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DESÉRTICO. Imagen del pantano de La Viñuela, que muestra evidentes signos del fuerte descenso de las reservas. / EVA GUZMÁN
MÁLAGA

Málaga acaba su tercer año de sequía bajo la amenaza de las restricciones

Pese a un ligero repunte respecto a 2006, las precipitaciones vuelven a quedar por debajo de la media histórica y dejan los pantanos al 25%. La falta de obras complica el horizonte si el otoño no es muy lluvioso

MANUEL BECERRA

Lunes, 1 de octubre 2007, 14:18

Tormenta con lluvias torrenciales y hasta con el dañino pedrisco. Hace una semana, muchos pensaron que el fin de la sequía estaba cerca. Nada más lejos de la realidad, ya que esas lluvias apenas dejaron 45 litros por metro cuadrado de media en la provincia, que sigue pendiente del cielo, bajo la amenaza del desabastecimiento. En pleno siglo XXI, Málaga continúa la evolución de las estadísticas de lluvia sabiendo que son la clave para que el agua salga del grifo. Tres años consecutivos de sequía han llevado la situación al límite. Sin alarmismos: si no llueve en abundancia los próximos meses, los pantanos, la principal fuente de abastecimiento, estarán vacíos dentro de un año.

Ayer se cerró el año hidrológico 2006/07. Pese a la mala situación de los siete embalses malagueños, que contienen en total apenas 150 hectómetros cúbicos (la cuarta parte de su capacidad total), las lluvias desde el pasado 1 de octubre han sido más abundantes que el ejercicio anterior. En total, se han recogido de media en la provincia unos 460 litros por metro cuadrado. El año hidrológico 2005/06 fue menos lluvioso, con 402 litros, pero aún peor fue el 2004/05 (362 l/m2).

¿Cómo se explica que el año pasado, habiendo llovido menos, los embalses estuvieran en estas fechas al 29%, y este año se encuentren al 25%? La explicación es fácil, a la vista de las series estadísticas de precipitaciones anuales: «Llueve sobre mojado», en este caso, llueve sobre seco. Y es que Málaga termina su tercer año de sequía con registros pluviométricos por debajo de los habituales (658 litros por metro cuadrado como media histórica, según datos de Cuenca Mediterránea Andaluza).

Merma progresiva

No se trata de que el verano haya sido poco generoso, algo habitual, sino de una merma progresiva de las reservas de los embalses. De hecho, cuatro de los siete pantanos malagueños están en porcentajes de almacenamiento ridículos, y dos vacíos a efectos de abastecimiento. Están agotados El Limonero y la recién inaugurada presa de Casasola, que suman cinco hectómetros; Guadalteba y Guadalhorce (este último con el añadido de que su agua está salinizada) superan por poco los 15 hectómetros cada uno, mientras que Conde del Guadalhorce guarda sólo 23 hectómetros cúbicos (hm3)

En este sombrío panorama, dos presas, La Viñuela y La Concepción, son auténticos seguros de vida para el abastecimiento de la mayor parte de la población de la provincia, residente en la franja litoral. La primera es en estos momentos la que almacena más agua (51,4 hectómetros), más de un tercio del total. Sin embargo, su porcentaje de llenado, el 30%, empieza a ser preocupante tras esa secuencia de tres años de sequía (hace un año estaba al 50%).

El otro embalse que asegura el agua en Málaga, especialmente en la costa occidental, es el de La Concepción, cuyo vaso comparten Marbella e Istán. Esta presa sólo tiene 56 hectómetros de capacidad, pero se encuentra casi siempre llena gracias a los aportes del trasvase de los ríos Guadaiza, Guadalmina y Guadalmansa, construido en 1995.

La penosa gestión que los últimos gobiernos han hecho del agua en Málaga es la causa final de que La Concepción sea protagonista habitual del 'espectáculo' de caudalosos desembalses al cauce del río Verde, sobre el que se asienta esta presa, y de ahí, al mar. La Concepción está al 67%, con 37 hectómetros, y ha sido una pieza básica, con la desaladora de Marbella, para que los dos últimos veranos no hayan reaparecido las restricciones.

Pese a algunas medidas adoptadas los últimos años, sobre todo por parte de la Junta de Andalucía, ya que el Ministerio de Medio Ambiente no ha hecho ninguna gran obra de abastecimiento en cuatro años, Málaga vive de las rentas en la gestión de la sequía que castigó a Málaga entre 1991 y 1995. Aquel periodo de 'metasequía' concluyó a finales del 95, el 4 de diciembre de 1995, con las reservas al 4,4% del total, con 11 hectómetros cúbicos en los pantanos de la provincia.

Tubería de La Viñuela

Cuando las restricciones ya afectaban a la capital, media docena de municipios del litoral y otra larga lista de pueblos y núcleos del interior, con los pozos agotados, el Gobierno se puso manos a la obra y construyó la tubería de 38 kilómetros entre La Viñuela y Málaga. También culminó la citada conducción de trasvase para disparar los aportes al pantano de La Concepción y puso en marcha un ambicioso plan de pozos, como los de Serrato.

Desgraciadamente, 13 años después Málaga está peor que en 1995. Aquellas inversiones (120 millones de euros), es decir, 20.131 millones de pesetas de hace más de una década, no han tenido continuidad. Aquellos proyectos, incluso los hechos de forma sui generis como la planta de desalinización marbellí, en la que el Ejecutivo hizo la vista gorda y no interfirió para que Jesús Gil la construyera, han sido rentables al máximo. Han impedido hasta ahora el desabastecimiento, pero tienen un límite. Mucho más, con el incremento de la demanda de agua en la provincia, que hace necesario contar con infraestructuras como la segunda desaladora (prevista entre Mijas y Fuengirola); la conducción Cerro Blanco-El Atabal, para aprovechar recursos inexplotados del río Grande; y otras actuaciones como el recrecimiento de La Concepción y el aumento de la tubería de trasvase desde ese embalse hasta Málaga.

Metasequía

Desde la última metasequía sólo se ha hecho una gran obra: la desalinizadora de El Atabal, que trata las aguas salobres de los acuíferos del Bajo Guadalhorce. En la etapa 1996-2004 se anunció, hasta en dos ocasiones, un multimillonario Plan Málaga de Inversiones Hidráulicas Prioritarias. En total, nueve obras con un presupuesto de más de 300 millones de euros, de las que sólo se afrontó El Atabal.

El periodo que comenzó en 2004 no ha sido mucho mejor. Se acabó la citada desalobradora de la capital, con un espectacular sobrecoste respecto a las previsiones iniciales, hasta situarlo cerca de los 60 millones. En 2005, el traspaso a la Junta de las competencias hidráulicas se hizo con la promesa de una inyección multimillonaria hasta 2008 para acabar con el déficit hídrico de Málaga (125 hectómetros al año). No se ha cumplido aquel compromiso ni de lejos, las medidas de la Administración autonómica son coyunturales y no estructurales (pese a haber destinado más de 50 millones de euros), y Málaga sigue mirando al cielo, a unas nubes que no dejan agua suficiente.

Hace un año, los responsables de la Consejería de Medio Ambiente anunciaron el tercer año de sequía. Desgraciadamente, ese pronóstico se ha cumplido y habrá que esperar que su vaticinio para este nuevo año hidrológico sea distinto. Expertos consultados por SUR advierten de que hará falta una precipitación de 700 litros por metro cuadrado el próximo año para salir del riesgo de la metasequía. ¿Habrá que recurrir a las rogativas y al viejo hechicero de la tribu?

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