«Me denunció por despecho porque no quise tener más sexo con ella en el hotel»
El taxista acusado de violar a una clienta británica que se encontraba ebria dice que las relaciones fueron consentidas
Los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga escucharon ayer los diferentes testimonios sobre lo ocurrido el 21 de junio de 2014. Entre ellos, presenciaron la declaración del taxista acusado de violar aquella madrugada a una clienta que llevaba en su vehículo, aprovechando su estado de embriaguez. El procesado aseguró que las relaciones fueron consentidas y que fue denunciado por despecho, ya que, según su versión, la mujer quería tener más sexo en la habitación del hotel y él se negó.
El taxista, de 35 años, indicó que estaba en la parada de plaza Solymar de Benalmádena cuando se subió la clienta al vehículo. Se trata de una británica que se encontraba pasando unos días de vacaciones en la Costa del Sol. El acusado insistió en que la mujer iba ebria, ayudada por unas amigas que la sujetaban del brazo para subirse en el taxi. Aseguró que, durante el trayecto al hotel Bali, en el que se alojaba y al que le pidió que la llevara, se insinuó: «Me dijo que quería sexo en inglés».
Reconoció que, al principio, dudó, pero que acabó aceptando la propuesta. «Fuimos a un lugar retirado y allí mantuvimos relaciones», afirmó el procesado, quien insistió en que en todo momento fueron consentidas.
«Cuando acabamos ella quería más», añadió. Siempre según la versión que aportó en la Sala, ella le pidió que subiera a la habitación del hotel. Al llegar al destino, señaló que ella continuó de forma insistente realizándole el ofrecimiento, aunque él no accedió.
«Fue por despecho, porque no quise subir a la habitación con ella, por lo que llamó a la policía. Creo que fue por eso, porque no quise seguir con las relaciones», concluyó.
A través de videoconferencia y auxiliada por un traductor, también declaró la denunciante. Expuso que estaba tomando unas copas con unas amigas y que, a la hora de marcharse a casa, cogió un taxi porque le habían dicho que era peligroso volver al hotel andando. Manifestó que se subió en el vehículo y que, durante el trayecto, el taxista se metió en una urbanización situada en Torremolinos. «Paró el coche, cerró las puertas, se pasó a la parte de atrás desde el interior del vehículo, me agarró de los brazos y me violó», relató.
Asimismo, aseveró que chilló y pataleó para intentar zafarse del taxista. Tras supuestamente agredirla sexualmente, continuó, el hombre la llevó hasta las inmediaciones del hotel y abrió las puertas para que pudiera salir. Finalmente, según precisó, llegó a la recepción y llamó a la policía junto con el recepcionista.
Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía también explicaron como se llevó a cabo la actuación. Indicaron que la detención se realizó gracias a unas grabaciones en las que se aprecia el modelo y la marca del vehículo, que dieron pie a unas indagaciones que acabaron con el arresto del sospechoso.
Por su parte, el forense aseguró que las lesiones que presentaba la mujer, como hematomas con la forma de los dedos de las manos en la cara interior de un brazo o en una herida en la vagina, eran compatibles con una agresión sexual. Además, precisó que la denunciante se encontraba «en un estado marcado de embriaguez».
Tanto la Fiscalía como la defensa del procesado realizaron sus exposiciones finales. Para el representante del Ministerio Público existen indicios más que suficientes, como las lesiones o el estado de embriaguez que presentaba la turista, para que los magistrados condenen al procesado a los 13 años de prisión que pide para éste. «El estado en el que se encontraba no le permitía consentir ningún tipo de relación. Además, las lesiones muestran el acto de violencia», argumentó entre otros aspectos.
La defensa
La defensa pidió la absolución. El letrado insistió en que la mujer incurrió en numerosas contradicciones durante sus declaraciones, afirmando que ha ofrecido varias versiones diferentes. Por ejemplo, aseveró que el vehículo del taxista no se puede cerrar desde el interior.
Sin embargo, la prueba a la que más se agarra la defensa es a las grabaciones de vídeo. El abogado dijo que en ellas se ve llegar el vehículo al hotel, tras lo que transcurren 78 segundos hasta que se abre una puerta. Con ésta abierta, continuó, pasan otros 46 hasta que la denunciante se baja del taxi: «Sin embargo, ella cuenta que sale corriendo hacia la recepción y los policías afirman que se la ve tranquila».
Ahora serán los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial malagueña los que tengan que decidir sobre este caso. El juicio quedó visto para sentencia.
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