La torre Eiffel se blinda
Un muro de cristal antibalas va a ser levantado a los pies del monumento ante la caída de visitas por la amenaza terrorista
FERNANDO ITURRIBARRÍA CORRESPONSAL
Viernes, 10 de marzo 2017, 01:04
La torre Eiffel se blinda. La Dama de Hierro va a tener zapatos de cristal reforzado. Un muro acristalado a prueba de balas va a ... ser construido a los pies del monumento de pago más visitado del mundo. Medirá tres metros de altura y será levantado en los lados del Sena y del Campo de Marte. Como estará fabricado en material transparente, se conservará la perspectiva actual. Pero el emblema de la ciudad y del humillado Paris Saint Germain será también un símbolo de la amenaza terrorista.
El yihadismo está obsesionado con la obra más universal de Gustave Eiffel. En sus publicaciones de propaganda la torre aparece a menudo destruida por bombas, misiles o aviones. No son pocos los comandos apresados con planes más o menos avanzados para atentar contra ella. El cristal blindado reducirá el riesgo de ametrallamientos y coches-bomba.
La psicosis ciudadana ha disminuido drásticamente el número de visitas desde finales de 2015. En 2016 se vendieron 5,8 millones de billetes frente a los 6,9 millones del año anterior. El fenómeno también afecta a otros atractivos turísticos como el museo del Louvre o el palacio de Versalles. Los ataques de Niza y el Bataclan persisten en la memoria mundial. Aunque la afluencia se recupera desde enero. Los visitantes aumentan a un ritmo superior al 12%.
La Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE) pretende consolidar la dinámica con medidas de protección. La principal es el muro de cristal antibalas, dirigido a dar seguridad a las miles de personas que transitan a diario entre sus cuatro patas. Las obras comenzarán el próximo octubre con un coste de 20 millones de euros.
La partida está incluida en un proyecto de modernización presupuestado en 300 millones en quince años. En septiembre será sometido a la aprobación del Ayuntamiento, presidido por la alcaldesa Anne Hidalgo. «Se trata de construir la torre Eiffel de mañana», planteó ayer Anne Yannic, directora general de la SETE en la presentación de los planos.
Su publicación en los medios locales ha disparado las críticas. Los parisinos se dividen entre quienes se lo toman como un muro de lamentaciones y los que lo ven como un muro de la vergüenza. «La torre Eiffel va ser el mayor acuario de turistas del mundo», profetizó un internauta. «París ya no es una fiesta», resumió un nostálgico de Ernest Hemingway.
El lavado de cara incluye renovar el centelleo luminoso nocturno. También se le va a dar otra mano de pintura 'marrón Eiffel' declinada en tres tonos, de más oscuro en la base a más claro en la cúspide para mantener la perspectiva. Se aumentará la venta previa de reservas electrónicas con la finalidad de reducir las colas, que suelen durar hasta dos horas y media. Serán reforzados los controles y pórticos de seguridad en los accesos. Y las tarifas van a subir, claro. Ya se sabe, París bien vale una visa.
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