Espanto ‘escorpión’ y lúgubre cena en las murallas de Melilla la Vieja

Casi cien comensales ataviados de vampiros, espectros, fantasmas, frankestein o de momias asistieron a la segunda edición de la Cena del Terror organizada por el Club Scorpio de Aventuras de la Trigótica Ciudad de Melilla el pasado sábado 16 de febrero. Lo que supone un total éxito de participación a juicio de los responsables del club.

Sobre todo para José Luis Mariscal , que lleva meses preparando la ambientación de las Cuevas, los efectos especiales, luces, decoración, electricidad, atrezzo y un sinfín de detalles más. Hay que felicitar a Fati y Aomar , responsables del ambigú y servicio de hostelería del club por el buen codillo y el osobuco servidos.

Como es preceptivo durante la cena se brindó por las esotéricas Mater Lacrymorum, Suspiriorum y Tenebrorum. La ubicación de las Cuevas de la Florentina resultó idónea porque están situadas frente a la entrada principal del Almacén del siglo XVIII donde está la sede del Club Scorpio en la primera Melilla urbanizada.

Jesús Sáez Cazorla, presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, comenta que el uso de los trescientos metros de galerías que cuentan estas cuevas tiene su especial atractivo ya que fueron utilizados como almacén de pólvora teniendo un especial protagonismo durante los cien días de asedio que padeció Melilla (1774-1775).

Resulta más que destacable la espectacular vistosidad de algunos de los trajes de las señoras, la ambientación de grupos como las momias y los fantasmagóricos espectros de blanco, sobre todo resaltar el cinematográfico aspecto de Rosalía con sus lentillas que le daban un impresionante efecto de ojos de vampiro.

Junto a la puesta en escena del ataúd, de los cementerios, del dormitorio de la Niña del Exorcista y de la bruja con su bola de fuego, el ilusionista melillense Jesús ofreció un ameno espectáculo de magia. Al final de la noche el baile de los vampiros en la zona disco dio por concluida la terrorífica velada.