Fernando Esteso, ayer en Benalmádena, antes de la entrevista. Migue Fernández

Fernando Esteso: «Me ven como un cómico, pero yo me veo tragicómico»

El Festival de Benalmádena homenajea al actor zaragozano, figura clave de la comedia española que rodó en la Costa 'Los liantes' y 'Agítese antes de usarla'

Carlos Zamarriego

Viernes, 25 de octubre 2024, 00:47

En el hall del Hotel Alay, donde hace medio siglo nació la pionera Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena, aparece Fernando Esteso (Zaragoza, ... 1945) con ganas de hablar, una sonrisa y un bastón que le ayuda a moverse con decisión. De un vistazo ya sabe, y lo dice, dónde hay mejor luz para tomar la foto o dónde tiene que mirar para el vídeo. Hijo y nieto de artistas, cuenta que a los dos años y medio ya acompañaba a sus padres de tournée por Aragón de pueblo en pueblo. De cantar jotas, pasodobles y zambras a ser uno de los actores de cine más taquilleros de los 80. Pide un vaso de agua para la garganta y un cojín para estar más alto. Aún le quedan unas horas para que el Festival Internacional de Cine de Benalmádena (Ficcab) le conceda el premio 'Una vida de cine' por una trayectoria de casi cuarenta películas.

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-Un premio que también ha recogido Ana Belén, Fernando Guillen, Jesús Franco… ¿Cómo se siente?

-Me siento maravilloso (sic). Es un festival de cine muy importante y lo da un pueblo, y el pueblo también sabe a quién se lo da. Muy de agradecer, ya que la Academia está esperando a que me muera o algo así para poderme entregar el de toda una vida. Tampoco el Ministerio de Cultura se ha acordado de que llevo 68 años trabajando como profesional. ¡Bueno! Pero el público no lo olvida y eso para mí es muy importante conservarlo, es el patrimonio más importante que tengo.

-No es el primer premio que le dan en Benalmádena. En el 1973 recibió el Trofeo Tivoli…

-El Tivoli era un suceso cada vez que venía. Recuerdo que llovió y nos pusimos tibios porque no tenía techo el escenario. El público no se iba. Unos con un paraguas, otros con un periódico o con chaquetas encima de la cabeza. Presentaba María Teresa Campos, que salió con mi hijo Fernandito en brazos. Es una de las fotos que ella conservaba con mucho cariño. Salimos. El guitarrista, Aquilino de la Rosa, llevaba un peluquín. Digo: como encima se levante aire esto va a ser la de Dios. Yo con mi camisita, mis pantalones, mis zapatos de salón. Cuando aparecí, yo creo se cayeron los paraguas con los aplausos. Hicimos toda la actuación.

Migue Fernández

-No sé si sabe que está cerrado desde la pandemia y que los trabajadores luchan por reabrirlo.

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-No tenía noticias. Por el Tivoli ha pasado media España. Los artistas teníamos un sitio donde fijar, en verano o en otoño, unas fechas para trabajar. Era un parque, cuando no había ninguno, que era precioso. El auditorio era para mil personas y cuando había actuación hasta paraban las atracciones. El Tivoli ha sido un referente, de esos parques emblemáticos que no pueden cerrar, es imposible.

-En una entrevista de 1969, con sólo 24 años, decía que soñaba con «actuar en televisión, muchos contratos en salas de fiesta y hacer comedia musical con buenos ballets y orquestas».

-¡Conseguido!

-¿No le sorprende que, 50 años después, sea recordado sobre todo por el cine?

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-Son etapas que conducen unas a otras, que son lógicas. Cuando tienes compañía de teatro, de variedades, el cine se acerca. Te contratan como petición popular. Mi presentación fue junto con la de Victoria Vera.

-Esa primera película fue 'Celos, amor y mercado común', de Alfonso Paso, en 1973. ¿Qué recuerda de aquel primer rodaje?

-La película era de Paso pero no la dirigió él sino un sobrino suyo. Hice de decorador. Como no había ropa saqué yo un pijama mío, muy bonito, de seda. Cuando me vi, me dije: el cine tienes que cuidarlo más. Estaba acostumbrado al teatro, donde lo más importante son los silencios para que te presten atención. En el cine levantar las cejas o abrir la boca en un plano corto… hay que ser más moderado en el gesto. También me tuve que quitar el vicio de mirar a la cámara.

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-Y luego, casi 40 películas, se puede decir que aprendiste rápido.

-He preguntado mucho. Mariano [Ozores] decía al operador: «¿Qué está diciendo por ahí el bajito de los cojones?» Porque le adivinaba dónde iba a poner la cámara y los movimientos que iba a hacer. Cuando llegabas al set te encontrabas que había escrito que mirabas por una ventana y no había ventana. Que salías por una puerta y había dos. Y Mariano se ponía, brazos en jarra, delante del operador y yo detrás diciéndole: «¿Sabes qué va a hacer ahora? Va a colocar un travelling hasta las dos puertas y saldremos uno de cada puerta. Y colocará un chaska chaska a las dos cámaras...» Y Mariano: «¿Qué está diciendo el bajito de los cojones?»

Fernando Esteso no puede evitar reírse como si la anécdota estuviese sucediendo ahora mismo. Como tampoco puede evitar su admiración por Mariano Ozores, Goya de Honor en 2016, con el que, del 79 al 84, rodó nueve taquillazos en cinco años haciendo dupla cómica con Andrés Pajares. Comenzando con 'Los bingueros' (1979), auténtico fenómeno social que llevó al cine a millón y medio de espectadores y que marcó el modus operandi de las siguientes: comedias de liantes y tramposos con mucho morro (en el caso de los actores) y poca ropa (en el caso de las actrices). Películas imposibles en la actual época de la cancelación pero que marcaron el humor de la Transición.

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-Dos de ellas, 'Los liantes' y 'Agítese antes de usarla' fueron rodadas en la Costa del Sol. ¿Qué recuerda?

-Desde El Palo hasta Casa Antonio aquello era un ir y venir. Benalmádena era más reposado. Aquí estaba la sala de fiestas del Casino, donde rodamos 'Los liantes'. En tres semanas estaba hecha la película. Y luego una semana para el doblaje. Imagínate, tener a Juanito Navarro. Y a Antonio Ozores. Para qué te cuento, ir a rodar era vamos a echar unas risas. Hubo una vez en un plano que yo desaparecí de cuadro. «¡Que falta Esteso!», decía el operador. Había agachado la cabeza y estaba descojonado en el suelo. Y decía Mariano: «Bueno, ya hemos ensayado para reírnos, ahora vamos a rodar».

-¿Sigue siendo válido el humor de Ozores?

-Ahí tienes 'Padre no hay más que uno', dos, tres, cuatro y cinco. Incluso yo te diría que 'Moros y cristianos' [película de Luis García Berlanga] tiene algo de Mariano Ozores.

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Migue Fernández

-Muchas de sus películas estaban ambientadas en la actualidad de entonces: 'Los bingueros' y la legalización de juego, 'Los energéticos sobre el tema nuclear', 'Caray con el divorcio'… ¿Con la situación actual de España se podría hacer una película de humor?

-¿Y qué te vas a inventar que no se haya visto? Que no estemos viendo día a día. Joder, es que esto es [la actualidad] o para reírse o para llorar en una esquina. Las películas cuanto más natural sean, más creíbles. ¿Qué sería creíble? Que la sociedad se viera reflejada en la película. Tenemos a Santiago Segura, que es un lince, haciendo películas con niños y abuelos. Pero como se han preocupado de hacer dos tendencias, descaradas, desgarradas, otra vez un enfrentamiento entre hermanos siendo un país tan solidario… Hay que hacer algo que relaje, que distraiga, que divierta. Que salgas del cine y digas: qué bien lo he pasado.

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-Bárbara Rey, que trabajó con usted en 'Onofre' (1974) y 'Virilidad a la española' (1975), está ahora está en el foco mediático por todo lo que le está pasado con el Emérito.

-Por todo lo que le pasó [risas]. Bárbara fue uno de los primeros desnudos que se vieron en el cine. Y a pesar de lo que pueda parecer, esas escenas se rodaban con el mínimo de personas. Sin violencia. Había una fórmula para tener ese respeto: en el ensayo, nos frotábamos los dorsos de las manos, para que se convirtiese en una piel amiga.

-En la pasada edición de los Goya tuvo un emotivo recuerdo para Agustí Villaronga, el primer director que confió en usted para papeles más serios en 'Incierta Gloria' (2017) y 'Loli Tormenta' (2023). ¿Siente que han tardado mucho en tomarle en serio como actor serio?

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-A lo mejor es que yo no me he preocupado tampoco. Realmente me ven como actor cómico y yo me veo como tragicómico. Cuando se llega a cierta edad los cómicos pasamos al nivel tragicómico porque ponemos en escena experiencias vividas. Me gusta mezclar la lágrima de la risa con la de la congoja.

El tiempo apremia. Esteso tiene una recepción con el alcalde de Benalmádena y le había prometido que era la última pregunta, pero como buen periodista incumplo mi palabra. Esteso recoge la broma y suelta: «Pues yo te he dicho que te iba a contestar, pero no te contesto». Y luego contesta.

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-¿Con qué sueña Fernando Esteso hoy?

Con seguir vivo y poder ser un referente para todo actor que comience. Así que hay que comportarse.

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