
Catherine Abbot
Martes, 16 de febrero 2016, 00:32
Un lote de 79 obras maestras de Picasso, valoradas en unos 300 millones de euros y que pesan 1.050 kilos, permanecen almacenadas en depósito francos de Ginebra desde octubre de 2012, fecha en que Catherine Hutin-Blay, hijastra del artista, las enviara allí desde Francia, según informa el diario suizo Le Point. Varios famosísimos y valiosos retratos de su madre, Jacqueline Picasso, última mujer del pintor, están entre las obras que llevan más de tres años en el depósito, un lugar que funciona no sólo como punto de entrada de mercancías a Suiza sino también como centro logístico de almacenaje.
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Hija del primer matrimonio de Jacqueline Picasso, Hutin-Blay (67 años), heredó tras el suicidio de su madre, en octubre de 1986, más de un millar de cuadros del pintor, así como centenares de grabados, esculturas y un importante patrimonio inmobiliario. El célebre retrato Jacqueline con traje turco, valorado en 35 millones de euros, y favorito de la viuda de Picasso, es una de las obras que duermen desde hace casi cuatro años en «la otra caja fuerte suiza», según informó el digital suizo Agefi.
Otras visiones de la madre de la heredera pintadas por Picasso, como Jacqueline sentada en la mecedora, estimada en treinta millones de euros, y Jacqueline con las piernas cruzadas, valorada en diez, figuran igualmente en la lista suiza.
Le Point dice no comprender «tanto misterio, pues los cuadros de Picasso fueron enviados normalmente, acompañados de sus documentos aduaneros y licencias de exportación». La personalidad de su dueña da al caso una dimensión particular, entre otras razones porque, recuerdan los medios, Hutin-Blay siempre se ha presentado como una coleccionista y no como una mujer de negocios interesada por el dinero, y menos aún, como alguien capaz de alejarse de golpe de importantes retratos de su madre.
«No revendo obras a menos que me vea obligada», indicaba en Le Parisien en julio de 2013 la hija de Jacqueline Roque, quien en 2015, recuerdan los medios, en relación con una denuncia de robo que ella misma había presentado, aseguró que le sería imposible separarse de una representación de su madre.
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El gabinete de abogados que la representa, Bochatay-Fasel-Tsimaratos, no quiso pronunciarse al respecto alegando la existencia de un proceso penal abierto en Francia y el necesario secreto de instrucción, aunque, resalta Le Point, dicho procedimiento no tiene relación con las obras enviadas a Suiza.
La investigación en cuestión fue iniciada en marzo de 2015 por robo, receptación y estafa sobre la base de la querella presentada ese mismo mes por Hutin-Blay, quien denunciaba la desaparición de su residencia de Mougins de un cuadro de Rembrandt de 1656, LHomme au casque dor, y dos retratos de su madre hechos por Picasso en 1957, dos guaches que fueron a parar a manos de un oligarca ruso que ahora los ha devuelto. Para Le Point, Hutin-Blay, residente en París, habría decidido expedir cuadros tan prestigiosos a Ginebra para aprovechar las posibilidades que ofrece Suiza para venderlos con discreción.
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