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JESÚS HINOJOSA
Domingo, 10 de agosto 2014, 18:40
Basta un paseo por algunas de las calles con más solera comercial de la capital para descubrir la apertura de nuevos negocios en locales que llevaban años sin estar ocupados o que cerraron hace meses dejando atrás dolorosas historias de fracaso empresarial. Uno nuevo ritmo económico parece haberse instalado en los barrios de Málaga, que vuelven a llenarse de iniciativas de negocio en las que muchas familias ponen toda su esperanza y sus ahorros para encontrar otra vida, otro futuro, más allá de la crisis y de años de desempleo en los que encontrar un puesto de trabajo se ha convertido en misión imposible.
Las estadísticas corroboran el dinamismo comercial de la ciudad, que ya no es exclusivo de un centro histórico en el que sigue acaparando territorio el monocultivo de bares y restaurantes. Un total de 1.647 licencias de apertura han llegado de enero a junio al Área de Comercio del Ayuntamiento, doscientas más que la mitad de las registradas en 2013, cuando se alcanzaron 2.835, un 10% más que en 2012.
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Cifras que van en aumento en casi todos los distritos de la ciudad, con las excepciones de los de la zona norte, es decir, Ciudad Jardín, Palma-Palmilla y Bailén-Miraflores. No obstante, en este último ya se han registrado hasta junio 131 licencias, un cifra muy próxima a las 154 que recabó durante todo el año pasado.
Llama especialmente la atención el incremento que experimentan en Cruz del Humilladero y Carretera de Cádiz, los dos sectores más poblados de la ciudad y tradicionalmente más comerciales, junto con el centro. Para Cruz del Humilladero se pidieron el año pasado 700 permisos de apertura, diez más que para el casco antiguo. Y para Carretera de Cádiz fueron medio millar. De enero a junio, en ambos distritos se han contabilizado ya más de trescientas licencias. Curiosamente, otro distrito en auge es Churriana, cuya actividad comercial registró el año pasado uno de los mayores incrementos de la ciudad, con un 22% más de altas de negocios.
Los tres sectores que registran más aperturas son el comercio, alimentario y no alimentario, la hostelería y los servicios profesionales, en los que están incluidos peluquerías, locales de belleza y estética, clínicas, tintorerías, laboratorios, negocios de piercings y tatuajes, oficinas, asesorías, despachos de abogados, etc.
Economía refugio
El repunte de estos permisos en los barrios es para Enrique Gil, presidente de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), un síntoma evidente de que el sector comercial es «el refugio» de muchas familias en época de crisis. «Es un dato positivo pero no para tirar las campanas al vuelo, ya que si aumentan las aperturas es porque muchos desempleados se lanzan a la aventura de montar una tienda desesperados por no encontrar un puesto de trabajo», expuso Gil. El presidente de los comerciantes malagueños recordó que muchas de las altas contabilizadas por el Ayuntamiento son cambios de titularidad que implican que el anterior propietario del establecimiento tuvo que renunciar a él. No obstante, opinó que siempre es «positivo» que exista movimiento en la economía local.
Según desveló, hace pocos días mantuvieron un encuentro con la concejala de Comercio, Ana Navarro, en el que le pidieron que el Ayuntamiento reduzca el importe de las tasas por licencia de apertura, ahora que están aumentando en número, e introduzca moratorias para su pago para ayudar a los comerciantes que tienen más dificultades. «Nos dijeron que, de media, un cambio de titularidad cuesta 450 euros, y se supone que vale el 50% de lo que sería la licencia nueva, por lo que estamos hablando de 900 euros de media por abrir un negocio en Málaga», comentó Gil.
La edil Ana Navarro explicó que por el momento no está previsto establecer nuevas bonificaciones de las tasas más allá de las que aparecen recogidas en la ordenanza para algunos casos. No obstante, recordó que están congeladas desde el año 2011 y anunció que así seguirán en 2015. «Es algo que no se paga todos los años, sino solo al inicio de la actividad», apuntó la concejala, quien añadió que muchos emprendedores desconocen que tanto desde la empresa municipal Promálaga como desde el Instituto Municipal para la Formación y el Empleo (IMFE) se ofrecen ayudas y asesoramiento totalmente gratuito para los emprendedores.
Ayudas a autónomos
José Rueda, presidente de la asociación de comerciantes de Carretera de Cádiz, valoró positivamente el dato que apunta que durante el año pasado se registraron medio millar de aperturas en este distrito, un 14% más que en el ejercicio de 2012, pero puso en duda su continuidad. «Es verdad que hay mucha gente que se ha lanzado a la aventura de montar un negocio animada por las ayudas que aprobó el Gobierno para los autónomos el año pasado, pero tengo mis reservas sobre si van a durar o no en el tiempo, porque una cosa es empezar y otra mantenerse, ya que esas ayudas o tarifas planas se van aminorando con el paso de los meses hasta desaparecer», comentó Rueda.
Las nuevas tarifas para autónomos implican una reducción de la cuota del 80% durante los primeros seis meses, con lo que se queda en 53,07 euros; una rebaja del 50% desde el mes siete al doce (131,36 euros) y una disminución del 30% del mes trece al dieciocho (183,55 euros).
La expectativa del metro
No obstante, José Rueda reconoció que la corriente de pujanza comercial en los barrios de Málaga ha ayudado a que negocios de cierta antigüedad que tenían previsto cerrar por la crisis hayan optado por aguantar un poco más e intentar mantenerse. «Hay mucha proliferación sobre todo de negocios de la hostelería» apuntó este portavoz del tejido comercial, quien comentó que la entrada en funcionamiento del metro el pasado 30 de julio ha favorecido el trasiego de personas en las calles de Carretera de Cádiz pese a ser verano y, con ello, la actividad comercial.
Para la gerente del centro comercial abierto de Cruz del Humilladero, Elvira de la Torre, la expectativa de la puesta en servicio del metro también ha podido ayudar al repunte de las aperturas en el barrio. No obstante, ella lo atribuye sobre todo a que se trata de un distrito «muy sólido desde el punto de vista del comercio tradicional». «Si superamos incluso al Centro en licencias es precisamente por eso, porque la gente sabe que si viene a Cruz del Humilladero va a poder encontrar un comercio muy especializado dentro de una gran variedad y, sobre todo, de calidad», argumentó De la Torre, quien comentó que el casco antiguo de la ciudad está tendiendo más hacia un modelo fundamentalmente basado en la hostelería que le hace perder una riqueza comercial de la que sí gozan otros barrios.
Otra de las razones que, a juicio de esta experta en el sector comercial, puede estar detrás del incremento en la apertura de negocios es la actitud del cliente a la hora de gastar. «Después de la pasada campaña navideña, muchos comerciantes me dijeron que habían visto otro talante en sus clientes a la hora de comprar. Años atrás lo hacían como asustados, gastándose lo mínimo, y ahora parece que la gente tiene más alegría. Espero que sea eso que llaman brotes verdes», dijo. Sea por uno u otro motivo, lo cierto es que, según resaltó, cada vez cuesta más econtrar un local que esté sin ocupar en Cruz del Humilladero y ello pese a que no detecta que las entidades financieras, con las que el centro comercial abierto tiene en marcha acuerdos para facilitar las operaciones de crédito a sus asociados, estén abriendo más el grifo de los préstamos.
Las casi tres mil licencias de apertura que el Ayuntamiento registró el año pasado contrastan con el escaso número de solicitudes de renuncia a estos permisos que llegan al Área de Comercio. Según una respuesta del equipo de gobierno al grupo municipal del PSOE, en 2013 se contabilizaron 60 expedientes de renuncia, la misma cantidad que en 2012 y casi el doble de los contabilizados en 2011. La concejala del PSOE Francisca Montiel señaló que los datos «no reflejan la realidad» puesto que lo más probable es que sean muchos más los negocios que terminan fracasando a tenor del volumen de los que se ponen en funcionamiento. Desde el equipo de gobierno reconocen que muchos empresarios no acuden a dar de baja su establecimiento cuando deciden cerrarlo, no obstante apuntan que la estabilidad del empleo en el sector comercial de la ciudad ronda el 90% porque los pequeños establecimientos suelen ser empresas familiares.
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