
TEXTO: ALMUDENA NOGUÉS
Jueves, 22 de noviembre 2007, 03:27
EN burro o a pie. A principios del siglo XX, los habitantes de las entonces pequeñas localidades del Valle del Guadalhorce vivían prácticamente incomunicados sin otras alternativas para desplazarse. En este contexto, la llegada del ferrocarril fue todo un hito. Ocurrió el 6 de julio de 1913. Aquel día, que sólo recuerdan los más veteranos, empezó a humear la línea que durante medio siglo unió Málaga con Coín. Hoy, 94 años después, el ronroneo de esas locomotoras, que antaño resonaba a lo largo de 38 kilómetros de vía, ha sido silenciado por el olvido. Un proyecto de investigación pretende ahora rescatar los retales de una infraestructura que cambió la vida de muchos malagueños, propiciando toda un revolución social.
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El profesor de Geografía e Historia Carlos San Millán y Gallarín lleva meses trabajando para lograr desempolvar la historia de este tren. La línea despertó su interés el pasado mes de agosto, cuando el investigador conoció a Francisco Farfán Manzanares, uno de los capataces de vía y obra que trabajó en la estación de San Pedro de Menaya.
Gracias a las conversaciones con el operario y a su peregrinaje por distintos archivos históricos (entre ellos, el ferroviario, el de Fomento o el de la provincia) San Millán ha podido reconstruir algunas de las claves del funcionamiento de la desaparecida conexión férrea que, según subraya, «agilizó las comunicaciones y propició el desarrollo económico al propiciar el flujo de productos.
La creación de la línea Málaga-Coín fue otorgada por Real Orden de 30 de marzo de 1905 a José Najel, según el libro 'Crónicas de Coín'. Después de más de ocho años de obras, el trazado fue inaugurado en verano de 1913.
Acontecimiento histórico
Aquel día, constituyó todo un acontecimiento que movilizó a cientos de vecinos, como recoge la fotografía de esta página, publicada en su día por La Unión Mercantil. La información recopilada por San Millán señala que el recorrido partía del Puerto de Málaga y pasaba por San Julián, Churriana, Alhaurín de la Torre, San Pedro de Menaya, Alquería, Alhaurín el Grande y Vallehermoso hasta llegar a su destino: Coín. El coste del bilete oscilaba entre las 2,5 pesetas para los asientos en segunda clase y las 3,30 para los de primera. El ferrocarril tenía tres tipos de trenes(uno de mercancías y viajeros, otro para transportar el correo y otro mixto). Las locomotoras pesaban 23 toneladas y trabajaba a once atmósferas de presión. Su velocidad máxima era de 42 kilómetros por hora, aunque en zonas llanas llegaba hasta los 60. A bordo de cada tren iban un maquinista, un fogonero, encargado de la caldera, y un revisor. Un equipo al que se sumaba un mozo que revisaba las estaciones, de un metro de ancho.
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Toda esta maquinaria cayó en desuso en mayo de 1965, cuando la Compañía Ferrocarriles Suburbanos inició su desmantelamiento. Según San Millán, la llegada de los Portillo, con billetes más baratos, propició la extinción de esta línea. Varios vagones se los quedó La Azucarera y otro, detalla San Millán, el Parque de Atracciones Tívoli. El profesor presentará hoy su investigación dentro del VI Ciclo de Conferencias de Alhaurín de la Torre, a las 19.30 en el Centro Cultural 'Vicente Aleixandre'.
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