
MERCHE C. RACHÓN
Sábado, 12 de enero 2013, 18:22
María, localidad de la provincia de Almería, es un municipio especial con multitud de peculiaridades. La primera de ellas es que la localidad se encuentra en las faldas de la sierra del mismo nombre que alcanza los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Este hecho hace de María un pueblo blanco en invierno. Su núcleo urbano se levanta a más de mil metros de altitud en una ladera que se cubre de nieve hasta la llegada de la primavera.
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Otra de las particularidades es que todo su término municipal ocupa 221 kilómetros cuadrados, siendo así uno de los municipios más grandes de toda Almería, aunque cuenta, sin embargo, con menos de 1.500 habitantes.
Su ubicación hace de su clima el mejor lugar para la cura de jamones, convirtiendo las piezas criadas en María en las mejores de toda la región.
Los cotos de caza son abundantes en la zona, y las espléndidas laderas que conforman su sierra junto con el gran parque natural en el que se encuentra, hacen de la localidad un lugar único para disfrutar de sus famosos embutidos de fabricación casera así como de grandes panorámicas de ensueño.
Es precisamente la inclemencia de su tiempo de montaña lo que hace de María una localidad de gran atractivo turístico.
Por un lado, durante el invierno el municipio se llena de visitantes para recibir la nieve, mientras que en el verano la suavidad del clima la convierte en la escapada perfecta del calor veraniego. En pleno contacto con la naturaleza, María es la salida ideal en cualquier estación del año.
A escasos diez kilómetros se encuentra el nacimiento del río Guadalquivir, por lo que la zona se llena de excursionistas y senderistas que realizan salidas a pie por la zona.
Historia
Los orígenes de María datan del Neolítico, así lo atestiguan los restos hallados en la Cueva de Haza, y de un poblado ibérico aún sin excavar, en el Pasico. En la localidad se han encontrado vestigios de todas las etapas y civilizaciones que ocuparon el territorio en agrupaciones dispersas de población hasta que el siglo XVII se estableció como municipio independiente cuando se creó una alquería de pastores y leñadores. Esta circunstancia daría a María la independencia y asentaría las bases de la economía actual, sustentada principalmente en la agricultura y la ganadería (ampliamente conocidos son los jamones de María).
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Con la conquista romana, el sector agrícola se vio potenciado con la extensión de la superficie a explotar y aumentando las rutas de comunicación que ponían en contacto las áreas de producción con las de comercialización, gracias a los inmensos avances en las calzadas que instauró la civilización romana.
Los pueblos romano y árabe crearon de un lugar recóndito de inviernos duros un lugar próspero donde se crearon nuevas maneras de sobrevivir. Tras la Reconquista de los Reyes Católicos pasó a forma parte de los Vélez y hasta el año 1963 perteneció a Vélez-Blanco. Durante esos periodos se han mantenido las costumbres y el modo de ganarse la vida que las civilizaciones anteriores explotaron durante siglos.
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Monumentos
La comarca de Sierra María-Los Vélez posee un rico patrimonio artístico y monumental. En ella se encuentra uno de los más bellos y representativos castillos del Renacimiento, el castillo-alcázar de los Fajardos o la cueva de gran relevancia arqueológica como es la Cueva de los Letreros, que alberga pinturas rupestres del Neolítico, o la de Ambrosio y la del Grabar.
En la localidad de María, entre las construcciones más representativas se encuentra el Ayuntamiento, construido en el siglo XVIII como pósito y de estructura sencilla. Las continuas remodelaciones han ido apagando la belleza de esta construcción histórica. Sin embargo, y pese a ello, aún sigue manteniendo el estilo con el que se construyó.
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La Casa del Marqués, construida en 1753, perteneció al Marqués de Villafranca y Los Vélez según el catastro del Marqués de la Ensenada. Posee un amplio patio, cuadras, silos y corrales a su alrededor, así como alojamiento para los sirvientes. Fue reconvertida en cuartel de la Guardia Civil en 1911 y desde entonces cumple esa función.
La ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, por otro lado, se encuentra a 1.400 metros de altitud y es uno de los parajes más bellos de toda la comarca. En ella, y según la tradición, la virgen se le apareció a un pastor. La Virgen de la Cabeza se encuentra en el interior del Santuario y el último domingo de abril desde 1787, se celebra el día de la Virgen de la Cabeza, cuya imagen es trasladada desde el Santuario al pueblo. El 15 de agosto tiene lugar la romería y la misa rociera.
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Los caños de la plaza se encuentran en la Plaza de la Encarnación y sobre sus tres caños está el escudo que reúne la remodelación del águila bicéfala de los Austrias, con la flor de lis de los Borbones. Durante el invierno, todos estos monumentos adquieren una belleza especial al ser cubiertos por un manto blanco de nieve que envuelve por completo la sierra de María.
La calidad excepcional de sus productos gastronómicos hace que pasar el invierno en el crudo frío de la sierra de María sea más llevadero.
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