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«¿Que cómo estoy? Mira mi cara». Entonces Víctor Hoces se levanta de la silla y dibuja con las puntas de sus dedos índices de ambas manos la amplia sonrisa que muestra sin disimulo. Hace un año su rostro era bien distinto, como el trajín en la primera planta del Ayuntamiento de Benaoján. Los vecinos llegaban con cuentagotas, a imagen y semejanza de la cobertura de Internet necesaria para realizar cualquier trámite 'on line'. Ahora la actividad es constante, contagiada quizá por el optimismo que trae otra mañana de noviembre ganada a la primavera… y la llegada de la fibra óptica al corazón de este pequeño municipio de la Serranía de Ronda.
«Por fin somos ciudadanos de primera, como el resto de los habitantes de las ciudades», lanza este administrativo que ha pasado también en casa del ADSL de 10 megas a una conexión de 1 GB. «Te afecta en todo… En todo. Para ver una película en una plataforma digital, para las compras 'on line', para solventar cualquier trámite. Además, yo que soy jugón, pues estoy feliz», comparte Hoces. Como él, los vecinos que viven en el centro urbano de Benaoján han abandonado el 'agujero negro' de Internet en el que se había convertido este municipio en la provincia de Málaga. SUR lo contó hace un año y ahora regresa al municipio para hablar con los mismos vecinos y comerciantes que compartían entonces su vida cotidiana desconectados de la Red.
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Porque el 97,9% de las viviendas de la localidad carecían de una conexión rápida a la Red hasta hace muy poco y ahora ese porcentaje se queda en el 1,35%. Esos datos parten de cruzar el último censo oficial de viviendas realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los informes sobre la expansión de la banda ancha elaborados por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Hace un año, ese estudio determinaba que en Benaoján había 944 viviendas con una conexión deficiente. Ahora quedan 13, aunque en el pueblo barruntan que pueden ser más, porque la fibra todavía no ha llegado a la Estación de Benaoján y algunos diseminados cercanos.
En cualquier caso, el avance resulta revolucionario para los vecinos de este municipio malagueño. «El cambio es más que notable. Antes, si mi sobrino quería jugar a la Play, teníamos que desconectar de Internet el resto de dispositivos de la casa. Ahora, podemos estar conectados a la vez los tres ordenadores y los cuatro teléfonos móviles que tenemos en la familia», brinda el joven biólogo Juan González, que acaba de terminar un máster en Investigación Biomédica y que ahora está en busca de trabajo.
«El desarrollo profesional aquí para jóvenes con perfiles técnicos sigue siendo complicado, pero un avance como este en una infraestructura ya tan básica como la conexión a Internet resulta esencial para el presente y el futuro del pueblo. Hasta ahora, para algo tan sencillo como hacer un trabajo de clase en grupo, a menudo tenía que ir a Ronda porque aquí no tenía dónde ni cómo conectarme, ahora todo eso ha cambiado de manera radical», detalla.
«Antes íbamos en un Seat 600 y ahora tenemos un Mercedes», bromea José María Amaya al otro lado de la barra del bar El Tajillo. Treinta y dos años contemplan a la tasca regentada por el hostelero, que también se ha subido a la ola digital que ha llegado al pueblo. «Por fin he podido instalar un datáfono y el resultado está siendo fantástico. Los clientes lo usan muchísimo, tanto aquí en el bar como en el reparto de comida a domicilio que también ofrecemos», sigue Amaya.
Lo notan los negocios, los vecinos y también los gestores públicos de Benaoján. «Antes, en subir a Internet, por ejemplo, un documento con un proyecto de obras que contenía texto e imágenes podías tardar varios minutos. Tampoco era infrecuente que se cortara la conexión durante el proceso y entonces, tenías que empezar de nuevo. Ahora, en un clic, está resuelto y eso redunda en la eficacia y la efectividad de la administración pública», reivindica David Gómez, funcionario en el consistorio del pueblo.
Además, Gómez y su compañero Hoces coinciden en otro aspecto nada desdeñable de la llegada de la fibra óptica a Benaoján: ahora pagan menos que antes por tener mejores servicios y conexiones. «¡Esto está siendo un escándalo! –suelta con guasa uno de los parroquianos sentados en la plaza del pueblo al sol del mediodía– 'el' Internet llega tan rápido ahora que ni lo vemos entrar por la puerta».
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