La Orquesta Filarmónica cierra un ciclo con la marcha de Aldo Ceccato

Suenan dulces las primeras flautas, se incorpora la sección de viento y, al poco, aparece el violín solista. Una melodía suave acaricia los oídos. Un fondo triste. Quizá por casualidad, quizá con toda consciencia, Aldo Ceccato ha incluido en el programa del viernes y el sábado la 'Serenata melancólica' de Tchaikovsky. Una música que suena a despedida.

Porque el maestro italiano dice adiós pasado mañana a un periodo de cinco años al frente de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). Ha sido el director titular que ha permanecido más tiempo en el cargo en las casi dos décadas de vida de la formación musical. Así lo recuerda el gerente de la OFM Juan Carlos Ramírez, quien añade que Ceccato «ha marcado la diferencia con otros directores gracias a un repertorio que ha dejado una honda impronta en la orquesta».

Un repertorio en el que han ocupado un lugar de privilegio los autores adscritos al Romanticismo, una de las grandes especialidades -y debilidades- del director italiano. Como muestra, el programa de la OFM que concluye esta semana: comienza y termina con Tchaikovsky y por el camino han desfilado las composiciones de Rachmaninov, Bartok, Strauss, Mahler, Bartok o Shostakovich.

Nada más tomar la batuta de la OFM, Ceccato (Milán, 1934) ya dio pistas de por dónde quería que se encaminaran los pasos de la orquesta. Sus primeros programas estuvieron centrados en Beethoven. Con ello quería, primero, aprovechar su formación alemana (estudió allí durante 16 años), al tiempo que ofrecer «un estímulo» a los músicos y al público.

Ahí ha estado uno de los principales caballos de batalla de Ceccato durante estos cinco años: acercar la orquesta, la música culta en general, a la mayor audiencia posible. En ese interés se inscribe, por ejemplo, la participación de la OFM en iniciativas como el Festival de Música Antigua, cuya quinta edición comenzará en breve. Y al final de este lustro de Ceccato a la batuta de la orquesta, el número de abonados de la OFM se ha mantenido en torno a los 900 inscritos, según los portavoces de la OFM.

Ceccato -que no ha querido hacer declaraciones- llegó a la orquesta malagueña en junio de 2004. En realidad, ese fue su estreno oficial, ya que llevaba trabajando con la OFM desde meses antes, como aclara el gerente de la agrupación musical. Firmó un contrato de dos años, renovable por un año más. Acto seguido amplió su compromiso por dos años más y ahora llega la hora del adiós.

Un gran artista

«Cinco años se puede considerar un ciclo normal para un director artístico de una orquesta filarmónica», apostillaba Ramírez al hilo de la marcha del maestro italiano. Además, el gerente de la OFM destacaba ayer que Ceccato es, ante todo, «un grandísimo artista». Ramírez abundaba en su reflexión: «Hay directores que son auténticos 'obreros de la música', pero el maestro Ceccato es un verdadero artista».

Pese a esto, Ceccato ha sostenido con mano firme el timón de la OFM en estos cinco años. Nunca ha ocultado su exigencia: «Si un profesor de la orquesta quiere hablar, quiere comentar, quiere pedir algo, yo lo permito. Lo que no permito es que, cuando me paro para corregir algo, los músicos empiecen a hablar entre ellos. Me quitan la concentración. Eso no lo permito. En este caso no es un asunto de dictadura, es un asunto de profesionalidad, de educación, de comportamiento».

Esa mano firme surcará de nuevo las tablas del Cervantes el viernes y el sábado. Aldo Ceccato se despedirá así de su cargo como director titular de la OFM. Una velada dedicada a Tchaikovsky. El maestro italiano se ha referido a menudo a su «historia de amor» con la orquesta, con la ciudad. Y para decir adiós, llevará la batuta de 'Romero y Julieta'.