Todo empezó con apenas 300 euros y un cupón de Facebook Ads, de apenas treinta euros más. Esa fue la inversión inicial con la que cuatro jóvenes —los hermanos David y Alejandro Moreno, junto a sus amigos Pablo Sánchez e Iñaki Soriano— decidieron desde Elche y Alicante lanzar una marca de gafas de sol de diseño atractivo y accesibles al mismo tiempo. Así nació Hawkers, una empresa con un claro ADN digital que hoy exporta a más de 50 países.

Desde sus inicios, los fundadores de Hawkers tuvieron claro que no necesitaban intermediarios, tiendas físicas, ni grandes presupuestos. Sólo una web pensada para convertir visitas en ventas, una estrategia intensa en redes sociales y una visión poco común en su momento: utilizar el marketing digital no como apoyo, sino como el centro neurálgico del negocio. “La clave número uno fue Facebook Ads”, recuerda David Moreno. “Con un euro de publicidad nos retornaba 20 en facturación”. Apostaron todo al canal online desde el primer día, y en menos de dos años ya alcanzaron el millón de unidades vendidas.

Casos como el de Hawkers ilustran cómo el e-commerce, o comercio electrónico, ha transformado por completo el acceso al mercado para miles de emprendedores. A diferencia del e-business, que abarca todas las actividades empresariales digitales, el e-commerce se centra exclusivamente en la transacción de productos o servicios a través de internet. En España, su crecimiento ha sido meteórico. Más del 35% de las compras totales en 2024 se realizaron online, según recoge un estudio realizado por IAB Spain, destacada asociación del sector de la publicidad digital en España. En el último trimestre de 2023 se superaron los 2,5 millones de euros en facturación nacional en comercio electrónico, según datos de Statista.

Y la tendencia continúa al alza. Según proyecciones de Statista y CBRE, el comercio electrónico en España crecerá un 5,4% en 2025, con ingresos estimados entre los 37.900 y los 65.000 millones de euros, dependiendo de la fuente. El e-commerce representó un 5,76% del PIB español en 2023, y se espera que alcance el 6,04 % en 2024. Más de 30 millones de personas realizaron compras online en 2023, con un gasto medio por comprador superior a los 3.300 euros, según el informe “Compras online en España. Edición 2024” del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad. El 76% de los usuarios de internet entre 16 y 74 años —cerca de 30 millones de personas— ya compran online de forma habitual, lo que convierte a España en uno de los mercados digitales más activos de Europa.

El informe de IAB Spain sobre e-commerce 2024 también destaca que el 67% de los usuarios prefiere realizar sus compras a través del móvil, aunque un 30% sigue optando por el ordenador para compras más complejas. Los sectores con mayor penetración en el canal digital son la moda, donde compra el 69% de los consumidores online, seguidos por electrónica, transporte, turismo, alimentación y los servicios por suscripción. Y si hablamos de plataformas, los grandes marketplaces como Amazon, El Corte Inglés, Zara, Aliexpress o MediaMarkt concentran cerca del 60% de las compras realizadas en internet.

Pero no todo es crecimiento sin retos. La tasa de abandono de carritos en España se sitúa en torno al 75 %, ligeramente por encima de la media global (70 %). Las causas más frecuentes, según IAB y CNMC, son la obligación de crear una cuenta para comprar (26 %), la desconfianza en el método de pago (25 %) y procesos de compra demasiado largos o confusos (22 %).

Estos datos no solo confirman que el e-commerce es un fenómeno consolidado, sino que subrayan la necesidad de cuidar todos los aspectos de la experiencia de usuario para competir en un entorno cada vez más sofisticado. También muestran por qué tantas empresas —desde grandes marcas hasta emprendedores locales— están apostando por el canal digital como el centro de su estrategia de ventas.

Las tendencias para 2025 confirman que este entorno seguirá evolucionando a gran velocidad. La integración de inteligencia artificial permite personalizar las experiencias de compra, desde la navegación hasta la postventa. Los chatbots, asistentes de voz y motores de recomendación inteligente ya son parte de la experiencia de usuario en muchas plataformas. Otras tecnologías, como la realidad aumentada o el voice commerce, prometen cambiar aún más los hábitos de consumo. Y, a la vez, crecen los modelos sostenibles, como el recommerce o la venta de productos reacondicionados, que apelan a un consumidor más consciente y exigente.

En este contexto, Orange España ha desarrollado un catálogo completo de soluciones para acompañar a pymes y autónomos en su digitalización comercial. Su oferta incluye la creación de tiendas online con diseño responsive (que se adapta automáticamente a los distintos dispositivos, sean móviles, tablets u ordenadores), integración con pasarelas de pago (TPV virtual, PayPal), personalización de pedidos, opciones de entrega flexibles y conexión directa con marketplaces como Amazon, Facebook o Instagram. Además, permite centralizar la gestión del inventario, el control logístico y la promoción digital desde una única plataforma.

Orange también ofrece herramientas de posicionamiento SEO, campañas de publicidad digital segmentada basadas en datos, servicios de ciberprotección para asegurar las transacciones y análisis de riesgo crediticio para negocios que ofrecen financiación o pago aplazado. A todo esto se suma un servicio de asesoría personalizada, que guía a los negocios en el uso de herramientas de inteligencia artificial y automatización, ayudando a mejorar la experiencia del cliente y la eficiencia operativa. Estas soluciones están diseñadas para ser accesibles, escalables y adaptadas a las necesidades reales de las empresas que están dando sus primeros pasos en el mundo digital o que quieren profesionalizar su canal online.

Un buen ejemplo de emprendimiento digital impulsado desde cero lo protagoniza Arena Roja, una joyería online nacida en pleno confinamiento de 2020. Erika Romero y Eric Renom, pareja y fundadores, lanzaron la marca desde su casa en Barcelona con una propuesta clara: ofrecer joyas artesanales, de diseño propio y a precios asequibles. Erika, graduada en marketing, fue la responsable de convertir TikTok e Instagram en su principal canal de ventas. Mostrando su día a día, sus procesos creativos y su honestidad empresarial, Erika logró formar una comunidad fiel con más de 350.000 seguidores y viralizar su marca. En uno de sus mejores meses, Arena Roja vendió más de 1.300 productos, llegando incluso a cerrar temporalmente la web por exceso de pedidos.

Su éxito no se basó en grandes campañas publicitarias, sino en una estrategia muy personal y transparente. Erika responde personalmente a los mensajes, involucra a su audiencia y cuida cada detalle de la experiencia de compra. La marca ha sabido diferenciarse en un sector altamente competitivo, apostando por el crecimiento orgánico, la reinversión constante de beneficios y un trato muy cercano con su comunidad.

Otro caso paradigmático de éxito es el de Mr. Wonderful, nacido en 2011 como un pequeño estudio de diseño gráfico. Angi Cabal y Javi Aracil comenzaron haciendo invitaciones para bodas, pero pronto sus mensajes optimistas y diseños únicos se viralizaron en redes sociales. Así surgió su tienda online, que en poco tiempo se convirtió en un fenómeno. Hoy venden en más de 1.200 puntos físicos en 26 países y han abierto tiendas propias y franquicias, combinando con éxito el canal digital y el físico. Mr. Wonderful ha construido una comunidad fuerte y emocionalmente conectada, gracias a una estrategia que ha mantenido su esencia creativa intacta en todas sus fases de crecimiento.

Estos tres ejemplos —Hawkers, Arena Roja y Mr. Wonderful— muestran que el e-commerce no es exclusivo de las grandes empresas. Es un entorno donde la creatividad, la estrategia y la autenticidad pueden tener tanto peso como la inversión. Y donde, con la ayuda de herramientas como las que ofrece Orange, cualquier pyme puede dar el salto, crecer y competir en igualdad de condiciones. Porque vender por internet ya no es solo una forma de llegar más lejos. Es, cada vez más, la manera más natural —y humana— de empezar.