Relax, mon amour
Martín Moniche
Miércoles, 20 de mayo 2015, 11:53
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Martín Moniche
Miércoles, 20 de mayo 2015, 11:53
En viaje de vuelta desde aquel continente que nos observa siempre con atención, recala en Málaga en el flamante edificio de la Alianza Francesa de la calle Beatas, una exquisita exposición que recupera el espíritu internacional de dos ciudades unidas por la arquitectura, la decoración, el cosmopolitismo y la modernidad. El artista Diego Santos vuelve a sorprendernos con la inauguración de esta muestra que ya fue expuesta en el brillante y cautivador Tánger. En ella a partir del próximo viernes, siguiendo la apasionante doctrina del Estilo del Relax que apadrinara junto al gran profesor Juan Antonio Ramírez, podremos disfrutar de los pocos restos que aún quedan en ambas ciudades de esa construcción del exceso, el glamour y la fantasía. El racionalismo de edificios, como el que aún podemos encontrar en calle Álamos justo encima del Tapeo del Cervantes, son clara muestra de esta arquitectura de la que Málaga era referencia. Haciendo una perfecta analogía con la ciudad más cosmopolita de África en los años cincuenta y sesenta, el artista compara ambas metrópolis con un extremo y sofisticado gusto al que nos tiene siempre acostumbrados. La recién elegida vicepresidenta de esta institución francesa (cada vez más implicada culturalmente en la ciudad), y comisaria de la exposición, Tecla Lumbreras, apunta en el catálogo de la misma, editado por el OMAU, la importancia que ambas ciudades, geográfica y estéticamente emparentadas, tienen en el desarrollo de esta corriente artística, decorativa y sobre todo arquitectónica que define las urbes y territorios que han desarrollado en algún momento un turismo de élite. Málaga tiene una deuda con su historia reciente. La de los museos se olvida de cuidar la historia y el patrimonio que los ha legado la industria del turismo y el ocio, aquella que pretendemos día a día seguir conquistando con franquicias a costes soberbios. Santos vuelve a mostrar, treinta años después, que aún queda patrimonio por conservar y poner en valor. Mientras tanto disfrutemos juntos el tiempo que aún les resta, mi amor.
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