EN ALZA. Esteban González Pons en las pasada elecciones.
ESPAÑA

'Peter Pan' o 'Capitán Garfio'

Llega de refresco a la dirección del PP después de haber batallado contra los seguidores de Zaplana en Valencia

TEXTO: MAGIS IGLESIAS

Domingo, 11 de mayo 2008, 03:49

ESTEBAN González Pons fue el senador más joven de España en 1993, con 29 años, y vuelve ahora a la dirección nacional cuando ya peina canas. Es un aventurero de la política. Un diputado que ahora concita el consenso en su partido porque pertenece a una nueva generación más moderna aunque cuenta con pedigree acreditado porque mamó el 'aznarismo como portavoz en el Senado y secretario de Política Autonómica del PP entre 1999 y 2003. Es el hombre bueno y el desalmado a la vez. Porque es capaz de encandilar a sus potenciales votantes con su verbo florido, vive un romance indisimulado con los medios de comunicación, y dispone de recursos teatrales suficientes como para ilusionar hasta a sus deprimidos comilitones -tirios y troyanos lo querrían en sus filas-.

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Al mismo tiempo, es un peligroso enemigo político, especializado en zancadillas, entradas sucias y veneno a domicilio con el que mata a sus piezas suavemente. A su liderazgo innato y su capacidad de seducción añade una lengua tan afilada que hiere de muerte. Y si no que se lo pregunten a Eduardo Zaplana, una de sus víctimas, a la que abatió a base de mucha mano izquierda y maniobras en la oscuridad, en fiel servicio a su mentor Francisco Camps.

Por aquella pelea fratricida contra Zaplana y los 'zaplanistas' se dejó no pocos pelos en la gatera de su trayectoria política. Uno de los reproches que le hacen propios y extraños es que, mientras se enfangaba hasta el cuello en el empeño, relegó a un segundo lugar la gestión de las tres consejerías por las que pasó en el gobierno de la Generalitat Valenciana.

Una de sus películas favoritas es 'Piratas del Caribe' porque González Pons quiere ser 'Jack Sparrow'. Un 'Peter Pan' que nunca crece, un eterno e intrépido joven que se las sabe todas. Pero también puede ser el 'Capitán Garfio', según cuándo y según con quién. Lo sabe María Teresa Fernández de la Vega, que lo conoció como competidor implacable en las últimas generales. La vicepresidenta sufrió un auténtico calvario, lo que le valió a Pons el pasaporte para el nuevo cargo que ahora ocupará. Sin duda, estará dedicado a minar la imagen y la credibilidad de Zapatero. Sea lo que sea que ponga el cartel de su despacho en Génova, estará destinado a empeñarse a fondo para no dejar respirar al presidente del Gobierno.

Pons tiene una imagen distinta a la tradicional de los dirigentes de la derecha -es habitual de los vaqueros y la camisa blanca- y su vida familiar tampoco se ajusta a los cánones tradicionales. Está divorciado, tiene dos hijos y ahora espera el tercero de su segunda esposa, Pilar Bertolín.

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Si ahora aparece como tropa de refresco en la política nacional y un claro exponente del 'postaznarismo' es a causa de su paréntesis valenciano porque antes había crecido a la sombra del PP nacional cuando el régimen 'popular' alcanzaba su cénit y Aznar preparaba su salida de la política activa en la legislatura de la mayoría absoluta. Aunque con una acusada personalidad, Pons es un hombre de Camps. Ambos fueron amigos en la infancia y juventud, en el colegio de los Jesuitas y la facultad de Derecho de Valencia donde, con Gerardo Camps, formaban un trío inseparable que fue tentado por la política muy pronto. Los tres desembarcaron en Madrid como hombres de Zaplana que, por aquel entonces, era el todo poderoso barón autonómico valenciano. Cuando Camps le sustituyó en la Generalitat se llevó también a sus amigos.

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