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«En España hay pocos libreros y muchos dependientes»

El librero Pepe Guerrero asegura que para él es una «satisfacción que el libro electrónico no funcione. Amo el papel»

Miguel a. oeste

Domingo, 21 de diciembre 2014, 20:01

Es el librero activo más antiguo de Málaga. En 1968, con solo catorce años, Pepe Guerrero empezó en la Librería Ágora de la calle Trinidad Grund. Poco después pasó a la librería Prometeo, que había fundado Francisco Puche en 1967. Recuerda que fueron años estimulantes y que con la llegada de la democracia y la universidad la librería fue creciendo y afloraron otras. Aun hoy, después de cuarenta y cinco años, sigue en el mismo lugar, entre libros, captando los intereses de los lectores que visitan el establecimiento, y se considera un privilegiado por ello, por la ausencia de móvil, porque, como afirma detrás del mostrador de Proteo, su vida es más completa después de todas las lecturas que lleva en el cuerpo.

Después de cuarenta y cinco años entre libros ya los respirará.

(Risas) Sí, ya no respiro oxígeno, respiro tinta y papel. Pero estoy deseando llegar a casa para continuar leyendo. Es mi patología.

Desde Proteo, cómo ha vivido los cambios que se están produciendo en la última década.

Mire, para mí el cambio fundamental se produjo en 1989, cuando se introdujo el ordenador. Antes, el ordenador era el cerebro del librero, su memoria. El librero tenía en su cabeza toda la librería y cuando alguien venía buscando un libro sabía en qué estantería estaba. Ahora, con el ordenador esto se ha perdido, aunque las computadoras también fallan.

¿Qué cualidades debe tener un buen librero?

La obvia: que lea. Hoy, en España, hay muchos dependientes y muy pocos libreros.

Sigrid Kraus, editora de Salamandra, afirma que: «En España el librero padece una gran soledad».

Tiene relación con la anterior, porque yo he conocido gente que trabajaba en una librería pero que les daba igual vender patatas que libros. Y también a que tanto el editor como la administración deberían ser respetuosos con el cauce del librero y no puentearnos.

¿A qué se refiere?

A que el editor vende directamente y la administración compra directamente. Y de ese modo nos hace un flaco favor a las librerías. Como dice el refranero español que es muy sabio: «Zapatero a tus zapatos».

Cada vez quedan menos librerías y hay opiniones de que dentro de cincuenta años desaparecerán.

Estoy en contra drásticamente. Quizá se modifican y se reduzcan, pero siempre estarán ahí.

De hecho el modelo de librería ya se está modificando, ahora es frecuente que en una librería puedas tomar café, vino u otra cosa

Sí, es verdad, hay que adaptarse. Ahora hacemos más actividades que hace quince años, que sólo nos dedicábamos a vender libros.

¿Qué cosas hacen?

La crisis ha provocado una reacción. Hacemos lecturas, encuentros con escritores, presentaciones, salimos a las presentaciones, tenemos un club de lectura muy activo, y siempre estamos ideando actividades. Pero lo hacemos nosotros y cualquier librería, porque son lugares de encuentro, muy dinámicos.

Desde siempre el libro ha estado en crisis, que si la piratería, que si el libro electrónico, pero no será que la gente cada vez tiene menos poder adquisitivo

Estoy de acuerdo. Desde el 2008 para acá se ha notado mucho que el poder adquisitivo de la gente ha bajado. Y es lógico, primero las cosas del comer, luego las del saber.

Cuando llegó el libro de bolsillo se pensó que iba a ser un boom.

Con la crisis se pensó que el libro de bolsillo iba a sostener y mejorar el mercado, pero no ha sido así. También ha caído su venta.

Tampoco el libro electrónico termina de funcionar.

Para mí es una satisfacción que el e-book no funcione. Amo el papel y lo considero un pequeño triunfo.

Pero el e-book acabará imponiéndose.

Tal vez, pero no creo que yo lo vea.

¿Se acercan muchos políticos por la librería?

Hoy en día es muy, pero que muy raro. En la época de la transición y en los años ochenta venían muchos. Era habitual que se acercaran concejales y, por ejemplo, cuando estuvo Alfonso Guerra de visita en Málaga, vino a la librería.

¿No cree que la actitud de los gobiernos en materia de educación está ligada al fracaso lector?

Sin duda, es un fracaso rotundo.

No tiene móvil. ¿Cómo se relaciona con las nuevas tecnologías?

Por imperativo legal. Para mí, es un lujo no tener móvil. Me siento un privilegiado. Si alguien me quiere localizar me llama a casa o a la librería; si salgo a pasear o a hacer otra cosa no quiero que me llamen.

¿Cómo les afecta que las grandes superficies comerciales vendan los best seller?

Pondría su pregunta en pasado, porque ahora ni las grandes superficies venden best seller.

¿Nunca le ha entrado el gusanillo de escribir?

No, por favor. Tengo tanta lectura en el cuerpo que no me atrevería a escribir.

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