina Brea) fue muy complicado. Esa llamada fue una de las cosas más duras que he tenido que hacer en mi vida. Es como una pareja, porque dejas a alguien a quien quieres pero con quien sabes que no funciona. Pasan determinadas situaciones y te das cuenta de que los caminos se tienen que separar, y hay que decirlo. Es parecido a decírselo a tu pareja sentimental.

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–¿Cómo se juega un torneo sin público? Es la medida que ha tenido que imponer el WPT.

–Raro, es la palabra que utilizaría. Para mí es mucho peor jugar sin público. Hay gente que se concentra mejor de esa manera, pero en mi caso sentir a la gente que está ahí apoyándote –la tensión que eso genera– a mí me beneficia muchísimo. Yo me siento mas cómoda jugando con gente, así se pierde emoción.

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