
ALICIA GARCÍA DE FRANCISCO
Viernes, 11 de septiembre 2009, 03:40
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El veterano actor Omar Sharif fue ayer el protagonista de la Mostra de Venecia, donde, a sus 77 años, presentó una película a competición, 'El Mosafer' ('The traveller'), y dio toda una lección de dignidad y profesionalidad. Sharif, que interpreta al protagonista de la película, Hassan, en su vejez, demostró que el paso de los años no tiene por qué ser un proceso amargo para las estrellas cinematográficas. «En la vida he borrado todas las cosas de mi pasado. He llegado a una edad importante. Puedo decir cosas que quizás ustedes algún día podrán llegar a decir», afirmó el actor egipcio.
A sus casi 78 años, como él mismo precisó, considera que «mirar hacia el futuro es cosa de jóvenes» mientras que «pensar en el pasado no tiene sentido». «A mi edad, una persona debe vivir cada instante presente porque para mí cada instante es el último de mi vida. No sabes cuánto tiempo más tienes y hablar del pasado es inútil», confesó el actor sin ningún tipo de lamento.
Nominado al Oscar al mejor secundario en 1962 por 'Lawrence of Arabia', Omar Sharif ha participado en numerosas películas, como 'Genghis Kan' o 'Funny Girl'. Pero es, sin duda, su papel de Yuri Zhivago en 'Doctor Zhivago' (1965) el que le dio una enorme popularidad y le permitió alcanzar un cierto estatus en el Hollywood de la época. Sin embargo, ayer reconoció sin pudor que en su vida profesional ha tenido siempre «mucho miedo».
«En 1961 llegué a Hollywood con 'Lawrence de Arabia' y era el único actor árabe que trabajaba allí en un mundo en el que los productores eran en su mayoría judíos», explicó. Su situación era complicada porque en función de lo que hiciera estaría mal visto en Egipto o en América. Sharif prefirió no protestar por ese trato injusto para no cerrarse las puertas del cine y vivía «con modestia y con miedo» y aceptaba todo lo que le ofrecían aunque no le gustara.
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Una vida nómada
Esos inicios le llevaron a tener una vida muy nómada. «Soy el único actor del mundo que no tiene un centro de vida», afirmó hoy. «Vivo en los hoteles y como en restaurantes. No tengo casa, no tengo hogar» y, agregó, «desde 1966 no he vivido con una mujer en una casa».
Una vida dedicada al cine que, sin embargo, no le hace verse a sí mismo como una celebridad. «Durante cinco años viví en Hollywood y mi vecino era Elvis Presley. No pensaba que yo era alguien por tenerle de vecino. Él sí era una estrella». La ausencia de protagonismo le lleva a aceptar los papeles que le gustan sin importarle si son o no el principal. Es el caso de 'El Mosafer', la historia de tres días en la vida de Hassan, en 1948, 1973 y 2001. Sharif interpreta la vejez del personaje, en 2001, su reencuentro con un nieto al que no conoce y el momento en el que asume sus responsabilidades familiares. Él es el único interés de una ambiciosa historia con un planteamiento excesivamente simple.
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El soplo de aire fresco lo puso 'Soul Kitchen', de Fatih Akin, una estupenda comedia que dejó un agradable regusto entre los dramas habituales de los festivales. La cinta recoge el testigo de películas como 'Deliciosa Martha' o 'Kebab connection', y se lanza al mundo de la gastronomía con una historia protagonizada por un joven propietario de un restaurante popular en el que la calidad de la cocina brilla por su ausencia.
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