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mariví morilla
Domingo, 28 de junio 2015, 13:03
El Santísima Trinidad, una réplica exacta del navío del siglo XVIII hundido en la batalla de Trafalgar, se instaló en Málaga en el año 2006 con una gran oferta cultural y de recreo bajo sus velas. El proyecto de construcción de la épica nave española que llegó a albergar 140 cañones comenzó a fraguarse durante el año 2003 y supuso para su promotor, Ángel Llorente, una inversión cercana a los tres millones de euros. Pero a pesar de las expectativas generadas y a su buen funcionamiento durante sus primeros meses, el Santísima Trinidad, que cuenta con 70 metros de eslora, 11 de manga y una superficie de 2.500 metros cuadrados, abandonó el puerto malagueño en 2011 y partió rumbo a tierras alicantinas. El motivo de su marcha fue el económico, ya que el propietario buscaba mejorar el negocio en otro puerto, en esta ocasión, en el de Alicante. Esto, unido a la falta de clientes y a los retrasos que sufrieron las obras encaminadas al puerto comercial hicieron insostenible la idea de mantenerse en la ciudad malagueña. Sin embargo, hay algún que otro ciudadano que todavía no ha olvidado al Santa María. Es el caso de Julián Altolaguirre, quien ha estado recientemente viéndolo en el Puerto de Alicante y apuesta por su retorno a Málaga. «Este barco se tuvo que ir porque todas las autoridades (portuaria, capitanía, marítima y el Ayuntamiento) no mostraron ningún interés por él», denuncia este vecino. Actualmente, en Alicante, el Santísima Trinidad ofrece los mismos servicios que los que proponía en su momento en Málaga; entre ellos, los de restaurante, bar, museo y discoteca. «Algunas autoridades hicieron lo posible para que el barco se fuera de aquí porque supuestamente no resultaba ser un atractivo para la ciudad», opina Altolaguirre.
Carretera de Cádiz calles sucias por los árboles
Desde que llegó la primavera la floración de algunos árboles provoca, además de la incomodidad de los peatones que corren el riesgo de resbalar, una imagen de suciedad debido a las continuas manchas en el enlosado y en los vehículos estacionados. Isabela Moreno no se ha caído, pero su coche estacionado se llena cada día de las flores de los árboles. Su zona habitual (Carril de la Chupa, Cañada del Tesoro y Amalia Heredia) está llena de tipuanas popularmente conocidas como mimosas, una de las dos especies que hay en Málaga y que tienen una fase de floración espectacular, lo que proporciona una imagen singular de las calles en las que se sitúan. «Lavé el coche hace poco y al día siguiente me lo encontré más sucio que antes y además hay que ir andando con cuidado por la acera para no resbalar. No se puede estar así todo el verano», denuncia la vecina.
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