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En el círculo, en la esquina superior derecha, Neymar; en la imagen principal, el malagueño José Belman durante un entrenamiento del Santos. SUR
Un malagueño en el Santos de Neymar
Fútbol

Un malagueño en el Santos de Neymar

El exportero blanquiazul José Belman ejerce ahora, tras varias aventuras en el extranjero, de técnico auxiliar de Pedro Caixinha en el país del 'joga bonito', donde trabaja mano a mano con el astro brasileño

Nacho Carmona

Málaga

Lunes, 3 de marzo 2025, 00:10

1 de febrero de 2025. Neymar es presentado como una estrella, lo que siempre fue, en Vila Belmiro, el feudo del Santos. El príncipe que nunca quiso ser rey regresó al lugar donde todo empezó, encarnando uno de los movimientos más mediáticos y sonados de los últimos tiempos. Diferente, carismático, talentoso, habilidoso, determinante y con un aura sólo al alcance de aquellos destinados a marcar una época. Estético como ninguno y eficaz como los mejores. Tal era su tirón, que fue uno de los pocos cracks que consiguieron que en Europa prestaran atención a lo que ocurría al otro lado del Atlántico. Porque estaba él. Ídolo de niños y de no tan jóvenes, brilló en el Barcelona junto a Messi, voló a París para seguir creciendo y su carrera acabó por estancarse para pasar sus últimos años en Arabia Saudí, en el Al-Hilal. Ahora, en su regreso a casa, espera que todo cambie. El pasaje del hijo pródigo se hizo realidad en el conjunto 'peixe'.

En la ciudad de Santos, en el estado de Sao Paulo, entonces, un malagueño que vivió este episodio desde las entrañas del club. El exportero del CD Málaga José Belman aterrizó en Brasil hace dos años para embarcarse en su enésima aventura en el extranjero, en el cuerpo técnico de su inseparable Pedro Caixinha. Primero en el Red Bull Bragantino, y este año en el Santos, que regresó al Brasileirao tras un año en la 'B'. Casi un mes después de la bomba, atiende a SUR desde el otro lado del charco para relatar cómo transcurre esta experiencia, de la mano de uno de los mitos activos más venerados del planeta fútbol y en uno de los clubes con más solera del país del divertimento y el 'joga bonito', al que Pelé dio sus mejores años de fútbol.

Este trotamundos del fútbol, que colgó las botas en el Nacional de Madeira, ha trabajado con el entrenador luso en Portugal, México, Escocia, Arabia Saudí y Argentina antes de llegar a Brasil. Ha ejercido de entrenador de porteros durante muchos años, aunque lo hace como técnico auxiliar. Explicado de otro modo: es el encargado dele balón parado defensivo del equipo brasileño. Y como tal, trabaja individualmente con cada jugador para que conozca su rol, un puesto que le hizo ser uno de los primeros en trabajar, cara a cara, con el astro en su regreso al Santos.

Cuenta, con una mezcla de acentos por las múltiples aventuras exóticas que ha vivido, siempre ligado al fútbol, que las expectativas son las máximas en su nuevo club, más aún con la llegada de 'Ney'. Pelearán por el Paulistao, el campeonato estadual del estado de Sao Paulo, uno los más grandes e importantes de Brasil, y por volver a la Libertadores. Los campeonatos estaduales, que se juegan por regiones, tiene un prestigio tremendo en Brasil. ¿Cuál es su peculiaridad? Que juegan contra equipos de categorías inferiores con mayor tiempo para prepararse, algo que siempre da lugar a sorpresas y endurece, más si cabe, los cruces. Y otra particularidad del fútbol brasilero: se empieza a competir en enero y se termina en diciembre. Lo que dura un año natural.

La llegada de Neymar la define como «una locura» con todas sus letras. «Esa palabra lo dice todo», agrega. «A nivel de expectación, de afición... Fue algo casi televisivo. No te lo puedes ni imaginar», dice, tratando de definir cómo lo percibió. El brasileño dejó el club en 2013 con una expectación tremenda, tras haber ganado la Copa Libertadores, alzándose como uno de los grandes referentes de la historia del club, y su regreso no ha tenido unas expectativas y un interés menores.

En el día a día

En el día a día, cuenta, es un tipo muy humilde y sencillo en el trato, pero con una evidente planta de superestrellas. «Cuando lo ves desde lejos te das cuenta de la de gente que trabaja para él. Tiene 'fisios' y una seguridad que no te imaginas. Nunca llega solo. Viene con muchísima gente. Eso es lo que más te llama la atención, porque luego es una persona normal interactuando», revela. Es un tipo que destaca y sobresale. «Nunca ha dejado de tener ese 'glamour' y ese toque de genialidad. Eso forma parte de su marca», cuenta.

A Brasil se ha adaptado bien, aunque la vida le ha cambiado de un año a otro. Ha pasado de vivir en una ciudad como Bragança, que más bien tipo pueblo, más tranquilo, a hacerlo en una metrópoli como Santos, en uno de los estados más concurridos y saturados del país. Compara la ciudad de Bragança Paulista con el Villarreal cuando fue adquirido por la familia Roig. Por hacer un símil en clave nacional. En Santos, más allá de Neymar, trabaja para un club de dimensión internacional, donde se respira un ambiente indudable de equipo grande. «Es como hablar del Atlético de Madrid», compara, otra vez, a fin de ilustrar a los españoles.

De todas sus aventuras exóticas, reconoce, las que más le han impresionado han sido las de los países árabes, para bien o para mal. «Me gustó mucho el 'glamour' de esos países. Es surrealista. Había concesionarios de Lamborghini y los estadios tenían la mejor tecnología a nivel audiovisual, de cámaras... Pero en lo negativo estaba el nivel. Era prácticamente amateur. Jugábamos sin público porque no había afición», cuenta a modo de introducción. Entonces, el 'boom' de los países árabes no había llegado y el mercado, entonces, abierto a las estrellas. Eso sí, cada vez es más normal ver a jugadores de renombre vestir camisetas de clubes de Oriente Medio en el ocaso de sus carreras; caso del propio Neymar antes de regresar al Santos, de Benzema o de Cristiano Ronaldo.

En Brasil, asegura, se junta el fútbol de alto nivel y lo pasional de sus aficiones. «Tanto en Argentina como en Brasil, las vivencias son extremas. La gente hipoteca su vida por ver una final, por ser fiel a un club, a un símbolo o a un sentimiento. Yo pensaba que pasaba desde lejos, pero cuando lo he vivido me he dado cuenta de la realidad», ilustra. En Europa, lo que allí ocurre es impensable más allá de algún loco.

A sus 53 años es padre de tres hijos, 'malaguita' y malaguista confeso. Su sentimiento es tal que reconoce abiertamente haberse ofrecido, de forma indirecta, al club de su tierra, aunque la oportunidad, hasta el momento, no se ha dado. «Ojalá poder trabajar allí algún día», se sincera.

Uno de sus hijos, Javier Belman, ha seguido sus pasos y a día de hoy ejerce de portero en el Ibiza, de Primera RFEF. Formó parte de una de las generaciones más prolíficas de la cantera del Real Madrid, donde compartió vestuario con jugdores de la talla de Achraf Hakimi o Fede Valverde. La que es conocida como la 'Generación Guti'. Es, y se le nota, un padre orgulloso de su hijo.

La familia es lo primero y no se quiso olvidar de los demás, algunos luchando por un negocio muy tradicional en el corazón de la ciudad: la Pescadería Belman, en el mercado de Atarazanas, del que él también es socio. No rehúye de sus raíces y reconoce echar de menos Málaga, su sitio favorito para las vacaciones cuando el fútbol se lo permite.

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