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José Luis Martín
Martes, 12 de diciembre 2023, 00:12
A los pocos días de comenzar la Guerra Civil Española, la Marina Republicana eligió a Málaga como puerto base para las operaciones navales de sus submarinos. La cercanía al Estrecho de Gibraltar y a las posesiones españolas en el Norte de África, fue el factor decisivo para tal decisión. Desde este momento y hasta mediados de enero de 1937, Málaga fue una Base Naval en donde recalaron prácticamente todos los submarinos tanto los del tipo «B», como los del «C».
Desde los muelles malagueños, los submarinos partieron para sus patrullas de guerra en el Mar Mediterráneo y en el Mar Cantábrico.
Así, Málaga contó con su Flotilla de Submarinos.
En 1914, el joven capitán de corbeta de de la marina Norteamérica Nimitz estaba obsesionado con una idea: «los submarinos serán tanto mejores en operaciones estratégicas cuanto más lejos puedan llegar». Y para ese logro necesitaban básicamente una sola cosa: disponer de potentes motores térmicos para poder navegar en superficie a la mayor velocidad posible.
Esa idea sería más tarde la clave para el éxito de la guerra submarina que llevaron a cabo los submarinos norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial (1941-1945) contra la Marina Imperial Japonesa: las ideas del almirante Chester William Nimitz habían triunfado, había ganado en el Pacífico.
También en España, otro marino era de la misma opinión y en 1922 cuando se estaban discutiendo los diferentes planos y características técnicas de los nuevos submarinos que se iban a construir, el joven capitán de corbeta Mateo García de los Reyes tomó una decisión que a la postre, sería uno de los principales problemas de funcionamiento que tendrían a futuro los submarinos de la clase «C». García de los Reyes era partidario de que un submarino tenía que ser lo más veloz posible en superficie y para ello, lógicamente debían tener dos diseños fundamentales:
-Unos motores térmicos lo suficientemente potentes
-Un peso acorde a esa potencia
Para cumplir con el primer diseño, a los submarinos tipo «C» no se montaron los nefastos motores norteamericanos de la marca NELSECO que llevaban la serie anterior de submarinos españoles la «B» y se le pusieron motores Diesel de mejor tecnología y potencia de la marca inglesa VICKERS.
Los motores Diesel NELSECO eran la copia norteamericana de los motores alemanes para submarinos de la marca M.A.N.; ningún submarino norteamericano que luchó en la SGM llevaba motores Nelseco a bordo.
Y para cumplir con el segundo, se les recortó el peso para que con 914,5 toneladas de desplazamiento en superficie pudiera dar 16,2 nudos de velocidad; entonces se les montó una batería eléctrica con 120 elementos, los mismos que llevaban los submarinos de la clase «B» y que tenían casi la mitad de desplazamiento.
A su vez, esa capacidad de almacenamiento eléctrico de 7340 Amperios redundaba en un menor tamaño y por tanto de peso, de las dos máquinas eléctricas principales de corriente continua de la marca norteamericana ELECTRO DYMANIC.
En 1936 el ya almirante García de los Reyes no pudo comprobar la efectividad en combate de sus ideas porque tras el comienzo de la Guerra Civil, se unió al ejército sublevado, fue detenido y posteriormente fusilado en Paracuellos del Jarama en 1937.
A las 14.00 horas del día 22 de octubre de 1930, se botaba el flamante submarino «E-1» construido en los astilleros gaditanos de Echevarrieta y Larrinaga. De 750 toneladas de desplazamiento en superficie, se trata de una unidad diseñada por la casa holandesa de La Haya «Ingenieurskantoor voor Scheepsbow», pero de tecnología alemana.
Unos meses más tarde, en mayo de 1931 comenzó un crucero de instrucción y pruebas por diferentes puertos nacionales del arco mediterráneo. En el viaje, el submarino estuvo en Málaga, amarrando en el muelle número 4, el Muelle de Heredia.
Los oficiales que mandaban el submarino eran todos alemanes y entre ellos estaba un joven alférez de navío de 25 años llamado Harald Grosse.
El día 18 de diciembre de 1933 el teniente de navío de 31 años Remigio Verdía Jolí, era nombrado comandante del submarino «B 5» y en enero de 1935 embarcaba en ese mismo submarino como oficial de guardia, el alférez de navío de 28 años Antonio Arbona Pastor.
A las 10.00 h del día 18 de julio de 1936, los submarinos republicanos C 1, C 3, C 4, C 6 y B 6 partían de su base de Cartagena con rumbo al Cabo de Gata con objeto de dirigirse al Estrecho de Gibraltar en misión de patrulla y vigilancia, aunque por órdenes posteriores se dirigieron a aguas de Melilla. Por los sucesos vividos a bordo del submarino «C3» en la tarde del día 19, la tripulación detuvo al comandante Rafael Viniegra González y al segundo Luis Jáudenes Junco y le ofrecieron el mando al alférez de navío Antonio Arbona Pastor. En tal situación y tras la escasa efectividad de la vigilancia frente a Melilla, el submarino junto con el resto de los de la patrulla, llegó a Málaga la mañana del lunes día 20.
Radiograma
Nº 47
Palabras…….
Entregado el …20… de …julio… de 193.6. a las …14… horas, …35… minutos en …la mar…
Telegrama para Madrid del C-3
Dotación Submarino C-3
al 1 Madrid. Tengo el honor de comunicar al V.E. que destituyo mando por desconfianza en su actitud, nombrando al alférez de navío Arbona, Cte. interino esperando órdenes del gobierno constitucional.¡viva la república ¡
También, el jefe de la Flotilla de Submarinos de Cartagena informaba al ministro de Marina del cambio de mando producido en el mando del submarino; por la tarde, el AN Arbona quedaba autorizado como comandante interino. El día 21 el ministerio de Marina aprobaba formalmente el nombramiento:
Radiograma
Nº 8779
Palabras…….
Entregado el …21… de …julio… de 193.6. a las …10… horas,…15… minutos en …la mar…
El ministerio de Marina a la dotación del submarino C-3
Apruebo toma de mando a ese buque por el alférez de navío Arbona. Esta orden fue enviada a Jefe Flotilla.
Dicho nombramiento vino suscrito también por el ministro de Marina mediante el comunicado de radio Nº 3838 y el Nº 3839.
Entonces, de repente, el puerto de la ciudad adquirió un papel fundamental para los submarinos republicanos; desde el mismo día 21 de julio se va a convertir en una «base de submarinos» para atender a las importantes necesidades navales debido a su cercanía al Estrecho de Gibraltar, que en esas tempranas fechas, era el paso obligado hacia la península de los buques mercantes y de guerra de la marina nacionalista.
Desde ese momento, la historia del puerto de Málaga y la del «C 3» va a quedar unida hasta el su trágico «final»: de todos los submarinos que tuvieron a Málaga como base, el «C 3» estuvo a la cabeza, amarrando en su puerto hasta en 11 ocasiones.
Desde aquí, partió a finales de julio para Tánger, incluida su participación en el combate aeronaval del día 29 en las proximidades de Tarifa, teniendo que regresar remolcado con las baterías completamente descargadas.
Desde aquí, partió por dos veces para subir al Mar Cantábrico. En el primer viaje, el submarino tuvo una posible avería el día 15 de agosto por la que tuvo que regresar a Cartagena vía Málaga. El día 17 llegó a Cartagena, en donde se revisó el caso y la maquinaria principal del submarino y el día 18, el alférez de navío Arbona recibe un mensaje desde el bando sublevado acusándole de cobardía, ya que en el pasado había expresado sus ideas falangistas; lo firma el ardiente Capitán de Corbeta Fernández de Bobadilla y dice así:
«Arbona, tú que presumías de falangista no te has unido a nosotros por cobarde. Asco me da dirigirme a ti. Si lo hago es para que toda la dotación conozca que eres un cobarde, y lo mismo que has sido un cobarde una vez, lo serás mil veces»
El día 25 de agosto partió desde Málaga por seguna vez para el Frente Norte; de regreso de la campaña, a primeros de octubre tuvo otra avería, pero «la guerra mandaba» y las reparaciones eran de urgencia y sin mayor garantía
Desde aquí partió para Cartagena el día 10 de octubre regresando a Málaga el día 30 de noviembre y el 2 de diciembre volvió a zarpar otra vez para Cartagena: sus problemas de máquinas eran más que evidentes.El día 3 de noviembre el Estado Mayor de la Escuadra comunicaba la situación del personal del Cuerpo General con destino en las Flotillas de Submarinos.
El día 11 de noviembre en el Diario Oficial de la República se publicaba el nombramiento formal del Capitán de Corbeta Remigio Verdía como comandante del submarino «C 6» y del alférez de navío Antonio Arbona como comandante del «C 3».
Por diferentes motivos, el día 24 de julio de 1936, la Marina de Guerra Alemana -Kriegsmarine- (KM) ya estaba en aguas españolas para preparar y organizar la evacuación y repatriación de los ciudadanos alemanes residentes en España. Para organizar todo ese dispositivo, la KM eligió a un marino experimentado, el almirante Hermann Boehm.
El 17 de noviembre, la KM firmó en Roma un acuerdo secreto con la Marina Italiana para controlar y atacar por medio del empleo de submarinos, determinados accesos marítimos a puertos españoles en la denominada por la KM «Ejercicio de entrenamiento Úrsula».
Para el «ejercicio», la Kriegsmarine seleccionó a dos nuevos submarinos del moderno tipo VII A; el «U 33» y el «U 34». Y para no ser reconocidos en sus mensajes de radio por los buques ingleses y franceses, usarían los nombres en clave de «Tritón» para el «U 33» y de «Poseidón» para el «U 34»
El día 6 de diciembre, se le entregaron las órdenes de la «Operación» a los comandantes seleccionados de dichos submarinos: Kurt Freiwald mandaría el «U 33» y Harald Grosse el «U 34».
A su vez, como los comandantes «interinos» necesitan oficiales de mando como sus «segundos», se eligieron a los alféreces de navío Wilhelm Zahn para el «U 33» y Gerd Schreiber para el «U 34».
Para la «operación» se eligieron particularmente a los puertos de Alicante y Cartagena por su importante tráfico de buques de guerra y mercantes, sobre todo, por el debido a los buques soviéticos que partiendo del Mar Negro traían suministros bélicos a la República Española. En las órdenes de «Úrsula» se establecía que se llevaría a cabo un relevo de submarinos de manera que los italianos saldrían de las áreas asignadas y entrarían los alemanes el día 30 de noviembre.
Entonces, los dos submarinos se prepararon para el viaje a España; cargaron 7 torpedos del tipo G7a propulsados por aire comprimido y 4 torpedos G7e de propulsión eléctrica y también embarcaron combustible, agua y alimentos para 14 días. Con todo ya listo, los dos «ursulas» partieron para España el día 20 de noviembre desde del muelle de submarinos (en realidad no había un muelle como tal, sino que compartían el muelle de madera de la 3ª flotilla de buques torpederos junto a la Signalturm) de la ciudad de Kiel.
Como el «ejercicio de adiestramiento» se iba a realizar en aguas españolas, el mando de la opración recayó sobre el almirante Boehm pues era el jefe del BdA (Befehlshaber der Aufklärungskräfte), las Fuerzas Navales de Reconocimiento.
Tras cruzar el «Canal del Kiel», llegaron al Mar del Norte en donde los dos submarinos se separaron hasta encontrarse de nuevo en las proximidades del lado atlantico del Estrecho de Gibraltar, que lo atravesaron en superficie y sin luna, la noche del 27 al 28 de noviembre. Unos días antes, el día 11 de diciembre, el buque torpedero alemán «LP» -«Leopard» seguía de cerca a un grupo de destructores republicanos que se dirigían desde Cartagena al Estrecho; al pasar frente a Málaga el «Leopard» informó al almirante Boehm que en la bahía había submarinos republicanos.
Nada más entrar en el Mediterráneo en la madrugada del día 28, Boehm le ordena al «U 34» que se dirija a Málaga en misión de reconocimiento por el asunto del avistamiento del «Leopard» del día 11.
Tras llegar a la bahía informa a Berlín que a 22.00 horas que no hay «submarinos rojos» en Málaga.
F.T. 2225. «Standort 2200 Uhr Grossquadrat U, Quadrat 807. Seegebiet Malaga keine roten Streitkräfte gesichtet. Poseidon»
Tras la escala en Málaga, el «U 34» continuó su viaje hacia su zona asiganada de operaciones en aguas de Cartagena a donde llega la noche del día 30 de noviembre.
Desde ese día, la actuación de los dos «Ursulas» en el Mediterráneo es un completo desastre: pese a varios intentos de ataque, el «U 33» no consigue ningún éxito en aguas de Alicante y lo mismo le ocurre al «U 34» en aguas de Cartagena en donde efectúa tres ataques fallidos contra varios buques de guerra. Debido a ese pobre resultado y que se está agotando el combustible y los alimentos, el día 9 de diciembre Boehm les comunica que la «operación finalizará a las 00.00 horas del día 12» por lo que tendrán que preparase para regresar a Alemania el día 11.
Igualmente, se les comunica por mensaje del día 8, que hay patrullas de submarinos ante Málaga.
«F.T. 2211 K. Nach Mitteilung OKM gestern nachmittag Mendez Nuñez und 3 Zerstörer Cartagena aus, vor Malaga aussergewöhnliche U.Patrouille, 2 U boote aus».
Y por último, el almirante Boehm le ordenó al Poseidon de Grosse que pasara otra vez por Málaga por motivo de esos avistamientos.
«F.T. 1904. Bei Rückmarsch Poseidon Seeraum von Malaga einsehen. Dort in lezter Zeit mehrfach rote U-Boote gesischtet.»
Este día, el ·»C 3» está amarrado en la base de submarinos de Cartagena; el segundo maquinista José Sastre Gabarrón, es decir, el jefe máquinas del submarino está preocupado, muy preocupado. El motor Diesel Vickers de babor no para de dar problemas y en esas condiciones el submarino no es completamente operativo en superficie porque está «cojo».
Entonces, el jefe Sastre se esmera en intentar reparar la avería que deja al motor totalmente inoperativo para lo cual desmonta las piezas dañadas del motor y las saca una a una él solo desde el submarino depositándolas en el muelle. Se trata de la bomba de pistones (2 en este caso) de combustible de baja presión acoplada directamente al motor Diesel; es decir, la bomba que trasiega el combustible desde el «tanque de consumo diario» hacia las seis bombas de inyección individuales con las que cuente cada motor.
Si «la bomba de Baja»no funciona, el motor no arranca porque no le llega combustible ni a las bombas de inyección ni evidentemente a los inyectores que son los que introducen el combustible dentro de las cámaras de combustión de los diferentes cilindros. La «Bomba de Baja» está situada a proa del motor, justamente debajo del gran «volante» del cambio de marcha «avante-atrás» y de las dos «palancas» de maniobra del motor: la palanca de arranque/paro y la palanca de control de las potencia/revoluciones.
BASE NAVAL PRINCIPAL de Cartagena
Estado Mayor
Orden de Operaciones Nº 14 para Submarino C-3Objeto.
«Trasladarse a Málaga y desde este puerto establecer vigilancia en el Estrecho»
Primero. Dirigirse a Málaga donde tocará relevando después «C 6» que se encuentra vigilando en el Estrecho.
Segundo. Se le traslada copia de los radios recibidos del Jefe de la Flotilla de submarinos en que da instrucciones para ese buque.
Cartagena en el «Libertad» a 30 de noviembre
El Jefe de Flota
P.O.
El Jefe de EM
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El traslado a Málaga se fija para el día 10 de diciembre. Entonces, se recibe la ordende zarpar para Málaga y el jefe Sastre viendo el estado del motor le pide encarecidamente al jefe de la base submarinos el teniente de navío Antonio Ruiz, que el submarino no puede zarpar en esas condiciones, pero «la guerra era la guerra» y Ruiz le ordena al comandante Arbona la orden de partida.
Tras un último ataque fallido contra un destructor realizado a las 11.00 horas, después del mediodia el «U 34» emprende su viaje de regreso a Alemania, pero no va directo al Estrecho como hace el «U 33» sino que pone rumbo al Cabo de Gata a donde llega a las 21.45 horas.
Tras 32 horas de travesía, a primeras horas de la tarde, el «C 3» llega al puerto de Málaga. La tripulación aprovecha para relajarse e «ir a tierra» pero a las 23.00 horas se recibe el comunicado de que se preparen para salir del puerto: hay cambio de órdenes.
Personal del Servicio de Información de la República asentados en Tánger, informan al Ministerio de Marina que el crucero «Canarias» se va a dirigir a Málaga para bombardearla; entonces desde la sede del Ministerio en Valencia y vía jefatura de submarinos de Cartagena, a las 00.00 horas se le ordena por telegrama que salga del puerto para vigilar la costa malagueña en previsión de la llegada del crucero para el día siguiente.
Por telégrafo dan de Valencia «Ante probabilidad ataque enemigo por mar tierra y aire sector Málaga a partir primeras horas de la mañana de hoy doce y teniendo informes de que Crucero Canarias bombardeará plaza Málaga, ruego a V.S. disponga la Flota vigile este puerto y la costa próxima»
A las 05.00 horas, el submarino zarpa del puerto y a las 05.55 horas hace inmersión hasta las 07.50 h que sale a superficie para que la tripulación descanse un poco. A esa hora y ya con la claridad del amanecer, comienza la patrulla de vigilancia navegando en superficie para intentar localizar al «Canarias» lo antes posible. Tras doblar el cabo de Gata, el «U 34» pone rumbo 270º directo para Málaga a donde llega sobre las 14.00 horas a la altura de La Cala del Moral.
El «C 3» está patrullando la bahía malagueña con continuos cambios de rumbo, pues unas veces tiene la proa a mar abierto en dirección al faro de Calaburras y otras, de vuelta a la costa.
Entonces a las 1410 h, desde la torreta del «U 34» que está al Sur de Punta Paloma y a unas tres millas de la costa, avistan a lo lejos la fina silueta de una torreta y la humareda de color blanquecino procedente del tubo de escape del único motor del submarino español. Acto seguido, Grosse dio la voz de alarma y el «34» se sumergió rápidamente; ya bajo el agua y tras subir a cota periscópica el submarino aumentó su velocidad para llegar lo antes posible al encuentro con el submarino que habían divisado.
Un poco más tarde y mientras el «C 3» recorría la superficie, Grosse con la ayuda del potente periscopio de observación Zeiss C/9 y de su primer oficial Gerd Schreiber, comenzaron a buscar en el libro WEYERS de reconocimiento de flotas de guerra extranjeras, las siluetas y datos técnicos de los submarinos españoles, encontrando que había 4 tipos:
submarinos del tipo «A»,
submarinos del tipo «B»,
submarinos del tipo «C» y
submarinos del tipo «D»
Entonces cuando el «34» estaba más cerca del «C 3» y usando los aumentos del zoom del periscopio, Grosse comenzó a ver con nitidez las formas el submarino español que tenía ante sus ojos y las comparó con los esquemas y sobre todo con una foto del Weyers.
Tras la continua comparación de formas y dimensiones, Grosse ya no tenía la menor duda: estaba observando a través del periscopio a un submarino republicano del tipo «C».
Entonces Grosse con la ayuda de Schreiber tomaron las observaciones náuticas necesarias y prepararon rápidamente el «triángulo de lanzamiento» con la ayuda de la calculadora de lanzamiento de torpedos Torpedovorhalterechnerde -TVh - de la marca Siemens modelo C/36 con los siguientes datos:
Rumbo del submarino: 060º
Velocidad del submarino: 5,35 nudos
Distancia efectiva al submarino: 833 m
Distancia de alcance del torpedo: 800 m
Velocidad del torpedo: 30 nudos
Profundidad torpedo: 3 m
Dando finalmente el siguiente dato: Angulo de inclinación: 8º
Y ya finalmente, a las 14.18 horas el comandante Grosse dio la orden de disparo: tras 52 segundos de carrera, a las 14.19 h, el torpedo alcanzó al submarino «C3», golpeándolo con una fuerza de 24.406 kg.
En ese momento, en la torreta del «C 3» estaban el comandante del submarino alférez de navío Antonio Arbona, el oficial de navegación -capitán de la Marina Mercante- Agustín García Viñas, el marinero-panadero Asensio Lidón Jimenez, el marinero de primera Isidoro de la Orden Ibañez y el cabo-enfermero Francisco Fuentes Quesada. Entonces de repente, el submarino sufrió un fuerte movimiento brusco, acto seguido se inclinó ligeramente a estribor y súbitamente comenzó a hundirse rápidamente: el caso estaba partido.
De forma instantánea, los cinco tripulantes cayeron al agua, algunos incluso se vieron bajo el agua por unos instantes y en segundos todos estaban en la superficie intentando flotar y nadar para no ser succionados por el submarino mientras se estaba hundiendo. El comandante Arbona estaba herido en la cabeza y no lo consiguió, lo mismo que el cabo Fuentes: no sobrevivieron.
Viñas, Lidón y de la Orden si lo lograron; un tiempo más tarde tal vez una hora o bien hora y media, de la Orden con el brazo izquierdo roto fue recogido por una embarcación que salió del puerto en busca del naufragio y lo trajo de vuelta al buque hospital «Artabro» que estaba fondeado en la dársena de Guadiaro del puerto de Málaga.
Los pesqueros «Joven Antonio» y «Joven Amalia» que estaban faenando en pareja próximos al submarino se acercaron también y recogieron a Viñas y a Lidón que también fueron llevados al buque hospital.También y cerca del naufragio había un testigo de excepción extranjero, el destructor británico H 09 «ACASTA» que no hizo nada tras la desaparición del submarino: tan solo se limitó a anotar en el diario de a bordo, aparte de su posición frente a Punta Paloma y de los precisos datos meteorológicos (una soleada y apacible mañana malagueña), la hora de la explosión acaecida a las 14.19 horas.
Entonces el «U 34» se dirigió a mar abierto tomando un rumbo S (Sur) a una velocidad de entre 5 a 6 nudos para alcanzar las 20 millas de distancia a la costa más cercana (distancia recomendada por el alto mando naval alemán) para comunicar lo acontecido antes de dirigirse al Estrecho de Gibraltar. Esa misma tarde, ya navegando en superficie y a las 18.00 horas envía por radio al Almirante Boehm el mensaje -cifrado- radiotelegráfico (Fernsteuerung) Nº 1603.
F.T. 1603 K: An B.d.A. 1419 Uhr Rotes UBoot C-Klasse vor Malaga versenkt. Auf Reede liegt englischer Zerstörer H 09. Poseidón
«Al Comandante de las Fuerzas de Reconocimiento.
A 14.19 h submarino rojo de la clase C hundido frente a Málaga. En la rada se encontraba el destructor inglés H 09.
Poseidón»
A las 22.00 horas, el Ministerio de Marina y Aire republicano con sede en Valencia emitía el siguiente comunicado:
«Esta tarde, a las dos y media, a la altura de Málaga, fue torpedeado por un submarino evidentemente extranjero, el submarino «C-3», afecto a la Flota republicana. El «C 3» se hundió, hasta ahora sólo se tienen noticias de que se haya salvado el capitán de la Marina Mercante Agustín García Viñas y los marineros Isidoro de la Orden Ibáñez y Asensio Lidón Jiménez, los cuales han sido hospitalizados en Málaga, a bordo del buque «Artabro». La tripulación del «C-3» la componían 47 hombres».
Al día siguiente, domingo 13, en la página 5 de la edición de la mañana del periódico ABC y en uno local, también se hacían eco de la noticia dada por la agencia FERBUS; en la edición malagueña se daban datos distintos.
Ese mismo día 13 de diciembre, el «U 34» informa de nuevo al BdA de las siguientes circunstancias enviando los siguientes tres mensajes:
05.00 h: mensaje «Gschl. F.T. 0327/32 K Zu F.T. 2015 K Entfertung Küste und engl. Zestörter etwa 3sm. Kein Schiffsverkehr in Bucht. Merkmale C-Type vor dem Schuss einwandfrei festgestellt. Nach zusammensinken Detonationssäule war U boot restlos veischwunden. Sonst keine Beobachtungen.Poseidon.»
«Mensaje F.T. 0327/32 K que es continuación del mensaje F.T. 2015 K. A distancia de 3 millas aproximadamente de la costa y del destructor inglés. Ningún tráfico en la bahía. Unidad con las características de un tipo «C» constatada sin posible duda antes del disparo. Tras la detonación y destrozo estructura desaparece el submarino por completo. Por lo demás ninguna observación. Poseidón»
Reproduzco la comunicación que en estos momentos acabo de pasar al Excmo. Sr. Subsecretario de Marina. Punto.
Como antes he dicho voy a dar una información sobre el hundimiento del submarino «C-3», información que modifica por completo la tomada de un superviviente en el día de ayer, superviviente que como he dicho en la información dada a Cartagena no tengo la seguridad si también a ese ministerio se encontraba presa de una excitación tan grande que no podía tener del mismo otros detalles concretos. Punto.
El buque que se encontraba aproximadamente al sudeste de la farola de este puerto y a una distancia de 5 a 6 millas estaba situado en lugar cuyo fondo puede oscilar entre 75 y 95 metros. Punto.
Estamos con los preparativos para comenzar en las primeras horas de la mañana el rastreo de dicha zona determinar sondar y balizar el lugar donde se ha hundido. Punto.
Los informes tomados de los que más directamente presenciaron el hundimiento descarta los primeros informes y la posibilidad de que las causas del mismo hayan sido un torpedo o una mina submarina. Punto.
Todos los informes, afirman que el hundimiento fue por causa que tuvo su origen en el interior del buque y en la parte de proa del mismo. Punto.
Reduciré estas informaciones a las tres o cuatro más importantes a las que se les puede conceder más garantía. Punto.
Tripulante Garcia Viñas
El capitán de la Marina Mercante D. Agustín García Viñas superviviente de la catástrofe se encontraba en el puente del submarino acompañado del comandante del mismo, señor Arbona y de los otros dos supervivientes y el marinero Francisco Fuentes dedicándose todos ellos a una rigurosa vigilancia de submarinos. Punto.
Dicen que ninguno ha visto estela alguna y que su vigilancia estaba perfectamente dispuesta. Punto.
Manifiesta que no apareció explosión exterior alguna ni salió despedido del lugar donde se encontraba. Punto.
Estaba mirando por la parte de popa cuando repentinamente el submarino toma una inclinación muy pronunciada de proa y algo a estribor y se hunde rápidamente. Punto.
Dice que descendió algunos metros en el puente del buque y al desprenderse del mismo pudo ver todavía la parte de popa en una longitud de dos a tres metros. Punto.
El hundimiento de la proa dice que tan rápido fue que el agua chocó fuertemente contra el cañón y la torreta. Punto.
Cree que las lesiones que tiene fueron producidas al salir del puente. Punto.
Manifiesta que no apreció la nube de humo blanco por la parte de proa de la torreta que los demás informantes indican en sus declaraciones. Punto.
Lo que sí afirma es la falta de explosión propia de un torpedo o de una mina submarina. Punto.
Guardacostas «Xauen»
El guardacostas «Xauen» que relevaba a la lancha «I-4» de la tabacalera se encontraba a una distancia de 3.000 a 4.000 metros del submarino y más próximo al puerto que éste. Punto.
Dicen sus tripulantes que vieron por la parte de proa de la torreta una llamarada muy rápida seguida de una nube de humo blanco que ocultó al submarino desapareciendo éste hundiéndose de proa rápidamente. Punto.
Manifiesta el personal de este buque que ni directamente ellos ni el buque apreciaron los efectos de explosión alguna los que parece imposible tratarse de un torpedo o de una mina submarina. Punto.
En el lugar del siniestro vieron una capa de combustible de bastante espesor que desde otros lugares se apreciaba a bastante distancia por el reflejo del agua, de la luz solar sobre la misma. Punto.
Pesqueros
Los otros declarantes que pueden considerarse más seguros sus informes con los tripulantes de los buques pesqueros «Joven Antonio» y «Joven Amalia» que trabajaban en pareja a unos 3.000 metros del lugar que ocupaba el submarino, pero en lugar opuesto al «Xauen». Punto.
Indican también estos tripulantes que no oyeron explosión alguna y ni notaron en el buque los efectos de la misma. Punto.
Dicen que por la parte de proa del puente vieron una llamarada que despareció rápidamente seguida de una nube de humo blanco que también se disipó en seguida. Punto.
Manifiestan como el anterior que el submarino se hundió de proa rápidamente. Punto.
Señorita de telefónica
Y a parte de otros informes coincidan totalmente con los anteriores entre ellos están los dados por una señorita empleada en el centro de teléfonos de esta capital. Punto.
Se encontraba esta señorita con unas amigas en su casa situada en las proximidades de la costa y a relativa altura. Punto.
Dice que estaban observando el submarino cuando de repente ven una llamarada seguida de una nube blanca muy semejante a una columna de agua muy dividida desapareciendo el buque en unos segundos. Punto.
Cuando el buque de este puerto se dirigía al lugar del siniestro, nos comunicó por teléfono que tenían que separase más del puerto para llegar al lugar en el que el buque había desaparecido pues ella veía desde allí una franja blanca en el lugar del hundimiento, color que muy bien pudiera manifestarse por el reflejo de la luz solar por encontrarse ella en oposición al sol con respecto al lugar que ella indicaba. Punto.
Otro Pesquero
Otra declaración importante es la dada por el patrón de uno de los buques pesqueros incautados. Punto.
Manifiesta que durante la guerra europea ha presenciado muchos torpedeamientos y explosiones de minas submarinas y que puede afirmar con toda seguridad que la explosión tanto de un torpedo como de una mina sería oída perfectamente en el lugar que él se encontraba y que además se apreciaría perfectamente en el buque los efectos de la explosión. Punto.
Todo esto es lo que puedo informar pues lo dicho por otros individuos coinciden con las anteriores declaraciones. Punto.
Retransmito la contestación del Sr. Subsecretario a la información comunicada:
«siendo el hundimiento de la forma que se desprende de las declaraciones de supervivientes es muy posible que parte dotación se encontrase por compartimento popa, esté con vida, ésta no deja de ser remota esperanza, pero con suficiente fuerza para que urgentísimamente ponga a contribución todos aquellos medios que puedan sacarnos de dudas. Punto. Sí, el fondo oscila como dice entre 75 y 95 metros urge que sin pérdida de tiempo averigüe este importantísimo dato con rastreo y sondeo al que deben asistir buques obras Puerto con material adecuado o solicitarlo a Cartagena caso no existiese en esa para una vez localizado intentar lo posible para reducir catástrofe. Punto .
La investigación llevada a cabo el día 22 de diciembre por el CC Verdía, obedecía a la de un experto de la marina republicana en submarinos. Tras los detallados interrogatorios a los tres supervivientes del submarino, al comandante del patrullero «XAUEN» que fue testigo del hundimiento, a los patrones de los pesqueros «Jóvenes», el CC Verdía llegó a una serie de conclusiones.
El día 22 de diciembre, Verdía que era el jefe de la flotilla de submarinos con base en Málaga, firmaba el informe dirigido al jefe de la flota indicándole lo siguiente:
1. No se observó columna de agua de 60 u 80 m de altura como la que produce la explosión de un torpedo.
2. No se puede demostrar que la explosión fuera grande, porque entonces todos los testigos de dentro y de fuera del barco la hubieran claramente percibido.
3. Ninguno de los que iban en el puente vieron estela ni periscopios
4. Ninguno de los pescadores de las proximidades las vieron tampoco
5. Sobre la cabeza de los náufragos no cayeron restos de explosión.
No es probable explosión de batería como causa original de la catástrofe, pues la batería no estaba cargando y no estaba cargada a tope; además, explosiones de baterías ocurridas en nuestros submarinos han demostrado que el casco resistente no sufre sino únicamente el cajón donde va encerrada aquélla. Hay que creer que hubo explosión posterior al perderse el buque como lo demuestran los trozos de corcho que flotaron inmediatamente y que indudablemente provienen de este material que forra el techo de las cámaras de ambas baterías.
Las «baterías» a las que se refiere el Capitán de Corbeta Verdía son evidentemente o las de proa o las de popa del submarino, pero el «C 3» solamente podía estar cargando una de las dos debido a que navegaba en superficie con un solo motor Diesel y por lo tanto con una sola dinamo generadora de energía eléctrica. Aunque no lo puso en el informe, Verdía recogió la declaración de los tres supervivientes de que después del hundimiento, en la superficie del mar quedó flotando una gruesa capa de nafta (gasoil mezclado con aceites) y pescados muertos.
Aunque no hubo interrogatorio ni declaración, el CC Verdía le preguntó al comandante médico del «Artabro» Francisco Pérez Cuadrado sobre su opinión habida cuenta que el doctor había atendido a los tres supervivientes la tarde del mismo día 12 y que, por tanto, conocía de primera mano los testimonios de Viñas, Lidón y de la Orden. Pérez Cuadrado era de la opinión de que la explosión tuvo que ser de origen interno; el mismo la vio cuando estaba paseando por la coronación del dique de Levante del puerto. El vio en el horizonte una rápida llamarada y una columna de color blanco que desapareció rápidamente.
Asimismo, en el informe enviado por el CC Verdía se adjuntaban las declaraciones de todos los tres supervivientes y demás testigos:
1. Agustín Garcia Viñas:
«Yo estaba a popa estribor de la torreta apoyado en la barandilla y mirando hacia popa porque estaba dándole unas instrucciones a un marinero que había en cubierta.
Yo no vi ni sentí ninguna explosión
Yo no vi ningún torpedo
Yo me vi de repente metido en el agua
Estábamos navegando solamente con el Diesel de estribor a 260 rpm
Sinceramente no sé a qué pudo ser obedecido«
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2. Asensio Lidón Jiménez:
Yo estaba sentado en el lateral de babor de la torreta de espaldas a babor mirando con los gemelos hacia la amura de estribor del barco
Yo estaba mantenido medio en equilibrio con una pierna sobre la tapa de la escotilla de la torreta y la otra sobre el tubo del sillín del timonel
Yo noté una gran sacudida, como un gran golpe
Yo no oí ruido alguno
Yo vi como el barco se inclinaba de proa
Yo noté la nafta, pescado muerto, pedazos de corcho flotando y humo denso negro
Yo vi flotando cuarteles de la basada del cañón
Yo no vi salir nada por la escotilla de la torreta
Yo desaparecí bajo el agua junto con el barco cuando se hundió
Creo que se trató de un torpedo, aunque no lo puedo asegurar
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3. Isidoro de la Orden Ibañez
Yo estaba de guardia en el timón mirando hacia la aleta de
Yo no noté ninguna explosión
Yo noté que el barco se inclinaba de proa
Yo vi flotando pedazos de corcho, mucha nafta, pescado y la burbuja del barco al hundirse
Yo me vi inmediatamente metido en el agua
Yo no noté ni choque ni explosión alguna y no puedo decir a qué fue obedecido pues el barco se hundió muy rápidamente de proa y con una gran inclinación.
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El Capitán de Corbeta Remigio Verdía, fue un marino profesional fue leal a la República y tuvo un destacado papel en la guerra submarina de los primeros meses de la guerra hasta su nombramiento como jefe de la Flotilla de submarinos con base en Málaga. Sin duda alguna, fue el mejor comandante de estas unidades de la Marina Republicana.
El comandante alférez de navío Antonio Arbona, fue un marino profesional; siendo un hombre de ideas falangistas, aceptó el mando de un submarino republicano. Llevó a su submarino a todos los destinos que le fueron ordenados demostrando un respeto y lealtad para con su barco y con su tripulación. Entabló combate aeronaval sin rehusarlo y se negó a vender el submarino a la marina nacionalista en Tánger a comienzos de octubre; teniendo 115 días de mando de la nave por delante, tampoco la saboteó.
Acató con obediencia la orden de patrullar la costa malagueña aun sabiendo que su submarino no podía dar más de 5-6 nudos en superficie porque tenía un motor Diesel averiado y siendo consciente, además, que esa circunstancia limitada la crucial recarga de las baterías al contar solamente con una máquina dinamoeléctrica, por lo que la tragedia vivida le hubiera ocurrido exactamente igual al comandante más experimentado del arma submarina republicana.
Cada uno de ellos tomó su decisión al comienzo de la guerra, y cada una de ellas tuvo un destino diferente: Antonio Arbona murió en las aguas de la bahía el día 12 de diciembre y Remigio Verdía murió en el bombardeo sobre la ciudad del día 2 de enero de 1937.
Jose Luis Martín estudió la carrera de náutica en la especialidad de Máquinas Navales en la Universidad de Cádiz, navegando posteriormente durante seis como oficial de máquinas en diferentes buques mercantes de bandera española. También es un «submarinista de corazón» (como dijo de él el historiador de submarinos Diego Quevedo Carmona) dedicado al estudio del «Arma Submarina Española» desde hace bastantes años.
Imágenes facilitadas por el autor y archivos.
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Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
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