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El Año Picasso que conmemora en todo el mundo el 50 aniversario del fallecimiento del malagueño se está convirtiendo en un annus horribilis para la familia del pintor. El pasado diciembre, casi en Navidad, fallecía Maya, la segunda hija del artista y su descendiente más carismática, mientras que el pasado junio decía adiós Françoise Gilot, madre de los hijos pequeños, Paloma y Claude, y la única mujer que abandonó al creador. Poco más de dos meses después, el propio Claude Picasso ha seguido los pasos de su progenitora al fallecer este jueves en Suiza, a los 76 años, según confirmó su abogado, Jean-Jacques Neuer, que no precisó las causas del deceso. Con su muerte, la familia pierde al que ha sido su principal cabeza visible desde la desaparición del patriarca y gran revolucionario de la pintura del siglo XX. Un imperio que el heredero no solo gestionó, sino que se encargó de aumentar y convertir en una de las firmas indiscutibles a nivel mundial más allá de lo artístico.
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Tras la muerte de Pablo Picasso en 1973 se produjo una larga batalla para el reparto de la herencia y el legado artístico del pintor entre los miembros de la familia y el Estado francés. Los cinco principales sucesores del malagueño fueron sus hijos, Maya, Claude y Paloma, además de sus nietos Bernard y Marina Ruiz-Picasso, hijos del primogénito Paul, fallecido en 1975. Todos ellos crearon Succession Picasso, una empresa para la gestión de los derechos sobre las obras, el nombre y la imagen de Pablo Picasso. Al frente de esta empresa ha estado desde 1989 el ahora fallecido Claude, un tiempo en el que el fotógrafo, coleccionista y mecenas administró con puño de hierro un legado que lejos de declinar tras la muerte del autor del 'Guernica' solo hizo florecer.
Desde el punto de vista artístico, Claude fomentó la organización de grandes exposiciones del pintor por todo el mundo, además de controlar las obras del malagueño que salían a subasta, lo que ha supuesto que Picasso haya sido el auténtico rey de la cotización artística de las últimas décadas con continuos récords de sus obras, como 'Les femmes d'Alger', que fue vendida en 2015 por 179,36 millones de dólares, o 'El Sueño', que en 2013 alcanzó los 155 millones. Su visión trascendió el ámbito meramente artístico para transformar el sello Picasso en un referente mundial que impregnó todo tipo de actividades e incluso llegó a denominar un nuevo concepto de coches de la marca Citroen. Un ámbito también cercano para el ahora fallecido ya que era un apasionado del motor y llegó a visitar Málaga en 2001 al volante de un Porsche del 67 durante un rally por España.
La participación de Claude Ruiz-Picasso también fue fundamental para el regreso de su padre a Málaga. Primero visitando repetidamente la Casa Natal de la Plaza de la Merced y después prestando obras y apoyando aquella exposición emblemática y pionera del pintor en el Palacio Episcopal en 1992, 'Picasso Clásico', que fue el germen de la creación e inauguración del Museo Picasso Málaga (MPM) una década después, en 2003. La nuera del artista malagueño, Christine, y su hijo Bernard fueron los donantes principales de cuadros a la nueva pinacoteca, pero Claude fue también fundamental al poner la maquinaria de Succession Picasso al servicio del reencuentro de la ciudad con su hijo pródigo. Además de colaborar con la cesión de obras de su propia colección para la muestra inaugural del remodelado Palacio de Buenavista, 'El Picasso de los Picasso', un hito expositivo que reunió la obra más íntima y personal del malagueño en poder de sus herederos.
Testigo de la relación de Claude Ruiz-Picasso con la ciudad de su padre ha sido en estos años Mario Virgilio Montañez, comisario, escritor y jefe de Promoción Cultural de la casa natal, que recuerda la cercanía del hijo del pintor malagueño más allá de las protocolarias visitas a la institución de la Plaza de al Merced. "Recuerdo un almuerzo en El Cabra con el entonces director de la fundación, Eugenio Chicano, en el que Claude ofreció dejarnos obras de su colección para exponerlas en la casa en la que nació su padre", asegura el experto en arte, que destaca el trato amable y cordial de Claude que suplía "el uso limitado de su español".
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Desde el Museo Picasso Málaga también han mostrado este viernes sus condolencias por la pérdida del hijo del pintor malagueño que siempre mantuvo su relación e implicación con el MPM. "A lo largo de dos décadas y en numerosas ocasiones prestó con generosidad y discreción importantes obras de su colección personal a nuestro museo", ha destacado la pinacoteca en un comunicado, en el que recuerda que, dentro de su colección permanente, se puede contemplar una de las obras en la que su padre lo utilizó como modelo: 'Claude en marrón y blanco' (1960).
Tras casi tres décadas y media de gestión, Claude Ruiz-Picasso dejaba la dirección de Succession Picasso en manos de su hermana Paloma hace mes y medio, cuando supo que su final ya estaba cerca. La última gran aportación del tercer hijo del artista fue su apoyo a la organización internacional de 'Celebración Picasso 1973-2023', en la que los gobiernos de España y Francia se han puesto de acuerdo para conmemorar este año el 50 aniversario de la muerte del malagueño con grandes exposiciones en Europa y Estados Unidos. Un gran evento que también ha reivindicado al artista que, en los últimos años, se ha visto afectado por la política de cancelación y las acusaciones de misogonia e incluso maltrato. Unas sombras que, paradójicamente, comenzaron precisamente con las confesiones de la propia madre del ahora fallecido, Francois Gilot, en los años 60.
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