¿En qué trabajan los estudiantes con mejor nota de selectividad de Málaga?
Médicos residentes, investigadores, periodista, estudiante de máster o catedrática de música, la exitosa carrera académica y profesional de los jóvenes que un día destacaron por sus expedientes
Pasados los años necesarios para que completaran sus estudios universitarios, SUR ha contactado con siete alumnos que obtuvieron la mejor nota de selectividad entre los años 2011 y 2017, para conocer su trayectoria académica y profesional. De sus testimonios se puede concluir que la mejor nota de aquel momento no fue fruto de la casualidad y que el trabajo, la constancia y el esfuerzo que les llevaron entonces a alcanzar esa máxima cota de éxito se han mantenido a lo largo de sus años de estudios universitarios y que están siendo una constante ahora que se han iniciado en el ámbito profesional.
Carolina Cerezo Dávila es la veterana del grupo. En 2011 consiguió una nota de 13,92. Había estudiado en el colegio San Estanislao y ha materializado el sueño que expresaba entonces, estudiar música: a sus 29 años es catedrática en el Conservatorio Superior de Música de Málaga.
Juan Vargas Cobos aseguraba en 2012 que quería estudiar Periodismo para ser corresponsal de guerra. Ha estudiado Periodismo y Derecho y está terminando Historia. Fue alumno del Colegio Maravillas de Benalmádena y su 13,8 fue la mejor nota de selectividad en 2012.
Con un 13,81, Jesús Saldaña García fue la mejor nota en la prueba de acceso de 2013. Había estudiado en el colegio de Gamarra. Entonces ya tenía claro que quería ser médico, estudios que ha realizado en la UMA y con bastante éxito: en 2020 se colocó entre las cien mejores notas del examen MIR.
También ha estudiado Medicina Guillermo Plata Pérez. Alumno del instituto Miraya del Mar de Torre del Mar, consiguió en el examen de selectividad del 2014 un 13,885. Ahora está haciendo su residencia en el Clínico, en el área de Cirugía.
Con un doble grado en Informática y Matemáticas en Granada, Antonio Coín Castro ha iniciado el largo camino de la carrera universitaria: tiene un contrato predoctoral para formación de doctores y está realizando su tesis en la Autónoma de Madrid. Estudió en el IES Bezmiliana de Rincón y en el año 2015 la suya fue la mejor nota de selectividad: 13,875 sobre 14.
También se adentra en la carrera universitaria Pablo Morales Martínez. Con solo 24 años ya tiene un contrato de Formación del Profesorado Universitario (FPU) y ha comenzado su tesis doctoral en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM) después de terminar con premio extraordinario el grado en Bioquímica. Es la carrera que quería estudiar cuando terminó en Maristas y consiguió un 13,925 de nota de selectividad.
La más reciente mejor nota de selectividad seleccionada es Marina Estrada García, que en 2017 alcanzó un 13,905 sobre 14. Estudió en La Presentación desde los 3 años y entrevistada entonces anunciaba que quería estudiar Traducción e Interpretación, carrera que ha cursado con magníficos resultados en la UMA. Después de un año trabajando en Alemania, ha regresado para estudiar el máster en Granada.
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Carolina Cerezo Dávila
Catedrática de Música con 29 años
Carolina Cerezo, con 29 años, es catedrática en el Conservatorio Superior de Música de Málaga por las oposiciones que aprobó hace dos años. En doce años, desde que en 2011 consiguió la mejor nota de selectividad, la actividad de Carolina ha sido incesante, muestra de su gran inquietud y capacidad de trabajo. Empezó en Zaragoza los estudios de Composición y, un año después, los compaginó con los de Dirección de Orquesta. En 2016 comenzó a trabajar en el mismo conservatorio Superior de Aragón como interina. Ha realizado un máster de investigación en la Universidad Oberta de Cataluña y ha comenzado el doctorado en la Universidad de Barcelona. De vuelta a Málaga, además de sus clases dedica sus energías a un proyecto cultural propio, Cuarto de Tono, que monta espectáculos musicales interdisciplinares combinados con arte, vídeo o performance.
El balance de estos años es «súper positivo», afirma Carolina. Los sueños de adolescencia se han hecho realidad, incluso en un porcentaje mucho mayor del esperado. «A los 18 años se ve el futuro de una manera muy distinta a como se desenvuelve la vida profesional en la realidad; los estudios son como una burbuja y luego la adaptación al mundo real cuesta un poco, no siempre se corresponden las expectativas con la realidad, a veces puede ser mejor y otras peor, pero lo que es seguro es que siempre es distinto a como proyectamos desde pequeños», afirma.
En su caso está muy satisfecha de la decisión que tomó entonces, con 18 años, de irse a estudiar a Zaragoza. «No fue una decisión fácil, ni para mí ni para mis padres», recuerda. Se decidió por aquel conservatorio superior porque, asegura, el aula de Composición es «muy potente» y quería estudiar con el profesor José María Sánchez Verdú. Recuerda además con mucho cariño a su profesora del Manuel Carra Yolanda Calle, de piano, que se interesó por ella y la asesoró en su carrera.
En el segundo curso de Composición comenzó también con Dirección de Orquesta y al terminar sus estudios ya empezó a dar clases como interina en el mismo Conservatorio Superior de Aragón. «Al empezar mis estudios no pensaba que me centraría tanto en la carrera docente, pero cuando empecé a enseñar descubrír que la docencia me gusta muchísimo», señala.
Estudiar simultáneamente el grado Profesional de Música y Bachillerato ya le dio una disciplina en el trabajo que le ha servido mucho en su carrera posterior. «Preocuparte por los estudios y ser disciplinado es algo que te ayuda, porque en la carrera hay que mantener un nivel alto», dice. Volver a Málaga ha sido para ella como «cerrar el círculo; ha sido algo muy poético, salí de aquí hace 12 años y vuelvo a mi tierra, algo que siempre tuve muy presente», afirma.
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Juan Vargas Cobos
Un periodista con tres carreras
Juan Vargas Cobos soñaba en convertirse en reportero de guerra, una idea romántica de una profesión que ahora ejerce en Madrid. Fue la mejor nota de selectividad en 2012, después de estudiar en el colegio Maravillas de Benalmádena. Tenía claro que quería ser periodista, pero consciente de las dificultades de esta profesión pensó complementarla con otra titulación. Estudió así un doble grado de Periodismo y Derecho en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Además, «como me había quedado la espina de Historia, que me gusta mucho», se matriculó también en este grado, en este caso en la UNED, que está a punto de terminar: le quedan solo tres asignaturas.
Al recordarle el titular de la noticia de SUR en junio de 2012, («Quiero estudiar Periodismo y poder ser corresponsal de guerra»), Juan sonríe y echa la vista atrás, cuando fue protagonista por su mejor nota de selectividad. «Lo decía un poco por esa imagen idealizada de la profesión, no es que tuviera ese objetivo en mente», señala ahora, con 28 años.
No ha estado en ninguna guerra, pero sí ha pasado por las prácticas en la sección de Deportes de SUR durante tres veranos y después fue becario de la agencia Efe, para la que ha trabajado en la sección de Madrid y también estuvo destinado durante unos años en la delegación de Rabat. Sigue trabajando para esta agencia de noticias en Madrid con contratos temporales.
La carrera de Periodismo fue para él «un poco decepcionante», pues echó en falta más contenido práctico. En cambio, Derecho «me gustó bastante, la encuentro una carrera muy interesante y útil», por lo que señala que su experiencia con Derecho ha sido más positiva que con Periodismo. Juan se encuentra en un momento de reflexión sobre su futuro profesional: «No he parado de trabajar, pero tampoco he tenido un contrato indefinido, así que estoy en un momento de replantearme mi futuro, si sigo con el periodismo, que puede resultar complicado y aunque consiga estabilizarme no deja de ser una profesión precarizante en muchos sentidos, o confío en tomar el camino del Derecho o incluso cuando termine Historia intentar el camino de la docencia», explica.
Desde Bachillerato ha tenido una rutina y una dinámica de estudio que le sirvió para alcanzar en 2012 la mejor nota de acceso y después para sacar adelante sus estudios, un doble grado compaginado con una tercere carrera. «Es una rutina de estudio que me ha ido bastante bien, tengo buena memoria y por esto me animé a la tercera carrera, porque me veía con capacidad para hacerle frente», indica.
Volver a Málaga siempre le resulta atractivo, por la familia o los amigos y por «todas las cosas buenas que tiene Málaga para vivir», pero después de todos estos años en Madrid «tengo la vida bastante hecha a esta ciudad, mi pareja, los amigos y el trabajo, que es lo que nos marca a todo el mundo», dice.
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Jesús Saldaña García
Médico interno de Cardiología en La Paz
En su tercer año de residencia se encuentra Jesús Saldaña García. Fue mejor nota de selectividad en 2013 y se graduó en Medicina en la UMA. Realizó sus estudios en el colegio de Gamarra y su nota en la prueba de acceso fue de 13,8. Tras terminar la carrera se presentó a los exámenes para médico residente, y de nuevo dio muestras de su gran capacidad: Jesús fue el número 44 entre los más de 16.000 graduados de toda España que se presentaron en el año 2000 a las pruebas MIR.
Los años de estudio en la UMA los recuerda como «muy intensos y estresantes» en una carrera muy exigente que requiere mucha concentración y organización a la hora de estudiar y también mucha capacidad memorística. «De ninguna manera se puede considerar que Medicina sea una carrera fácil», asegura.
Al aprobar el MIR, y con una nota tan destacada, Jesús Saldaña pudo elegir la especialidad y el hospital que deseaba, de manera que ha comenzado su tercer año de residencia en el servicio de Cardiología en el hospital La Paz de Madrid. «Pensar en una gran capital y en un hopital de este tamaña al principio me abrumó, por las dimensiones de la ciudad y del centro, pero la verdad es que cuando empecé a trabajar con el resto de residentes y me integré en el ambiente de trabajo es todo más fácil, vas cogiendo experiencia y habilidades», asegura. «Me encuentro bastante cómodo en mi trabajo, aprendo cada día de los residentes más veteranos y estoy muy satisfecho sintiéndome útil a los demás, no solo aprendiendo, sino también realizando una labor asistencial».
En su especialidad, Cardiología, la residencia es de cinco años, por lo que aún le quedan dos para seguir aprendido antes de decidirse por alguna de las subespecialidades de la Cardiología.
Considera que la nota de selectividad supone «un cierto grado de continuidad» por cuanto hay unos hábitos de estudio y una constancia que «te hacen crecer y revierten en un mayor beneficio profesional, sobre todo si estudias o trabajas en lo que realmente te gusta». Según Jesús, desde jóvenes hay un continuo proceso de elección: el tipo de Bachillerato, qué estudiar, en su caso la especialidad MIR o el hospital. «Realizas elecciones que te van dirigiendo tu futuro a corto, medio y largo plazo. Si tienes la suerte de haber escogido bien, de que te gusta lo que has elegido, el sentimiento de realización personal bien detrás», señala.
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Guillermo Plata Pérez
Residente de Cirugía en Málaga
También ha sido estudiante de Medicina en la UMA Guillermo Plata Pérez. Fue la mejor nota de selectividad en 2014, con un 13,885. Había estudiado Bachillerato en el IES Miraya del Mar y cuando fue entrevistado por este periódico aún no tenía claro si hacer Medicina o Fisioterapia. La elección, asegura ahora con el paso de los años, fue todo un acierto: ha disfrutado de la carrera y ahora de su trabajo en los quirófanos del hospital Clínico y del Carlos Haya.
«Todo el esfuerzo que se hace tanto durante la carrera como ahora trabajando como residentes te lo recompensan los pacientes con su agradecimiento después de operarlos», señala. Recuerda la dureza de los años de universidad, en los que tenía que estudiar muchas horas para aprobar el curso y poder disfrutar el verano. Destaca de la facultad de la UMA su sistema de prácticas, que permite a los alumnos un contacto con los hospitales desde los primeros cursos.
Por la pandemia fue uno de los alumnos MIR que no pudo elegir destino como se hacía habitualmente, de manera presencial en Madrid. «Hice una lista de casi seis mil destinos en toda España, una locura», recuerda. Quería especializarse en Cirugía y su primera opción fue el Clínico de Málaga, que consiguió. Empezó su residencia en julio de 2021.
Guillermo se ha encontrado en quirófanos con «mucho trabajo, muchas horas y falta de recursos», denuncia. Aún así, afirma que «es increíble todo lo que se hace, sin suficientes recursos y personal» y se muestra «encantado» de la profesión que ha escogido. Tiene cinco años de residencia, en los que irá pasando por distintas unidades (colon, páncreas, endocrinos, mamas, etcétera) para tomar luego una subespecialidad concreta.
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Antonio Coín Castro
Ciencia de Datos en la Autónoma de Madrid

En Madrid también se encuentra Antonio Coín Castro. Después de completar el doble grado de Matemáticas e Informática en la Universidad de Granada ha iniciado el largo camino de la carrera universitaria: tiene un contrato predoctoral para la formación de doctores y está realizando su tesis en la Autónoma de Madrid. En esta universidad estudió el máster en Ciencia de Datos y aquí se ha quedado para hacer el doctorado.
Antonio, que estudió en el IES Bezmiliana de Rincón, fue mejor nota de selectividad en 2015, con un 13,875. Eran años de frecuentes protestas por la política de recortes del Gobierno de Rajoy. En el sector de la educación las movilizaciones se denominaron Marea Verde. Y con una camiseta de este color recibió Antonio a los periodistas en su casa de Rincón cuando fue protagonista por su mejor nota en la provincia.
Una carrera tan exigente como este doble grado la llevó «muy bien», a curso por año, aunque el último estuvo marcado por la pandemia. «No fue fácil», asegura, aunque reconoce que por lo general consiguió buenas notas. Su carrera es intensa, y antes de terminar el máster, que es de año y medio, ya había empezado con la tesis doctoral.
Tener aquella buena nota de selectividad «supongo que me ayudó bastante», reconoce. Unos resultados fruto del trabajo, el esfuerzo y la capacidad de sacrificio que le han servido para la universidad. A lo que él añade «un poco de suerte y muy buenos compañeros».
Antonio está investigando en estadítica, ciencia de datos y aprendizaje en inteligencia artificial. Sus planes de futuro son de momento terminar el doctorado, pero no se ha planteado un horizonte más lejano. La posibilidad de la empresa privada, que está demandando a muchos expertos en inteligencia artificial, «siempre está ahí», dice.
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Pablo Morales Martínez
Investigador en el IHSM de la UMA/CSIC
Con solo 24 años Pablo Morales Martínez ha conseguido un contrato de Formación del Profesorado Universitario (FPU) y ha comenzado su tesis doctoral en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM) después de terminar con premio extraordinario el grado en Bioquímica. Estudió en Maristas y consiguió un 13,925 de nota de selectividad.
Pablo estudió en la UMA lo que le entusiasmaba, Bioquímica, una carrera «intensa» y en la que ha recibido una «muy buena formación». Como estudiante fue alumno interno en un departamento desde segundo curso, lo que le orientó en el trabajo fin de grado y en su máster en Biotecnología Avanzada. El trabajo fin de máster también se lo dirigieron Eduardo Rodríguez Bejarano (director del IHSM) y Araceli Castillo, profesora titular de Genética. En diciembre de 2021 firmó su contrato FPU y lleva un año con la tesis doctoral.
Pablo fue premio extraordinario de fin de grado, con más de 30 matrículas y una nota media de un 9,48. Un expediente que «te abre las puertas a conovocatorias competitivas», como ha sido este contrato FPU, con el quese inicia en la investigación y la docencia universitaria. Como sucedió en el instituto, «la responsabilidad y la disciplina son recursos que al final resultan esenciales en la vida», afirma el joven. Pablo también ha comenzado a impartir clases, sesiones prácticas en Bioquímica y Fundamentos de Genética, «una experiencia muy enriquecedora, conciliar la docencia con la investigación es algo que me motiva mucho», afirma.
Pablo investiga sobre los geminivirus, unos patógenos de plantas que causan importantes pérdidas económicas en cultivos comerciales de todo el mundo, como es el tomate. En el IHSM realiza investigación básica, comprender los mecanismos de funcionamiento genético de estos virus, para después poder aplicarlos de manera práctica. De su experiencia, Pablo asegura que en el instituto se realiza «una investigación de gran calidad» y afirma que profesores y compañeros son para él «una referencia y un ejemplo» de trabajo y dedicación.
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Marina Estrada García
Estudiante de máster en Granada
A la más joven de este grupo de alumnos excelentes apenas le ha dado tiempo de terminar sus estudios, aunque ya ha tenido experiencia laboral. Marina Estrada García en 2017 alcanzó un 13,905 sobre 14. Fue alumna de La Presentación desde los 3 años y estudió en la UMA Traducción e Interpretación, carrera que ha cursado con magníficos resultados. Después de un año trabajando en Alemania, ha regresado para estudiar el máster en Interpretación de conferencias en la Universidad de Granada, «porque no lo oferta la UMA». También ha pasado temporadas en Inglaterra y Francia, completando su formación.
Marina asegura que ha encontrado en la interpretación su auténtica vocación. La carrera fue «muy heterogénea, con cosas mejores y peores, dependiendo del profesor», pero con un balance muy positivo: «Me llevo un gran aprendizaje», asegura.
Como han indicado sus compañeros, la nota de selectividad fue el resultado de una disciplina de trabajo que se mantuvo en la universidad «y me sirvió para entrar con buen pie». En su caso, además, señala la «curiosidad por seguir aprendiendo, que es algo muy importante para los intérpretes», dice.
Al terminar la carrera se fue seis meses a Alemania para dar clases de español, con una beca, y luego continuó trabajando. Le salieron ofertas de empleo, pero ha preferido volver a España para continuar su formación. En este escaso tiempo desde que terminó la carrera ha tenido otras experiencias profesionales en España, con prácticas de grado en Cruz Roja, en su departamento de interpretación para personas refugiadas, o en un simposio en el Museo Pompidou y también está realizando prácticas ahora que estudia el máster.
Marina tiene claro que se quiere dedicar a la interpretación, una especialidad de su carrera en la que hay un componente importante de análisis por parte del profesional, captando «no solo lo que se está diciendo, sino también lo que se quiere decir, para trasladar el mensaje de la manera más efectiva», afirma.
Estos siete jóvenes malagueños son ejemplo de trabajo, sacrificio y constancia. Ya lo demostraron durante su etapa escolar en el instituto y así han seguido en su etapa de universitarios. Ante ellos se abre un futuro esperanzador en el que, con seguridad, seguirán brillando en sus profesiones.
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