FOTOMATÓN

Víctor Gómez de la Cruz, responsable de área fiscal de Ernst & Young Abogados en España, Italia y Portugal: El fiscalista de las grandes empresas

Soy de El Palo / Hasta hace poco dirigía el bufete en España y ahora mi cargo es internacional / Tengo tres casas: la de Málaga, la de Madrid y el AVE / Me encanta ser abogado y creo que soy buen jefe / Tengo cuatro hijos / Me relajo esquiando, leyendo y viajando

POR NURIA TRIGUEROFOTOS: SALVADOR SALAS

Sábado, 12 de marzo 2011, 02:53

Publicidad

Para dirigir el departamento fiscal de una gran multinacional del derecho en tres países, con 500 profesionales a cargo, hay que ser un fuera de serie. Sin embargo, Víctor Gómez de la Cruz solo destaca de sí mismo tres cualidades: sentido común, esfuerzo y pasión por su trabajo, o lo que es lo mismo, por el derecho fiscal. No menciona ni la discreción, que en su caso va mucho más allá de la inherente a su cargo, ni las otras muchas capacidades que le han ayudado a ascender profesionalmente hasta lo más alto del ejercicio de la abogacía.

Este malagueño nacido en 1961, casado en segundas nupcias y con cuatro hijos, se considera «un privilegiado» por tener un trabajo que le «apasiona». Sin embargo, no siempre tuvo tan claro que lo suyo era la abogacía. Nacido en una familia de médicos, después de estudiar en el colegio de los jesuitas de El Palo descartó su primera opción, que era la sanidad, por el derecho. «No sé muy bien por qué. Por entonces no tenía nada claro a qué quería dedicarme», confiesa. La cuestión es que elegir esa carrera le permitió seguir mirando el mar de cerca, pues la facultad estaba ubicada entonces en El Palo. Víctor formó parte de la primera promoción de Derecho en Málaga y recuerda aquellos años como «maravillosos». Y eso que su segundo curso no fue nada apacible: compaginó los estudios con la 'mili'. «Entre guardia y guardia, mientras mis compañeros dormían yo hincaba codos».

Sin saber todavía a qué carta quedarse, cuando terminó la carrera se marchó a Madrid para cursar un máster en administración de empresas. Su primer trabajo, en una entidad financiera, fue breve. En seguida se pasó al sector jurídico, ingresando en una firma de servicios profesionales de la que también se marcharía para fichar en 1992 por Ernst & Young Abogados, el despacho donde ha desarrollado su exitosa carrera. Entonces fue cuando le empezó a coger el gusto a la profesión. «Me encargaron abrir la delegación de Málaga. Empezar desde cero fue muy duro, pero recuerdo esos comienzos con mucho cariño», recuerda.

Destino: Madrid

Poco después, Gómez de la Cruz pasó a dirigir los designios del bufete a nivel andaluz. En 2005 le reclamaron desde Madrid y dos años más tarde vino el gran salto: se convirtió en el socio director de Ernst & Young Abogados para toda España. Hace pocos meses ha vuelto a ascender en el organigrama, al ser nombrado jefe del área de tributación de empresas para España, Italia y Portugal.

Publicidad

El despacho de este fiscalista malagueño en la planta 16 de la Torre Picasso le brinda la altura suficiente para tener una visión privilegiada sobre los negocios que mueven el país. La elite empresarial le confía todos sus secretos -tributarios, se entiende-. «Trabajar en una firma global que está presente en 144 países te brinda la oportunidad de asumir nuevos retos, de hacer cosas diferentes», reconoce. ¿Lo dice porque intuye nuevos cambios? «¡No! De momento estoy bien como estoy, pero nunca descarto nada», responde.

Trabajar en Madrid y tener a la familia en Málaga obliga a Víctor a hacer difíciles equilibrios. «Cuando me preguntan dónde vivo respondo que no lo sé. Tengo una casa en Madrid, otra en Málaga y luego está el AVE, que es ya como mi sala de estar. Además, es un lugar donde acabas haciendo amigos de tanto ver las mismas caras», bromea. Entre semana, este ejecutivo de gestos tranquilos se vuelca en el trabajo para poder dedicarle todo el fin de semana a su mujer, Paloma, y a sus hijos. Tiene cuatro: dos mayores -de 22 y 20- y dos pequeños -de 9 y 11-. «Me hago la ilusión de que sigo viviendo en mi ciudad, aunque solo sea dos días en semana».

Publicidad

Eso sí, cuando está en casa desconecta «de verdad, no de boquilla». Escaparse a esquiar con la familia, leer un buen libro -le da a todo: novela, ensayo y también estudios sobre fiscalidad para estar siempre al día- y salir a cenar con amigos -si es pescaíto en Pedregalejo, mejor- son sus tres métodos de relajación preferidos. «Me esfuerzo por compensar el tiempo que no estoy con los míos entre semana».

«Esfuerzo», la palabra más repetida por Víctor y el principal valor que se propone inculcar a sus hijos. Porque él no cree «en las loterías». «Que estudien lo que quieran, que hagan lo que quieran, pero que sepan que nada en esta vida es gratis», sentencia. Esa misma disciplina es la que busca en sus colaboradores este ejecutivo de altos vuelos, que basa su estilo de liderazgo «en el sentido común, intentar ponerme en el lugar de los demás y la pasión por mi trabajo y por hacer las cosas bien».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad