Vuelos a motor para dibujar en el cielo la silueta de un huracán

Miles de decibelios en el aire, saltos acrobáticos que desafían toda lógica y muchas ganas de pasarlo bien. Esa es la fórmula que cada año convierte al Freestyle en uno de los acontecimientos del verano, en la cita más esperada por los amantes del motor y en el espectáculo que deja las fotografías más impresionantes. Los melillenses han respondido de nuevo a la llamada asistiendo de forma masiva a una Plaza de Toros que casi se llena hasta la bandera, comportándose de forma respetuosa y participando de forma muy activa. Los organizadores demostraron otra vez que, para mantener vivo un proyecto, hay que mejorarlo edición tras edición, añadir nuevos alicientes que sorprendan a los aficionados. Eso es lo que ocurrió el viernes, cuando a las expertas motos se unieron también las más que voluntariosas bicicletas o cuando uno de los quads dibujo en el cielo un 'backflip' que dejó a la grada con la boca abierta y el corazón encogido. Desde la rampa clavada en el albero se describieron todo tipo de trayectorias, se ensayaron los saltos más inverosímiles y se desafiaron las leyes de la gravedad. El 'speaker' hizo a la perfección lo que se esperaba de él: animar al respetable, agitar a las masas, controlar los tiempos y darle alas a una prueba que desde hace ya mucho tiempo camina sola. Huracán Producciones ha sabido explotar esta auténtica mina y gestionar un éxito buscado, alcanzado y merecido.