El fundador del Carromato de Max (que no se llamaba Max)
¿Quién fue el creador del único Museo de Miniatura que hay en Andalucía? En realidad, se llamaba Juan y era de Guadalajara, pero eligió ese nombre porque era fácil de pronunciar en cualquier idioma. Ésta es su historia y su legado en Mijas
Miguel Gámez
Sábado, 5 de septiembre 2015, 23:52
¿Han visto alguna vez la cabeza de un hombre blanco reducida por los indios jíbaros? ¿Y la copia de La Última Cena de Leonardo da Vinci pintada sobre un grano de arroz? Son algunas de las miniaturas que pueden verse en el Carromato de Mijas, un lugar tan original como sorprendente, no solo por las piezas de coleccionista que hay en su interior, sino también por la historia que encierra tanto su fundador como este entrañable rincón mijeño situado en la avenida del Compás, a pocos metros de la Gruta de la Virgen de la Peña.
Mijas cuenta, desde el 4 de mayo de 1972, con el único Museo en Miniatura de Andalucía y que llegó a ser entonces el primero de sus características en todo el mundo, conocido por la mayoría de la gente como el Carromato de Max gracias a Juan Elegido Millán, quien prefirió ser conocido popularmente como el profesor 'Max', un nombre fácil de pronunciar en cualquier idioma.
Max era natural de Brihuega, un pequeño pueblo de Guadalajara que tiene como patrona a la Virgen de la Peña. Era un hombre culto, que estudió medicina y periodismo en la antigua Escuela de Periodismo 'El Debate' y que se caracterizaba por su estilo de vida bohemio y aventurero, que le llevó a recorrer más de medio mundo entre Europa, África, Sudamérica y Asia. También fue mago e hipnotizador. Fue muy amigo de don Juan de Borbón, el Conde de Barcelona (abuelo del actual rey de España), quien le invitó a algunas cenas para que hiciera magia o hipnotizara a algunos de los comensales.
Su carácter inquieto le hizo vivir en numerosos rincones del planeta, pero se enamoró de la Costa del Sol y decidió que Mijas, que también tiene como patrona a la Virgen de la Peña, de la que era muy devoto según un sobrino suyo, era el pueblo ideal para fundar el Carromato de Max. Su pasión por las antigüedades era tal que las coleccionaba procedentes de todas partes, como puede observarse en el famoso museo de Mijas, donde hay piezas de España, Francia, Alemania, Inglaterra, Angola, Mozambique, México, Chile, Ecuador, Venezuela o Filipinas. De algunas de ellas se desconoce su origen.
En 1972, siendo alcalde de Mijas Miguel González Berral, le fue concedida al profesor Max la concesión del museo por 40 años. Max, que era soltero, falleció en 1975, tres años después de abrir el museo, en un accidente de tráfico sufrido en Baza (Granada), mientras estaba montando otro museo similar en Benidorm (Alicante), que años después sufrió una inundación total. Al morir Max, del Carromato de Max se ocupó su familia hasta 2012, cuando finalizó la concesión y pasó a ser municipal. Dado que la familia del profesor (que en la actualidad tiene museos en Brihuega y en el pueblo alicantino de Guadalés) tenía registrado el nombre de 'Max', desde ese año pasó a llamarse El Carromato de Mijas, también conocido como el Museo en Miniatura de Mijas.
Se trata de uno de los museos más curiosos del mundo, que contiene 365 miniaturas expuestas en 39 urnas y cuidadas con el necesario mimo por Pilar Esteban y por Ana María Gómez, quienes trabajan para Afesol (la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de la Costa del Sol). Y es que la recaudación del Museo va a parar a este colectivo, cuya presidenta es Conchi Cuevas y que se encarga de la gestión desde 2012.
Afesol ha invertido mucho en el museo, nos encargamos del mantenimiento y de la limpieza e incluso hemos comprado miniaturas en una Feria de Miniaturas que se celebra cada año en Fuengirola, señala Pilar Esteban, que destaca los descuentos del 50 por ciento en el precio para aquellas personas que utilicen el Tuk Tuk, un vehículo eléctrico que recorre cada día los cinco museos de Mijas Pueblo y que es una alternativa más de turismo tanto a los coches de caballo como a los famosos burros-taxi.
El precio de entrada al Carromato de Mijas es de 3 ¤ para los adultos, 1,5 ¤ para los niños de seis a catorce años, 2 ¤ para los jubilados y universitarios y 1,5 ¤ si se trata de grupos de diez personas.
Visitantes ilustres
Por el Carromato de Max, como le llaman los vecinos de Mijas por muchos años que transcurran, han pasado multitud de famosos, entre ellos los cantantes Julio Iglesias, Raphael y Rocío Dúrcal, la actriz Esperanza Roy y el torero Jaime Ostos, por citar tan solo a algunos que no podían evitar disfrutar de las maravillas en pequeñas proporciones cuando actuaban en la Costa del Sol.
La popularidad alcanzada por el museo no tenía límites en los años setenta y, aunque perdió mucho encanto debido a la falta de atención municipal durante un par de décadas, ahora vuelve a recuperar el esplendor de antaño. No resulta extraño que durante el mes de agosto hayan pasado por el Museo en Miniatura más de 5.000 personas de casi todas las nacionalidades. Y es que la información está expuesta en español, inglés, francés, alemán, ruso y japonés, a la espera de tenerla lista a su vez en finlandés.
En el Carromato de Mijas, la primera miniatura que se ve es la de la Virgen de la Peña. Otra es El Cristo de Salvador Dalí, ambas pintadas realizadas una chincheta. Una de las que más llaman la atención al visitante es la de las siete maravillas del mundo pintadas sobre un palillo de dientes o la colección de joyas en miniatura, enseres hechos en hierro forjado, cobre, bronce o latón. Hay tantas maravillas que resulta difícil resaltar solo unas pocas. Destacan, a su vez: la cabeza de Nefertiti y el burro-taxi realizados sobre un grano de arroz o la más antigua de todas: las flechas que datan de la Edad de Piedra. El lema del Museo está escrito en la cabeza de un alfiler: 'Gran Museo Mundial en miniaturas. La colección más grande del mundo de las cosas más pequeñas. Propietario: Profesor Max'.
Piezas retiradas
Las únicas miniaturas de la colección antigua que han debido retirar quienes lo gestionan en la actualidad, debido al desgaste producido por la luz interior son: el padrenuestro escrito en una tarjeta de visita de escasos centímetros y la pintura de una batalla naval pintada sobre una lenteja. Pero los visitantes también pueden quedarse prendados con una nueva colección de joyas de escasísimas proporciones: bomboneras, juegos de tocador, etc. y, en especial, la cabeza de Abraham Lincoln pintada en la cabeza de un alfiler y aumentada 1.000 veces a través de uno de los microscopios con los que pueden observarse las piezas con mayor facilidad, realizada por Willy Muñoz, que está considerado el mejor miniaturista del mundo de todas las épocas.
Visitar el Museo en Miniatura de Mijas equivale a entrar en otra dimensión. E incluso te hace pensar en cómo se sentía Gulliver en sus famosos viajes. No hay que viajar tan lejos, sino ir a Mijas, para disfrutar en grande de las cosas más pqueñas.
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