A. NOGUÉS
Jueves, 27 de diciembre 2007, 09:53
La Navidad es una época complicada para el estómago. Desde su experiencia, ¿qué malas prácticas se repiten estos días?
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Lo primero que ocurre es que se rompen los hábitos naturales de alimentación y se consumen productos más ricos en grasa y más especiados, que son peor tolerados por el organismo. El segundo problema es que se alteran los horarios y con ellos, el ritmo de digestión natural de las comidas. A ello se suma que se ingiere más alcohol, que empeora la tolerancia de las comidas.
Es entonces cuando llegan los denominados empachos...
Claro. Porque la cantidad de alimentos que tomamos supera a la velocidad a la que el organismo es capaz de absorberlos. En Navidad se rompe la rutina de trabajo y dejamos de hacer deporte, por lo que apenas gastamos esas calorías. La balanza se desequilibra y se genera un remanente de alimentos, culpable de los kilos de más y de que suba el nivel de grasa en sangre. En extremo, esta situación puede derivar en una pancreatitis, aunque lo más habitual son los dolores abdominales intensos, la náuseas o los ardores.
De cara a Nochevieja, ¿qué precauciones conviene tomar?
Lo esencial es ser prudente y comer con sentido común. Lo segundo, evitar los alimentos con mucha grasa y por último, respetar los horarios habituales y no picar entre horas.
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