

Secciones
Servicios
Destacamos
ANTONIO ROCHE alroche@diariosur.es
Sábado, 14 de agosto 2010, 03:49
Mal ha comenzado la feria taurina de Málaga por culpa del ganado. Los novillos de Toros de la Plata deslucieron la primera de abono y, con ellos, llevaron el aburrimiento a los tendidos, que se cubrieron en poco más de la mitad. Variedad de pelaje, bien presentados algunos y justos otros, pero mansos de solemnidad. Muy justos de fuerzas, que apenas permitieron ser picados. Los tres toreros estuvieron por encima de los novillos de Toros de la Plata, que no pudieron aspirar ni a la hojalata.
La tarde la animó Idelfonso Dell'Olmo desde el palco con sus incomprensibles decisiones, favoreciendo en este caso al novillero malagueño. Tuvo distinta vara para medir la petición con el madrileño López Simón.
Y no es que fuera una oreja injusta a Saúl Jiménez Fortes, pero, en otra plaza. En Málaga, coso de primera categoría en teoría, el premio debe estar más caro y de esta forma no se consigue. Acertó al no conceder la oreja a López Simón en cada oponente porque la petición no era mayoritaria, pero erró al concedérsela al malagueño.
En favor de éste hay que decir, de inicio, que al término de la corrida nos quedamos con tres lances con la figura muy bien compuesta de él, dos naturales eternos y un derechazo bajando la mano de un gusto exquisito. Porque Saúl Jiménez Fortes tiene cualidades, pero se topó, como sus compañeros de terna, con la mansedumbre de los novillos, que echaron por alto la ilusión de los chavales.
Una oreja
Al primero lo pasaportó de tres pinchazos y estocada, y saludó desde el tercio la ovación de la gente. El cuarto salía huyendo de su capote y esperaba en banderillas para echar la cabeza arriba. Aquí dejó ese derechazo para enmarcar y consiguió encelar al animal en la franela. De esta forma consiguió series casi en un palmo de terreno y circulares invertidos, con los recursos finales de los adornos y del arrimón. Dejó una estocada contraria y le dieron una oreja.
Jiménez Fortes tuvo que matar al sexto por la cogida de su amigo Adolfo Ramos, al que le brindó la faena desde la puerta de la enfermería.
Los continuos enganches -fue desarmado dos veces- deslució su intento de agradar ante un novillo que se tragaba los pases a regañadientes, y además lo hacía de forma descompuesta. Escuchó unas palmitas cuando lo liquidó de una estocada.
Gustó Alberto López Simón, pese a sus maneras 'atalavantadas'. Brindó al cielo, a su abuela fallecida hace un par de semanas, y desde el mismo centro del anillo echó las rodillas en tierra, citó de lejos al burel y le instrumentó una serie de ocho derechazos que animaron el cotarro.
Ya de pie corrió bien la diestra, si bien fue a cuentagotas porque el burel era muy tardo en la embestida y molesto por el pitón izquierdo. Para mantener la atención del público de nuevo se puso de rodillas ante un novillo que se apagó pronto, recurriendo al arrimón entre pitones. Antes de entrar a matar toreó por manoletinas. Mató de estocada defectuosa: delantera y algo caída. Sin embargo la gente pidió la oreja -la petición no era mayoritaria- y Dell'Olmo no la concedió. Tuvo que aguantar una bronca del público. El diestro dio una vuelta al ruedo.
López Simón brindó el quinto a la banda de música Miraflores y Gibraljaire, que, dirigida por José María Puyana, lleva 25 años amenizando las tardes de toros en La Malagueta. El novillero inició la faena muleteril por alto, con los pies juntos y sin moverse. Daba la imprensión de que iba a levantar la tarde. No fue así porque el de la Plata se rajó con prontitud. Sólo quedó la porfía del novillero, que anduvo muy puesto y seguro. Pinchó antes de dejar el acero en el morrillo, con efecto fulminante. De nuevo hubo petición, que no fue atendida, y el diestro se dirigió al centro del redondel para acoger la ovación del público. Cuando parecía que se iba a meter en el burladero de matadores, inició la vuelta al ruedo sin que nadie se lo pidiera. De hecho, en su paseo hubo zonas que ni siquiera aplaudieron.
Cogida en el primero
La nota sangrienta de la jornada la puso el melillense Adolfo Ramos, hijo de padres malagueños que siguieron el festejo desde el tendido 8. Es el menos placeado de los tres y se estrelló contra un novillo remiso a embestir. El chaval lo hizo todo, y lo poco que le permitió el astado fue bueno. Prolongó en exceso una faena que no pudo ser.
El acobardado novillo se refugió en tablas y, en vez de sacarlo de esa querencia, entró a matarlo así. El toro esperó y giró la cabeza a la derecha en el encuentro y prendió a Adolfo Ramos por el muslo derecho. Lo tuvo en el aire cuatro segundos y todos temieron, temimos, que la cornada tuviera varias trayectorias. No fue así, a Dios gracias. Se lo llevaron en volandas a la enfermería, donde fue operado. Lo descabelló Jiménez Fortes.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.