De Piper's a Century On
Las noches de fiesta de los últimos 40 años tienen una cronología que procede de las distintas discotecas de la provincia que han ido marcando a cada generación
Iván Gelibter
Sábado, 8 de agosto 2015, 00:05
La discoteca Pipers tenía una avioneta colgada en el techo. Ese el recuerdo que más asalta, como un resorte, a todos aquellos cuya juventud y entrada a la edad adulta tuvo su razón de ser en la histórica sala de fiestas; lugar al que muchos llegaron a calificar como la mejor discoteca de España. Desde 1967 hasta su cierre, Pipers fue uno de los grandes motores que hicieron de Torremolinos un espacio de referencia para la vida nocturna de la provincia.
Entonces, en aquellos años, la estructura de la noche era bien distinta. No existían los botellones institucionalizados como tal; quizá el alcohol fuera incluso menos importante que ahora. Además, la cuestión de bailar tenía una acepción más cercana al concepto acádemico que ahora. La noche estaba dividida en según qué estilo, y las parejas y sobre todo las personas que andaban en su búsqueda desesperada, ansiaban que llegara el momento de los lentos, cuando la canción se tranquilizaba y los cuerpos se pegaban, entreviendo, a lo mejor, de qué forma podía acabar todo aquello. El locutor y Dj, Javier Arquimbau, contaba en este mismo periódico cómo era la experiencia de esta sala desde su punto de vista. «Recuerdo subir a la cabina de Pipers y empezar a oír cómo rugían esos motores. El sonido más auténtico y limpio que he conocido. Con aquellas enormes cajas de subgraves, miles de vatios, una ecualización exquisita, la iluminación espectacular de antaño, esas pistas elevadizas, su decoración sin par...».
Más de 40 años después de su apertura, ahora es Century On la sala que ha recogido el último testigo de Torremolinos. Bajo una selección de buenos artistas de House y con cierto aire comprometido con el colectivo LGTB, esta discoteca ya está consolidada como la apuesta local más importante, aunque para entonces pasaron, en medio de todo ello, la Palladium y la Passion que antes fue Splash y antes aún Atmosphere, y que cada una de ellas fue escribiendo el relato de una generación concreta. En Málaga capital no había mayor triunfadora que la archiconocida Bobby Logan, exitosa hasta su cierre en los años 90. Como en todos los casos, el título de discoteca mayor lo tuvo que heredar algún otro espacio, en este caso el Andén, en la plaza Uncibay, que aún hoy consigue llenarse pese a la gran oferta del Centro Histórico.
Aunque era Torremolinos el gran contenedor nocturno, Benalmádena y Puerto Marina también tuvieron sus años de gloria. Aún se mantiene, de hecho, en la plaza Solymar la imponente Disco Kiu; tres salas en las que aseguran mezclar salsa, reggaeton y house a partes iguales. Pero además, la Kiu, a principios de los 2000, llegó a ser un punto de encuentro de ambientes difíciles de mezclar, hasta el punto de que alumnos de varias graduaciones de colegios como el Cerrado de Calderón después de la correspondiente cena oficial acudían ávidos como una tradición no escrita a finales de mayo. Eso sí, los jueves eran de Puerto Marina y de salas como Coco Bongo, que se acompañaban en el ocaso de la velada con una porción de pizza de los callejones del Puerto.
En Marbella las cosas son diferentes. El cierre de Dreamers en la que llegaron a actuar DJs como Carl Cox hace ya un tiempo ha traído consigo un glamour digno de la ciudad en la que se halla, y ahora es la propia marca de moda Cavalli la que la gestiona esta elegante sala. Cualquiera podría decir que todo tiempo pasado fue mejor; que no había nada como Pipers o que en la Kiu es el lugar del mundo donde más se puede ligar. Aún así, cada generación tendrá siempre un trozo de sus recuerdos entre tarimas, flashes, y amores adolescentes.
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