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M. ÁNGELES GONZÁLEZ
Jueves, 22 de agosto 2013, 04:03
Es la primera regla en el manual del buen emigrante: preguntar a compatriotas que se hayan ido antes cómo les va en sus respectivos destinos. Sobre todo si el motivo que les ha llevado a hacer las maletas es laboral o si pretenden invertir en una segunda residencia. Esta es una de las causas por las que las comunidades de extranjeros procedentes de un mismo país suelen concentrarse en determinados núcleos poblacionales. Y es lo que explica que la nacionalidad mayoritaria en Antequera sea la brasileña, que en Rincón de la Victoria predominen los italianos o que en Torrox los alemanes lideren el 'ranking'.
Aunque en el conjunto de la provincia los británicos ganan por goleada y Reino Unido aparece en la primera posición en 80 municipios, en otra veintena los foráneos más numerosos vienen de otros puntos del globo terráqueo, según datos publicados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo.
Si bien es cierto que los efectos de la crisis económica podrían provocar un cambio en el mapa actual debido al retorno de numerosos inmigrantes a los que ya no les salen las cuentas en España, las últimas estadísticas, referidas a 2012, muestran que la nacionalidad británica es la más numerosa en el conjunto de la provincia, con un 21,6% sobre los más de 334.000 extranjeros empadronados. En 80 municipios ocurre lo mismo, las personas procedentes de Reino Unido conforman las comunidades mayoritarias, tanto en la Costa del Sol como en pueblos del interior.
Los rumanos, en el interior
Después de Reino Unido, el país de procedencia que más aparece en los primeros puestos de estas clasificaciones locales es Rumanía, cuyos ciudadanos se decantan por el interior. Así, son predominantes en las comarcas de Guadalteba (Almargen, Cañete la Real y Carratraca), Serranía de Ronda (Benarrabá, Igualeja y Pujerra), Valle del Guadalhorce (Pizarra), Nororma (Cuevas Bajas y Cuevas de San Marcos), y comarca de Antequera (Alameda y Casabermeja).
En el municipio de Antequera, sin embargo, los brasileños se sitúan a la cabeza al ser la comunidad más numerosa con un 20% del total de extranjeros residentes. Este es un ejemplo de cómo el boca a boca puede provocar un efecto llamada que cambie las cifras del padrón en apenas unos años. «Esta ciudad nos ha tratado siempre muy bien y al preguntar desde allá siempre nos aconsejan venir aquí», señala Gonzalo Gómez Dacosta, un brasileño de 55 años que vive en este pueblo desde 2007. A principios de los 2000 el 'boom' de la construcción reclamaba mano de obra. Fue entonces cuando llegaron los primeros brasileños, que rápidamente corrieron la voz de que en Antequera había trabajo para todos. Y así fueron llegando más y más hasta casi el medio millar que suponen hoy día. Y han sido más, pero la crisis y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria han hecho que el sueño de muchos se convierta en una pesadilla y hayan decidido regresar.
Además de las salidas laborales y de la existencia de compatriotas, a la hora de emigrar suele buscarse una zona que tenga un clima similar al del país de origen, explica Mamen Castellano, miembro de Málaga Acoge, que puntualiza que el hecho de que una comunidad de inmigrantes se concentre en un lugar a veces puede deberse a algo casual. Aunque hasta hace unos años había una gran diferencia entre los comunitarios, «que solían venir a Málaga tras jubilarse atraídos por el buen tiempo» y los extracomunitarios, «que llegaban por motivos laborales», hoy en ambos colectivos el trabajo se ha convertido en el motivo principal para numerosas personas. «Las necesidades empiezan a ser las mismas», afirma Castellano, que señala que Málaga es una de las provincias en las que el movimiento asociativo de inmigrantes es más fecundo.
En Ardales, los paraguayos llegaron a formar un equipo de fútbol. En el año 2000 empezaron a instalarse en este municipio, según recuerda el alcalde, Juan Calderón: «Alguien vino por aquí y después se trajo a familiares y amigos a los que les dijo que había trabajo». Y así era, principalmente en el campo y la forja, pero también en el sector servicios. «En aquellos años hacía falta mano de obra», cuenta el regidor. Pero las cosas han cambiado y muchos de estos paraguayos han regresado a su tierra y otros están preparando las maletas para hacerlo porque ya no hay trabajo. En la actualidad, de los 102 extranjeros empadronados el 37% procede del país sudamericano.
Por estudios
Las oportunidades laborales, pero también la Universidad de Málaga (UMA) son los dos ganchos principales para que los marroquíes decidan vivir en la capital malagueña, tal y como explica el vicepresidente de la Asociación Marroquí para la Integración, Ahmed Khalifa, que llegó a la ciudad hace 13 años. «Aquí el mercado laboral ha estado abierto tanto para los hombres, en hostelería y construcción, como para las mujeres, en el servicio doméstico», señala. Pero de los más de 8.700 marroquíes empadronados, muchos vinieron por estudios, aunque este número ha descendido en los últimos años.
Como en otros municipios, el hecho de que sea la comunidad inmigrante más numerosa se debe al efecto llamada. «Al haber compatriotas existe una red de apoyo para todo el que llega», señala. Ahora, sin embargo, cuando un marroquí dice en su país que vive en Málaga se compadecen de él: «Esta ciudad, y España en general están dejando de ser atractivos».
Manilva, una de las localidades con mayor concentración de británicos, también ha sufrido los efectos de la crisis porque se han ido residentes, pero sigue siendo un destino elegido por jubilados y para segunda residencia.
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