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Pepe y su vespa, en la carretra de Los Montes de Málaga.

Una vespa para todos los pueblos

Pepe se ha propuesto conocer los 103 municipios de Málaga montado en su motocicleta. Ya ha recorrido más de 60 municipios, aunque lo más importante para él es regresar a casa junto a los suyos

irene quirante

Domingo, 7 de febrero 2016, 01:41

Pepe tiene un sueño: empaparse completamente de la cultura de los pueblos de Málaga. Y lo quiere ver cumplido de una forma muy especial, a lomos de su vieja vespa. "Pensé, tanto irnos por ahí y resulta que no conocemos lo que tenemos cerca", cuenta el vecino del barrio de la Trinidad. Una mañana de septiembre, cuando ya lo tuvo totalmente decidido, llenó el depósito de su motocicleta de gasolina, se colocó el casco y los guantes e hizo la primera escapada de este viaje, rumbo al corazón de los 103 municipios de la provincia.

Su nombre es José Antonio Robles, aunque "todo el mundo me llama Pepe". Tiene 29 años, está casado, es padre de una niña de un año llamada Valeria y también es miembro del Vespa Club Málaga. En 2011 rescató a la que ahora es su compañera de viajes, una vespa PKS de color rojo y 125 cc. "Mi tío la compró nueva en el año 1986 y lleva desde entonces en mi familia, por eso le tengo un cariño especial. En más de un pueblo me la han querido comprar y la respuesta siempre ha sido que no. Los sentimientos no tienen precio. Pero su tío no ha sido la única persona de su familia que le ha marcado para emprender esta aventura personal: "Mi abuelo, que se llama Antonio López, nació en Coín y llegó a Málaga hace 60 años para montar un bar. Él siempre me ha hablado mucho de los pueblos, del campo, de la vida de antes... ¡y qué razón tiene!".

Por ahora, Pepe y su vespa han recorrido las carreteras de más de 60 pueblos. Totalán, Monda o el Valle de Abdalajíd son algunos de los sitios que ha pisado por primera vez gracias a su particular iniciativa. Robles se va de excursión cada vez que su trabajo y sus obligaciones familiares se lo permiten, y suele hacer parada en una media de seis localidades en la misma jornada. Según apunta, "lo más peligroso es salir del núcleo urbano, pero Málaga cuenta con una red de carreteras muy buenas y muy bien comunicadas", algo que le facilita en buena medida hacer este viaje en moto. Además, el camino es casi tan importante como el destino. Por eso, Pepe se siente "como un niño chico" cuando se desplaza en su vespa clásica, disfrutando de los paisajes, el olor a naturaleza y la sensación de libertad, según describe.

Según relata, cuando llega a un municipio le gusta aprovechar para descubrir sus calles y sus rincones más emblemáticos montado sobre su motocicleta. Después del paseo, suele parar en alguna plaza o algún bar a descansar y, de paso, dejar que su vehículo se enfríe antes de partir. "Mucha gente se me acerca para hacerme comentarios sobre la vespa o preguntarme de dónde vengo. Una de las cosas más bonitas de este proyecto es eso, las personas que he conocido o las reacciones cuando les he contado lo que estoy haciendo allí", explica con la voz cargada de emoción.

Otra cosa que anima mucho a Pepe para no desistir en su empeño de llegar hasta el último pueblo de Málaga son los comentarios que recibe en su página de Facebook, 'La vespa de los pueblos', que ya cuenta con más de 860 seguidores. "Me da mucha alegría cuando veo que gente que hace años que abandonó su pueblo por el motivo que sea deja algún comentario cariñoso hacia su municipio. Esos detalles me dan fuerzas para seguir", señala.

La iniciativa de Pepe no solo abarca la visita a los pueblos, también se ha propuesto convertirse en embajador de los 103 municipios de la provincia a través de la red. Por eso, después de hacer kilómetros y kilómetros en la carretera, cuando por fin está de vuelta en casa, publica una fotografía en la que aparece retratada su vespa y la localidad en la que ha hecho parada. La imágenes, además, van acompañadas de textos que cuentan parte de la historia o cultura de los municipios.

Aunque está siendo una experiencia que Pepe nunca olvidará, también tiene un lado negativo: "Dejar en mi casa a mi mujer y a mi hija. En casa me dejo lo más valioso de mi vida. A la carretera siempre hay que tenerle respeto, nunca que sabe qué se puede encontrar uno". Por eso, cuenta, procura ir prudente, sin prisa, disfrutando el momento. Porque, más importante que el sueño de recorrer la provincia en su vespa es volver a casa, donde su familia le espera.

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