La joya perfecta para cada ocasión

Decía Elisabeth Taylor que «las grandes chicas necesitan grandes diamantes». Cierto o no, los diamantes son siempre un acierto en el mundo de la joyería. Más aún si se aprovechan sus posibilidades de color, talla o engarce. Sin embargo, no todo vale y lo mejor es saber elegir la pieza adecuada para cada momento del día o para cada celebración. Además, al margen de su valor económico, las joyas tienen un valor estético que puede potenciarse si se utilizan en el lugar y en el momento adecuados, si bien el libro de los gustos, como es bien sabido, está en blanco. Lo mejor es dejarse guiar por lo que uno siente y escuchar a los profesionales.

Gómez y Molina son una familia joyera marbellí que lleva décadas en el sector de la alta joyería y de su mano conoceremos algunas propuestas para utilizar la joya perfecta en cada ocasión.

Vaya por delante que para Raquel Gómez, la responsable de esta sesión, «es mejor equivocarse por exceso que por defecto», lo que permite intuir que sus propuestas son más lucidas que discretas aunque dan buena muestra de las tendencias actuales alejadas del estilo rococó y recargado que estábamos acostumbrados a ver en divas clásicas como Sara Montiel.

Las noches de fiesta, las bodas o las galas son sin duda una ocasión fantástica para lucir lo más espectacular del joyero, las alhajas herencia de familia o aquellas piezas más exquisitas. Además, especialmente en el caso de las bodas, al ser ceremonias cargadas de emotividad, si las joyas no tienen aún su propia historia, terminan cargadas del significado que el enlace transmite.

Raquel Gómez nos propone para una cita tan especial un conjunto de Messika en oro blanco y diamantes. Se trata de una línea cuajada de estas piedras preciosas que, sin embargo, mantiene un exquisito equilibrio entre el clasicismo y la modernidad. De hecho, los pendientes largos, en lugar de caer desde el lóbulo, ascienden por el pabellón auricular como una decoración a medida. Olga Golinska luce esta colección con un modelo de Soho Trend de Paola Ianini en Puerto Banús de color celeste claro.

La pulsera-brazalete tiene diamantes talla oval y talla brillante de menor tamaño hasta alcanzar más de 56 quilates por un precio de 638.000 euros. El conjunto lo completan un collar largo y un anillo. La elegancia hecha joya en un juego de pendientes, collar, pulsera y anillo que suman un total de 896.600 euros. Desde luego, un presupuesto sólo al alcance de las inmensas fortunas que cada verano recalan en Marbella y que se mueven con discreción entre las boutiques de Puerto Banús.

«El principal consejo que puedo dar a la hora de elegir una pieza es que la mujer debe sentirse cómoda y segura. Tiene que comprender que la belleza está dentro de ella para sentirse guapa y saber que las joyas son un complemento», afirma Raquel Gómez. «Un complemento que puede estar lleno de significado y que también puede afianzar esa seguridad», concluye.

Aunque desde luego, también es interesante comprobar aspectos formales como que, además de combinar con el vestido, no se pierda entre su decoración o brocados para conseguir que cada elemento del conjunto tenga su protagonismo y cobre sentido en su totalidad.

Durante el día, el color cobra protagonismo. Es el momento de atreverse con piedras opacas y con diseños novedosos. Para ir al trabajo o salir a comer con las amigas. En este caso, la experimentada joyera nos propone un conjunto de la firma familiar Gómez y Molina de oro blanco de 18 quilates, turquesa natural y zafiros azules. Se trata de collares y pendientes en forma de abanicos invertidos, de líneas limpias y juveniles junto con un anillo y una pulsera también de piedras preciosas.

La familia cuenta con colecciones exclusivas que ellos mismos dibujan. De cada diseño hacen una sola pieza y sólo vuelven a reproducirla bajo demanda y siempre con algún tipo de modificación, como el color o incorporando nuevos detalles. Los precios de esta colección oscilan entre los 6.000 euros del anillo y los más de 13.000 del collar más largo.

El público de Marbella es ecléctico y heterogéneo, lo que obliga a las joyerías a tener todo tipo de piezas. «Los árabes compran muchas firmas de alta joyería mientras que el público joven se decanta más por el diseño como el de Mattia Cielo, Roberto Demeglio o Dinh Van», comenta Raquel Gómez. «Por su parte, los españoles suelen adquirir mucha relojería», añade. «Lo que se vende en Marbella no se vende en ningún otro lugar», asegura. En su caso, la variedad la consiguen gracias al papel que cada miembro de Gómez y Molina desempeña en este negocio familiar: «Mi hermana en más moderna, mi madre más clásica, mi hermano es el relojero y yo la más rompedora», explica.

Una variedad que es necesaria si se quieren lucir joyas en lugares menos habituales como son las fiestas exclusivas en las piscinas de moda o para pasar un día en alguno de los beach de lujo que jalonan el litoral marbellí. «¡Joyas hasta para comprar el pan!», exclama entre bromas.

Lo mejor en estos casos es apostar por el diseño más que por la ostentación de grandes piedras preciosas. Gómez propone un conjunto del ya mencionado Roberto Demeglio, con piezas más asequibles como los brazaletes de high tech cerámica bañados en oro de diferentes anchos que rondan entre los 700 y 1.000 euros, precios más moderados que los vistos hasta ahora, combinados con un par de grandes aros, collar y pulsera de la misma firma en oro rosa con discretos diamantes marrones en talla brillante que aportan luz sin llegar a deslumbrar. Estos últimos, a razón de 13.000 euros los pendientes de aro, 33.800 la pulsera y 61.800 el collar.

En definitiva, en la alta joyería se pueden encontrar modelos para cualquier momento del día, sólo son imprescindibles el buen gusto y una abultada cuenta corriente. En otro caso, valga de inspiración.