Aumentan las denuncias de clientes insatisfechos con operaciones de estética

Hace una década, casi nadie se atrevía. Hoy en día, desde adolescentes hasta personas mayores pasan por el quirófano para cambiar aquello que no les gusta de su físico. Pero el resultado no es siempre el que esperaban.

El boom que experimenta desde hace años la cirugía estética ha provocado, por extensión, un aumento de las denuncias contra los especialistas. Mientras que hace una década eran casi inexistentes, en la actualidad, los casos que llegan a la vía penal rondan la quincena al año, estima el director del Instituto de Medicina Legal de Málaga, Antonio García de Gálvez. «Si a estas se suman las reclamaciones por ortodoncias -que también tienen un componente estético- se puede llegar a una treintena al año», añade.

El caso más extremo es el de la mujer malagueña de 52 años que falleció el martes en Buenos Aires tras someterse a una operación en las mamas en una clínica local. La Justicia argentina ha abierto una investigación al estar considerada una «muerte por causa dudosa».

Málaga suma ya dos fallecimientos por este tipo de intervenciones. El más reciente data de octubre de 2005. La primera dama de Nigeria, Stella Obasanjo (59 años), falleció en una clínica marbellí tras someterse a una operación de estética, concretamente a una liposucción.

El papel de los forenses en estos casos es realizar un informe pericial, a instancias del juez que investiga el caso, para determinar si ha habido mala praxis médica. «Unas veces se trata de un primer examen para comprobar si la denuncia tiene fundamento, y en otras ocasiones, se nos encarga un estudio más a fondo, en el que hay que investigar múltiples aspectos, como la historia clínica», explica.

La diferencia de la cirugía plástica respecto al resto de intervenciones es que, en la primera, se exige un resultado. Por eso, es obligatorio tomar fotografías del paciente que reflejen el antes y el después.

Factor psicológico

Según el doctor Juan Antonio López, miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética, estas operaciones arrastran un factor que distorsiona el resultado, que es el psicológico. «En estética, cada persona se inventa un resultado, pero las técnicas son las que son, y se obtiene uno concreto. Algunos te dicen luego que si lo llegan a saber no se hubiesen operado», apostilla.

El director del IML discrimina dos grupos de reclamaciones: por disconformidad con el resultado y por problemas cínicos. Entre las primeras, las más comunes son las derivadas de operaciones de mamas y, en menor medida, de la nariz. Las segundas se refieren a problemas con la anestesia o a infecciones por rechazo de las prótesis.