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Sergio Cortés
Lunes, 28 de marzo 2016, 07:17
Ya en su día, cuando brillaba en las carreras, no le gustaban mucho las entrevistas. Eran los tiempos de los pioneros, aquel grupo en el que también descollaban Juan Sarria o Pedro Delgado, el mismo que tenía sus más y sus menos con Rarra (el jefe de los jueces), el que seguía las directrices de Rubén Camacho. Son muchos años detrás de él para mantener una conversación (para publicarla, claro). Hasta hoy. «Para salir en los medios ya está Manolo (Sarria). Los demás preferimos estar en la colmena», bromea. Apetecía hablar con Rafa Morales para analizar cómo se presenta una nueva edición de la Media Maratón Ciudad de Málaga y, por supuesto, cómo ve esta época de pasión por el running.
A sus 54 años, ¿todavía sigue corriendo?
Sí, claro, corro principalmente por dos motivos. El primero, porque me gusta correr. No ya porque busque una meta de competir, sino porque es lo que siempre he hecho. Y el segundo, porque después de tantos años entrenándote con mucha intensidad, carga y volumen no puedes cortarlo. Al final corres porque te gusta, porque tienes ese gusanillo, pero ahora corro en una semana lo que antes en un día. Eso es ley de vida.
De peso no ha cambiado mucho
Estoy en 60 o 61 kilos, y cuando competía solía estar en 53. Sigo estando delgado, pero no tan esquelético como antes. Ayuda también que tengo una complexión estrecha.
¡Qué tiempos en que solo se podía competir en la carrera de El Bastón o en el Maratón de Los Pacos!
Tengo buenos recuerdos de Los Pacos. Al principio tenían un maratón y una prueba de 10 kilómetros, y en esta, por la edad, sí nos dejaban participar. Te decían que había venido uno que había sido octavo en 3.000 obstáculos en los Juegos Olímpicos y tú después pensabas: «Dios mío, ¡cómo corre esta gente!» Luego pusieron la de 20 kilómetros y recuerdo que salíamos corriendo y corriendo, a carajo sacado. Un día uno de los finlandeses, cuando llevábamos 9 o 10 kilómetros, me preguntó: «You, marathon or half marathon?» Quería saber si corría el maratón o los 20 kilómetros. Cuando le respondí que half marathon, el pobre suspiró con un «Ahhh». Respiró porque lo llevaba asfixiado. Seguro que pensaba: «¿Pero este cuándo va a pinchar?»
En aquella época ustedes eran unos privilegiados en la preparación.
Éramos unos adelantados a nuestro tiempo en cuanto a sistemas de entrenamiento. Eran los años 86, 87 y 88, y ya teníamos supertrillado lo de entrenarnos con los pulsómetros. Eran unos armatostes que nos permitían tenerlo todo supermedido, con tests con los que sabías hasta dónde podías rodar. El precursor de todo esto fue Rubén Camacho. Me decía que saliera a 175 pulsaciones y yo salía dispuesto a tirar así. Había días que no te salían las cuentas porque influyen muchos factores. Rubén me dio clase en la Universidad Laboral y me enganchó para correr. Todos nos fijamos en él primero como atletas y luego como entrenadores. Sus sistemas de entrenamiento los hemos aplicado luego a nuestros atletas, y después, estos los han utilizado con los que a su vez ellos han ido entrenado. Los métodos se han ido perfeccionando, pero lo que es la esencia, la base, viene de Rubén. Sus conocimientos del atletismo son tremendos.
Cuando se metieron en la organización de la Media Maratón pensaron que esto iba a llegar a tanto
Si dijera que lo teníamos claro, mentiría. En realidad se habla de 26 ediciones de la Media, pero antes hubo siete de la Media Maratón de la Renfe organizada por Manolo (Sarria). Al principio pensábamos: «¿Pero de dónde ha sacado este tío esa distancia?» No era distancia olímpica ni de la Federación Española. Luego ya nos enganchamos como Media Maratón Ciudad de Málaga y entonces corrían 150 o 200. Mayoritariamente era gente federada. Ahora somos lo que somos: de los 7.000 o 7.500, los federados no llegan a 400. Es decir, solo un 5 o un 6 por ciento. La gente se ha aficionado a correr y se atreve con todo: con los 10 kilómetros, con una media, con el maratónY esto va a traer muchos quebraderos de cabeza a los organizadores. Puede producirse un percance serio y, aunque todo esté atado y bien atado, el mal rato no hay quien te lo quite. En muchos países de Europa a los no federados ya se les exige un certificado médico y creo que tarde o temprano será una normativa de carácter obligatorio.
¿Estamos ante una moda, como pasó décadas atrás con el fútbol-sala o el squash, o cree que influyen los hábitos saludables?
Estamos ante una conjunción de cosas. Desde hace tiempo se ha venido insistiendo en llevar una vida saludable y han influido los mensajes de que más vale prevenir que curar, para los problemas cardiacos o con el colesterol, para romper con la vida sedentaria que llevamos y con el estrés. Pero fundamentalmente existe un gran negocio en torno al deporte en general. No hace mucho, cuando yo iba a comprar una zapatilla a la tienda, tenía un modelo, o dos como mucho. Y con diseños aburridísimos, muy feos. Ahora tienes zapatillas para pronador, para supinador, zapatillas neutras Y te explican si te valen para una media, un maratón, un trail, un ultratrail... Hay que venderlo todo y se incentiva con muchos modelos de zapatillas y camisetas.
Lo de pronador o supinador lo descubrimos hace muy poco.
Nosotros, para comprobar la pisada, teníamos que ir a la Facultad de Medicina de Córdoba y al INEF en Granada para que nos hicieran estudios biomecánicos complejos y concretar así el tiempo de apoyo, el tiempo de contacto y el tipo de pisada, para luego ir al podólogo y que nos hicieran unas plantillas. Yo era ligeramente supinador, tenía la pisada correcta. Ahora vas a una tienda y te dicen si eres supinador, pronador o neutro, y te dicen: «Ahí tienes 50 de pronador, 50 de supinador y otras 50 de pisada neutra». Y cuando ves esa variedad de camiseta o pantalón piensas: «Solo por llevar esa camiseta, yo corro».
¿Y es mejor correr por la mañana o por la noche?
Yo estoy viendo gente correr a las 10.30 u 11 de la noche. Si te levantas por la mañana, madrugas y te vas a correr, te despiertas y luego llegas al trabajo como una moto y sacas trabajo a punta pala. Sin embargo, si corres por la noche, después de ducharte y tomar algo sigues activado. Los que corren a esa hora tardan enconciliar el sueño. Lo que pasa es que la gente corre cuando puede.
Y usted, ¿cuándo corre?
(Ríe) Yo, a la hora de los señoritos, a las 5.30 o 6 de la tarde los días que tengo libre. Ya no madrugo para correr. En verano salgo a las 9 de la noche. Corro una hora u hora diez, tres o cuatro días en semana. Tampoco puedo correr mucho más, porque empiezan a salir las tendinitis Primero es que no tengo tiempo, pero, aunque quisiera, no podría.
¿Ha tocado techo la Media Maratón Ciudad de Málaga?
No lo sé. Es cierto que cada año se apunta más gente. Nosotros, como organizadores, no queremos ampliar más el abanico, entre otras cosas porque si queremos mantener la llegada en el estadio, este no da para mucho más. Estamos rozando el colapso en el estadio. Hasta ahora nos defendemos, pero si pretendiéramos meter a más gente, ya no podría ser en el estadio y tendríamos que plantearnos que la llegada y la salida fueran en otro sitio. Por parte nuestra, aunque existe demanda, de momento no vamos a ampliar el número de inscritos. Además, es reciente que estamos celebrando la Media con este volumen de participantes de más de seis mil, solo dos o tres años. Y esto requiere que la organización en sí se asiente y coja experiencia. Tienes que montar un equipo que sea estable y que esté acostumbrado a este tipo de eventos. Todos los años cometemos errores y todos los años vamos mejorando cosas. Cuando el equipo esté bien rodado en este volumen y si se mantiene la demanda, será el momento de plantear si incrementamos el número de participantes. Pero lo prudente es mantenerse en la cifra actual.
Y eso requiere incrementar el volumen del equipo organizador.
El primer año que organizamos la Media, en una furgoneta teníamos el agua que era necesaria para todos los puestos de avituallamiento. Este año tenemos un camión por cada puesto de avituallamiento, que son cinco. Algo bárbaro. Y el camión va hasta las trancas, ya no le cabe más agua. En cada puesto hay del orden de 30 voluntarios y montamos una línea de avituallamiento que tiene cien metros y a doble cara. Si metiéramos a más corredores, esa línea se nos quedaría corta.
Habla usted de pequeños errores, pero para el público en general no son perceptibles.
Los vemos nosotros. El día de la carrera yo siempre espero que llegue el último corredor y le pregunto: «¿Cómo te ha ido? ¿Te ha ido bien? ¿Estaba bien el recorrido? ¿Te ha faltado agua?» Y solo cuando me dice que todo ha ido bien me quedo tranquilo. Hemos podido fallar, por ejemplo, en que a lo mejor han estado esperando más tiempo de la cuenta en la cola de los dorsales, pero lo que más preocupa es el desarrollo de la carrera. Los fallos no trascienden a la gente, pero sabemos que siempre tenemos algo que arreglar.
Pero es que en ese equipo organizador hay mucho perfeccionista, empezando por Manolo Sarria.
Más que perfeccionistas, la ventaja que tenemos es que antes de ser frailes hemos sido monaguillos. Todos hemos corrido y, además, desde distinto ámbitos. Contamos con gente que salía en las carreras a disputarla y a ganarla, y con gente que solo salía a disfrutar. Así tenemos la percepción del participante que sale a disputarla y hacer una buena marca, y también del que sale a correr y se acabó. Tú debes atender estas peticiones y buscar el equilibrio. Y ahí, por ejemplo, chocamos con el recorrido.
¿En qué sentido?
Tenemos el hándicap de que si coges al que sale a competir y le preguntas, él te va a decir: «Yo salgo de aquí y vuelvo aquí. Una línea recta. Y si puedo dar dos vueltas a un circuito de 10 kilómetros, mejor, porque yo salgo rápido y, si voy muy mal, me echo a la banda en el estadio». En cambio, si le preguntas al que sale a disfrutarla, él te dirá que metamos la carrera por calle Larios, por la Catedral, por Alcazabilla y luego para el estadio. Como organizador, tienes que atender tanto a uno como a otro, y ahora mismo la demanda mayoritaria es que la gente quiere salir a disfrutar. Y como lo hemos vivido cuando corríamos, lo entendemos. Lo prioritario es trabajar para que el participante se sienta muy a gusto, que no tenga problemas al retirar el dorsal, al dejar su mochila en el guardarropa, que lo tenga todo en el avituallamiento, que si la carrera es a las nueve y media el tiro se pega a las nueve y media, no a las 9.45 Eso es lo que quiere el corredor. También que cuando llegue a la meta tenga agua y su refresco, o un espacio donde relajarse. Porque, cuando nosotros corríamos, eso es lo que queríamos. Al final nosotros organizamos la carrera como si nosotros fuéramos a correrla.
¿Cree que están tan consolidados organizativamente que no les va a influir que otras carreras son muy deficientes en este aspecto?
Nosotros cometemos errores, pero sí es verdad que llevamos una trayectoria con un equipo muy consolidado y tenemos muy claro lo que queremos de la Media: ofrecer una carrera en la que todos los participantes se sientan a gusto. Como esa, hay otras carreras, la de El Bastón o la de El Corte Inglés en la capital. Pero al final, si analizas, ves que El Bastón lleva 39 ediciones; la de El Corte Inglés, 37, y la nuestra, 33, 26 más las siete de antes. Ahora salen muchas pruebas nuevas a la sombra del auge de la gente corriendo y eso no puede ser. Tú no puedes organizar una carrera sin respetar al corredor. Eso es fundamental y todo lo que no sea montar la carrera en torno al participante es una equivocación.
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