
Julio J. Portabales
Domingo, 6 de octubre 2024
El cáncer es una enfermedad que no solo afecta el cuerpo, sino que también deja profundas cicatrices emocionales tanto en los pacientes como en sus familias. La Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer (FMAEC) se ha comprometido a abordar esta dimensión emocional a través de su Proyecto de Atención Psico-oncológica, destinado a proporcionar apoyo psicológico en todas las fases de la enfermedad. El proyecto es fruto del esfuerzo conjunto de personas que han vivido de cerca el cáncer y entendieron la importancia de brindar soporte emocional a quienes atraviesan esta compleja realidad. José Aldecoa, presidente de la Fundación, destaca que este programa nació de la voluntad de individuos que sintieron de primera mano el impacto de la enfermedad y decidieron actuar, creando un espacio de acompañamiento para pacientes y sus seres queridos.
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Este proyecto, liderado por un equipo clínico especializado en psicooncología, tiene como objetivo no solo ofrecer terapia psicológica, sino también crear estrategias de manejo emocional que ayuden a los pacientes a convivir con los inevitables sentimientos de miedo, ansiedad y estrés que conlleva el cáncer. Lorena Cazorla, una de las psicooncólogas a cargo del proyecto, subraya la importancia de aprender a convivir con estas emociones, sin intentar suprimirlas. Según ella, es fundamental enseñar a las personas a aceptar que el miedo y la incertidumbre son parte del proceso, y que la clave no está en hacer desaparecer estos sentimientos, sino en encontrar maneras efectivas de gestionarlos. «Tenemos que aprender a convivir con estas emociones, asumiendo que en momentos serán más potentes y en otros más llevaderas», comenta Cazorla.
En cada etapa de la enfermedad, las necesidades emocionales cambian. Desde el primer impacto del diagnóstico hasta el proceso de recuperación, los pacientes enfrentan una montaña rusa de sentimientos, y la atención psicológica que ofrece la FMAEC está diseñada para adaptarse a cada una de estas fases. Según Cazorla, al comienzo del tratamiento, el trabajo se centra principalmente en manejar la incertidumbre que genera el diagnóstico, mientras que durante el tratamiento, el foco está en lidiar con los síntomas secundarios y las secuelas físicas. Una vez que los pacientes han finalizado el tratamiento, el objetivo es ayudarles a adaptarse a sus nuevas circunstancias, sin renunciar al bienestar que solían tener antes de la enfermedad.
Aldecoa explica que el soporte psicológico no se limita a los pacientes que se encuentran en tratamiento activo. El proyecto se extiende también a aquellos que están en fases de revisión, una etapa en la que los miedos a una posible recaída siguen muy presentes. «Atendemos a los pacientes en cualquier momento de la enfermedad», señala, subrayando que la atención psico-oncológica es necesaria incluso después de que el tratamiento haya terminado.
El apoyo emocional no solo se dirige a los pacientes, sino también a sus familiares. Lorena Cazorla insiste en que las familias juegan un papel crucial en el bienestar del paciente, pero también necesitan herramientas para sobrellevar su propia carga emocional. Como menciona Cazorla, «intentamos que los familiares también aprendan a convivir con la enfermedad, buscando siempre formas de mejorar su bienestar, aunque a veces eso implique aceptar que sentirse mal es parte del proceso».
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El proyecto no solo se desarrolla en la sede de la Fundación, sino también en el Hospital Clínico Universitario de Málaga, donde la psicooncóloga trabaja de la mano con el equipo sanitario del hospital para identificar a los pacientes que más podrían beneficiarse del apoyo psicológico. Según Aldecoa, el 95% de los pacientes que reciben atención psico-oncológica son derivados por el propio personal médico o de enfermería del hospital. Este trabajo conjunto permite que la ayuda emocional llegue a quienes más la necesitan en los momentos más críticos de su enfermedad.
Además del equipo clínico, el programa de voluntariado asistencial hospitalario juega un papel fundamental en la labor de la Fundación. Cerca de 30 voluntarias visitan regularmente las plantas de oncología y hematología del hospital, ofreciendo compañía y apoyo tanto a los pacientes como a sus familiares. La presencia de estas voluntarias permite generar un ambiente de empatía y comprensión, algo esencial en un entorno hospitalario donde el dolor y la incertidumbre suelen ser protagonistas. «Las voluntarias son un pilar clave, su presencia en el hospital proporciona una red de apoyo emocional que hace más llevadera la estancia tanto para los pacientes como para sus familiares», destaca Aldecoa.
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El proyecto también incluye actividades de promoción de la salud, como el programa 'Receta Saludable', que ofrece a los pacientes la posibilidad de realizar ejercicio físico adaptado, como caminatas por la ciudad de Málaga, guiados por una monitora especializada. Este tipo de iniciativas permiten a los pacientes no solo mantenerse activos físicamente, sino también compartir tiempo con otras personas en situaciones similares, creando una comunidad de apoyo. Además, la Fundación cuenta con un banco de pelucas y pañuelos para aquellas personas que han perdido el cabello a causa de los tratamientos, una acción que, aunque pequeña, tiene un impacto enorme en la autoestima de los pacientes.
El trabajo de la Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer refleja la importancia del acompañamiento emocional en el tratamiento del cáncer. Gracias a su equipo de psicooncólogas y voluntarias, este proyecto ha logrado proporcionar un soporte vital a pacientes y familias que enfrentan la dura realidad del cáncer. La combinación de terapia psicológica, actividades de bienestar y un voluntariado comprometido ha creado una red de apoyo sólida que permite a las personas enfrentarse a la enfermedad con más herramientas y una mayor esperanza de mejorar su calidad de vida, tanto física como emocionalmente.
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