El profesor Hipólito Esteban Soler, con el ejemplar de las 'Novelas completas' de Aldecoa. Ñito Salas

Ignacio Aldecoa, el novelista que se quedó sin tiempo

El profesor de la UMA Hipólito Esteban Soler publica los cuatro títulos mayores del autor de 'Con el viento solano', fallecido en plena madurez literaria

Domingo, 9 de julio 2023, 00:56

Lo de mi casa es la tuya, lo puede decir Hipólito Esteban Soler de la residencia de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969). El profesor de la Universidad de Málaga dedicó su tesis y buena parte de sus investigaciones al fallecido escritor e intelectual vasco hasta el punto de que no solo tuvo vía libre al refugio del narrador tras su muerte, sino también a todos sus archivos, misivas y manuscritos más íntimos. «Josefina -su mujer- me dejaba incluso solo en casa y me abrió todo su legado hasta el punto de que me autorizó a publicar un par de inéditos», confiesa el experto que ha vuelto a las librerías con las 'Novelas completas' de Aldecoa, el libro más vendido de la editorial Fundación José Antonio Castro en la pasada Feria del Libro de Madrid. Una edición comentada por el filólogo de la UMA que reivindica la dimensión novelística de un autor aplaudido por sus cuentos, pero al que una muerte temprana y fulminante le dejó sin tiempo para concluir su gran proyecto literario.

Publicidad

  • Título: 'Novelas completas. El Fulto y la sangre. Con el viento solano. Gran Sol. Parte de una historia'

  • Autor: Ignacio Aldecoa

  • Edición e introducción: Hipólito Esteban Soler

  • Editorial: Fundación José Antonio de Castro, España, 2023, 838 páginas

  • Precio: 50 euros

«El problema de Ignacio fue que en vida adquirió una fama enorme con sus relatos y sus novelas quedaron arrinconadas con el tiempo, un olvido del que hemos querido rescatarlas», explica el filólogo y editor de esta obra que actualiza los cuatro libros de este «clásico» de la generación del 50: 'El fulgor y la sangre' (finalista del Premio Planeta 1954), 'Con el viento solano' (1955), 'Gran Sol' (premio de la Crítica 1957) y 'Parte de una historia' (1967). Una tetralogía muy aplaudida y leída en su tiempo, que además captó la atención del cine con la poderosa mirada de Mario Camus con la adaptación de su segunda novela sobre la persecución de un gitano tras un crimen -»la mejor de estas versiones en gran pantalla, con un espléndido Antonio Gades», a juicio de Esteban Soler- y Ferrán Llagostera, que filmó la tercera sobre la dureza del mundo de la pesca de altura.

«Sus novelas siguen estando vigentes tanto por la dimensión ética como estética», argumenta el investigador, que ya le dedicó su tesis doctoral al autor de 'Los pájaros de Baden, Baden' cuento era profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, antes de su vuelta a Málaga. Así, Hipólito Esteban Soler destaca la épica de lo cotidiano y la predilección de Ignacio Aldecoa por los seres marginales y los olvidados de la sociedad, mostrando incluso las dos caras de un mismo suceso en el caso de 'El fulgor y la sangre' y 'Con el viento solano', al retratar en la primera el angustioso duelo de unas esposas que esperan el cuerpo de un guardia civil muerto sin saber cuál de ellas es la viuda y cambiar de ángulo en la segunda al enfocar la visión opuesta del asesino del agente en su desesperada huida.

Los cuentos de Torre del Mar

Bohemio militante, Aldecoa prefería las tabernas a los tertulias, lo que sin duda tuvo que ver con su preferencia por esos personajes perdedores y cercanos. El escritor encontró su paraíso en Ibiza, en los 'beatniks' y el movimiento hippy, aunque antes pasó un verano en Torre del Mar, donde se mezcló con ese mundo de los pescadores y el mar que aparece en sus novelas 'Gran sol' y 'Parte de una historia'. Las tascas, el casino, los comercios y la gente de la calle fueron el ambiente natural de aquellas vacaciones del autor que escribió sendos cuentos malagueños, 'Entre el cielo y el mar' y 'El asesino', inspirándose respectivamente en un niño marengo que le hizo de guía y en Manolo el de La Cueva, que fue el bar que frecuentó aquel verano.

«El problema de Ignacio fue que en vida adquirió una fama enorme con sus relatos y sus novelas quedaron arrinconadas con el tiempo, un olvido del que hemos querido rescatarlas»

Hipólito Esteban Soler

Profesor de la UMA y editor

En este punto, el profesor y editor, que fue el promotor del doctorado Honoris Causa del escritor Antonio Soler por la UMA, retoma esa consideración de «clásico» de Ignacio Aldecoa para cuestionar su recurrente etiqueta como autor modelo de la literatura realista de los 50. «En aquella generación hubo tres corrientes, la social que tenía más en cuenta lo económico y político y dejó novelas que hoy se ven como panfletos, por otro lado la metafísica con una amnesia de toda aquella realidad, y la neorrealista de Ignacio que está en medio, pero no es equidistancia, sino equilibrio ya que en su caso retrataba lo oscuro y lo tierno, lo opresivo y lo dulce, lo amargo y lo libre», sostiene Esteban Soler que señala la ideología de izquierdas de Aldecoa y su capacidad para mantener su actividad intelectual separada de su obra.

Publicidad

Aldecoa defendía su independencia y decía: «Vendo mis libros a quien los quiera comprar, pero no vendo mi literatura a quien la pueda comprar»

Así, el escritor vasco firmó cartas contra Fraga y, animado por su amigo Rodrigo Ridruejo, participó incluso en el 'contubernio' de Munich de 1962, siendo interrogado por las autoridades franquistas a su vuelta. Pero esa actitud fue la de un hombre de su tiempo que defendía su independencia y que tuvo claro la diferencia entre su ideología y su obra. «Siempre estuvo ahí, pero sin obedecer consignas. Decía: 'Vendo mis libros a quien los quiera comprar, pero no vendo mi literatura a quien la pueda comprar'», relata el experto en el autor, que pagó también su precio por mantener su autonomía. No solo fue un personaje incómodo para el régimen, sino también para los autores más militantes de la izquierda que lo atacaron, como José María Castellet o Carlos Barral.

Entre la tercera y la cuarta novela de Aldecoa hubo un silencio de casi una década, que supuso un cambio en la mirada y la escritura del autor. De hecho, el desorientado protagonista de 'Parte de una historia' que no sabe lo que busca se ha identificado con la actitud del propio escritor antes de su muerte, que además volvió con un estilo más depurado y dispuesto a seguir avanzando en la ficción de largo recorrido. Así, se encontraba en la casa del matador Domingo Dominguín trabajando en su nueva novela ambientada en el mundo del toro cuando le sorprendió la muerte. Un libro que, junto a sus dos primeros títulos, iba a completar su trilogía de la Fiesta Nacional. También proyectaba otra obra sobre el mar para culminar otro tríptico, además de emprender otra serie sobre los trabajadores del hierro. El novelista Aldecoa se quedó sin tiempo para más, aunque la vida le dio para dejar una obra cargada de humanidad y compromiso personal que, más de sesenta años después, regresa con la vocación del gran legado de un clásico.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad