ILLUMBE. El Juli da un pase de muleta a su morlaco. / JUAN HERRERO. EFE
VIVIR VERANO. TOROS

Sobresaliente faena de El Juli en San Sebastián

El diestro triunfa con un cuarto toro de 600 kilos y Miguel Ángel Perera hace una faena distinguida

BARQUERITO. COLPISA

Domingo, 17 de agosto 2008, 04:05

Abrió un toro terciadito, sacudido y ligero. El Juli se lo sacó hasta la boca de riego con seis lances a pies juntos rematados con media jacarandosa. A pies juntos también. No iba a volverse a ver torear de capa, salvo en lances de mera brega, hasta la segunda salida de El Juli. Aunque el cuarto de corrida, de poderosísimo cuello y soberbia alzada, echó las manos por delante, El Juli le sacó los brazos y, después de cuatro lances de tanteó, dibujó con primor tres verónicas de corto vuelo y mucho ajuste. Como pétalos.

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Lo que iba ser una media de remate devino de pronto en una chicuelina muy envuelta, en cuya solución El Juli dibujó una larga que dejó al toro servido y cumplido. No hubo más fantasías ni más detalles con el capote en toda la corrida. Pero sí un quite providencial del propio Juli a Juan José Trujillo.

Faena de mucho rigor

De su firma la faena: rigor, gobierno, ligazón, encaje, soltura, temple, fantasía, sitio, tensión, alegría. Fue el toro de cuello como de oso. Al público brindó El Juli. No sin sorpresa: el toro se había venido con la cara por las nubes al capote de brega de Escobar y no dejó meter los palos ni ganar la cara a Carretero en banderillas. Al quinto muletazo ya estaba El Juli en los medios. Y el toro, catado y tenido en la mano. Una tanda de tres con la diestra muy despaciosos y el de remate.

El último desplante, encajado entre pitones, el toro por dentro y el torero por fuera, fue de los de sacar el pecho. Entre tanda y tanda, a paso ligero salidas y entradas, El Juli dio al toro el aire justo. Ni una gota más. Y, luego, lo mató por arriba y al salto de media estocada trasera.

Además de la sal de El Juli con el cuarto toraco, hubo, justo antes, una distinguida faena de Perera a uno de los tres toros notables de la corrida de Victoriano del Río. Un tercero bien cortado, suelto de varas y con querencia indefinida. Pero de mucha bondad. Larga sin mayor razón, la faena de Perera tuvo dos mitades.

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No mucho más. El propio Perera se pasó diez minutos encima de un sexto tan inválido que no llegaba ni a embrocarse por falta de fuerza. Manzanares, refinado en una tanda excelente con la derecha, no pasó, en faena ligera, de aplomado pero despegado y apático calígrafo con un segundo toro de interés. Y luego se atragantó con un quinto probón o a la huida, revirado y escarbador.

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