Gabriel Ramos, presidente de la Asociación de Peluqueros: «Un buen peinado puede ayudar a curar una depresión»

¿Lleva mucho con las tijeras en las manos?

Empecé a cortar el pelo hace cuatro décadas, cuando tenía 13 años. Mi padre tenía una pequeña barbería en el Perchel y desde entonces me he dedicado al mundo de la imagen.

Así que es usted perchelero

Me crié en el antiguo Perchel, en las casas situadas en lo que luego sería la prolongación de la Alameda. Crecí en una casita donde teníamos una alberca y hasta gallinas. Cuando pienso cómo ha cambiado toda la zona me da nostalgia, pero la ciudad tiene que crecer.

La peluquería ha cambiado mucho desde entonces

Han pasado muchas modas, las técnicas se han renovado y también el ambiente. Cuando empecé, la gente venía seis días a la semana a afeitarse a la barbería. La relación de mi padre con todos sus clientes era de amistad. Ahora cambian mucho de peluquero, sobre todo las mujeres. Los hombres son más fieles y pueden jubilarse junto a ti, pero a ellas les gusta más cambiar y prueban sitios nuevos.

¿Por qué se dedicó a la peluquería? ¿En el colegio aprobaba por los pelos?

Pues sí, era muy mal estudiante. Prefería jugar. Mi padre hubiese querido que fuera practicante, como mi abuelo. Pero descubrí mi vocación precisamente un año que suspendí muchas asignaturas y mi padre me castigó un verano con un profesor particular por las mañanas. Por las tardes tenía que ayudarle en el trabajo. Ahí fue cuando le dije que yo lo que quería era ser peluquero.

Ahora tiene dos peluquerías, pero nada tienen que ver con la que le dejó su padre.

Mantengo aún la peluquería de mi padre en la plaza de Doña Trinidad. Luego pusimos otra peluquería Gabriel en la avenida de la Aurora, mucho más moderna. Hay que renovarse o morir. Ahora ando casi retirado y mi hijo es quien se encarga de las dos.

¿Cuál es la parte más desagradecida de la peluquería?

Ninguna. Es un trabajo creativo. Cuando terminas de hacer un peinado difícil te sientes realizado. Lo que más me gusta es jugar con el color del pelo de la mujer. Pueden hacerse cosas preciosas y ves cómo les cambia la cara y se sienten más guapas.

¿Un buen pelo puede enamorar?

Es sin duda una de las partes más bellas de una mujer, junto a una piel cuidada e hidratada.

¿La imagen indica mucho del carácter de una persona?

Una persona con la piel y las uñas cuidadas y el pelo sano indica que se trata de una persona pulcra.

¿Los peluqueros tienen que ser un poco psicólogos?

Sobre todo aprendes mucho a escuchar, que es lo que quieren las clientas. Los hombres hablan menos en el peluquero. Con los años escuchas tantas historias que al final te permiten la licencia de ofrecer algún consejo. Además, muchas mujeres vienen a la peluquería cuando tienen el ánimo mal, como terapia para sentirse más guapas. Tienes que apreciar cuándo una clienta tiene problemas e intentar que salga lo más satisfecha posible, porque un buen peinado o un buen corte puede ayudar a curar una depresión.

¿Se dejan aconsejar sobre su imagen?

Depende del cliente. En la mayoría de los casos sí, sobre todo las chicas jóvenes, que están abiertas a investigar con su imagen y cambian más. Pero hay quien se siente satisfecho con su imagen y por mucho que le digas que estaría mejor con algún cambio, no escuchan.

Un peluquero puede mostrar más su maestría en los peinados para bodas. ¿Qué aconseja a las novias?

Yo les aconsejo que se hagan algo diferente porque es un día especial, pero desde luego guardando siempre la naturalidad de la mujer, para que no se sienta disfrazada. Por eso hay que hacer tantas pruebas antes de la boda.

Hemos hablado mucho de pelos ajenos, pero ¿qué me dice de los propios?

Lo cierto es que presumo de un buen cabello a pesar de mis años. De vez en cuando experimento con algunas mechas pero, en general, me gusta llevarlo blanco porque es más elegante. Pero, en verano, lo llevo natural porque el tinte blanco con la piscina se vuelve verde.

¿Rubias o morenas?

A mí una mujer con el pelo oscuro lleno de brillo y de vida me parece mucho más sexy. Pero es cuestión de gustos.

Muchas famosas marcan tendencias. ¿Cuál es para usted la 'celebrity' con mejor melena?

La de Penélope Cruz es una melena preciosa, con fuerza y muy mediterránea. En su época me gustaba mucho el pelo de Lola Flores. Lo llevaba muy cuidado.

¿Suelen tomarle el pelo?

¿Uf! Muchísimas veces. Soy demasiado confiado. Pero prefiero ser así a ir pensando mal de la gente.

¿No tiene pelos en la lengua?

Pues a veces me callo muchas cosas por no molestar. Con los únicos con los que no me corto un pelo es con mi familia.

¿Qué me dice del dicho 'el hombre cuanto más pelo '?

No es cierto. Los chicos jóvenes cada vez cuidan más su imagen y están empezando a depilarse. Y creo que es una moda que queda bien y va a continuar. Había muchos hombres con espaldas y pechos demasiado velludos que estaban acomplejados.

¿Qué me dice sobre la calvicie?

Hay que aconsejar al cliente e intentar frenar la caída, aunque en los hombres es algo genético. En las mujeres es algo más grave porque se sienten muy inseguras cuando pierden pelo y hay que ir inmediatamente al dermatólogo e investigar las causas, que suelen ser el estrés o la mala alimentación.

Pero en los hombres, la calvicie cada vez se lleva mejor.

Depende de la persona. Si está muy acomplejado, hay opciones como implantes capilares cada vez más avanzados. Pero a mí me encanta que a muchos les dé igual y decidan raparse y dejen a un lado las inseguridades.

No todo será la peluquería en su vida

Me gustan mucho las motos, aunque cada vez la cojo menos porque hace unos años tuve un accidente grave y volví a nacer. También me gustan los deportes, el flamenco y la lectura. No puedo dormir sin leer.

¿Qué libro tiene sobre la mesilla?

Estoy releyendo 'A sangre fría', de Truman Capote. Hay libros que me gusta retomar pasados unos años.