La vanguardia de Barceló irrumpe en Salamanca
El artista instala 80 obras en cuatro espacios históricos de la ciudad, la mitad de ellas nunca exhibidas
DANIEL BAJO
Viernes, 28 de abril 2017, 00:54
El VIII Centenario de la Universidad de Salamanca ya está en marcha. Si Cecil B. DeMille decía que una película debía empezar con un terremoto y de ahí hacia arriba, la institución salmantina ha cumplido con ese mandamiento. Miquel Barceló llegó, vio y venció.
El artista mallorquín presentó ayer la exposición El arca de Noé acompañado por el rector de la Universidad de Salamanca (USAL), Daniel Hernández; el alcalde de la ciudad, Alfonso Fernández Mañueco; el comisario de la muestra, Enrique Juncosa; y el director general territorial centro de Mapfre, Siro Giralda. Barceló es uno de los artistas españoles con más reconocimiento mundial. La exposición, organizada por la USAL y patrocinada por Mapfre, consta de 80 piezas, la mitad de las cuales nunca se habían expuesto antes en público. De hecho, hacía siete años que Barceló no presentaba una muestra de estas dimensiones.
El arca de Noé estará abierta hasta el 1 de octubre y consta de esculturas, pinturas, dibujos y performances repartidas por el Colegio y la Hospedería de Fonseca, la Plaza Mayor, el patio de Escuelas Mayores y la Plaza de Anaya. Cuatro escenarios que en realidad son uno. Según explicaba ayer Enrique Juncosa, «la intención es que no hubiera una exposición más importante que las otras», sino que entre las cuatro formasen un todo. El propio Barceló visitó varias veces la ciudad para estudiar qué obras encajarían mejor en ella. Según sus palabras, «todos los lugares intervenidos tienen su propia impronta. No son neutros». Y eso es lo que le gusta y lo que quería, «que la memoria de los lugares» también se deje sentir. Y puso el ejemplo del Gran Elefante de la Plaza Mayor, que «queda muy bien» y «parece que siempre ha estado ahí». Por lo pronto se ha convertido en la seña de identidad de la exposición y no pasa un día sin que vecinos y turistas lo fotografíen.
El arca de Noé es la pieza que da nombre a la exposición y se expone en la capilla de Fonseca. Se trata de un imponente cuadro de cuatro por seis metros de una serie de naturalezas muertas que puede interpretarse, según el comisario de la obra, como «una metáfora de la pintura como aventura y tabla de salvación». El arca de Noé estuvo «varios años» en el taller de Barceló y debe su nombre a las parejas de figuras que aparecen en ella. El gran cuadro comparte espacio expositivo con 18 piezas elaboradas en arcilla. En la Hospedería anexa, por otra parte, se exhiben dos vídeos de sendas performances de Barceló y una colección de lienzos abstractos, naturalezas muertas, formas luminosas y varias pinturas en relieve que recuerdan al arte rupestre. En realidad es arte «intemporal» ejecutado con técnicas tradicionales.
La siguiente parada de la visita son las Escuelas Menores. En el patio se exhiben 14 Allumettes, un bosque de cerillas usadas forjadas en bronce de tres metros de alto y una tonelada de peso cada una. Según el comisario de la muestra, las piezas tienen «una integración perfecta» con el patio y «costará mucho que queden igual de bien en ningún otro sitio». En cuanto a su interpretación, remiten a lo efímero y transitorio de la vida, que brilla y arde como una cerilla.
La sala de muestras del patio de Escuelas Menores guarda otra de las piezas de la colección: 26 acuarelas pintadas entre 2001 y 2003 para ilustrar La Divina Comedia, de Dante. Una vez más, el sitio eligió la obra, ya que a pocos metros está la sede histórica de la Usal y su biblioteca repleta de incunables. Las acuarelas resumen el tránsito de Dante por el infierno, el purgatorio y el paraíso.
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