
Realmente, lo que se ve es una mínima parte de lo que tuvo que ser Bobastro, el bastión rebelde que encolerizó al mismísimo Abderramán III hace más de un milenio, cuando Al-Ándalus tupo el apogeo de los Omeyas. Aún queda mucho por excavar e interpretar, pero todo apunta a que este enclave, situado en la zona conocida como las Mesas de Villaverde (Ardales) es uno de los grandes hitos de la historia de Al-Ándalus, hasta el punto de que ejerció como capital de una auténtica provincia rebelde a un paso de Córdoba, donde tenía su sede el Califato.
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Relativamente cerca del paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes, allí se puede visitar otro de las grandes joyas eremíticas de Málaga. Se trata de la basílica que mandó a construir Omar Ben Hafsún en su bastión de Bobastro, desde donde desafió a la poderosa dinastía de los Omeyas, que en esos momentos podía presumir de ser el mayor imperio en Occidente.
Qué visitar: Restos de la iglesia rupestre: Vestigios visitables en la mesa de Villaverde. Entorno: Caminito del Rey, Desfiladero de los Gaitanes, Cueva de Ardales o Necrópolis de las Aguilillas.
Esta iglesia excavada en la roca es uno de los emblemas de este importante yacimiento arqueológico. El templo, que no es el único encontrado en esta ciudadela rebelde, hoy es uno de los emblemas de este yacimiento arqueológico. Es más, su construcción guarda relación con uno de los hitos de esta sublevación, el momento en el que Ben Hafsún decide abrazar al cristianismo (a finales del siglo IX o principios del X) e incluso nombra a un obispo.
Todo esto fue decisivo para el declive de su poder, ya que no sólo enfureció más al emirato andalusí sino que le hizo perder apoyos entre muchos líderes árabes que le habían prestado su apoyo. A pesar de ello, Omar Ben Hafsún murió en Bobastro en el año 918 sin que Abderramán III pudiera sofocar esta sublevación épica.
El caudillo de Bobastro tuvo la intención –y estuvo muy cerca– de tomar incluso la capital del emirato Omeya en aquel entonces, Córdoba. No en vano, su provincia rebelde se extendió más allá de la cora de Rayya hasta llegar a lo que hoy es Aguilar de la Frontera.
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Este rebelde malagueño rozó esa gran hazaña, ya que también extendió su poder hasta ciudades como Baza (Granada), Úbeda (Jaén) o Cabra (Córdoba), como recoge Virgilio Martínez Enamorado, en su obra 'Umar Ibn Hafsún, de la rebeldía a la construcción de la Dawla'.
Bobastro, además de ser un lugar con un gran interés arqueológico donde queda mucho por descubrir a través de excavaciones, recompensa con sus impresionantes paisajes, entre la sierra caliza de Huma y los embalses del Guadalhorce y del Guadalteba.
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A lo largo de los siglos la ubicación del cuartel general de Omar Ben Hafsún ha sido muy dispar por parte de algunos historiadores. Durante años se defendió que no era Bobastro sino Barbastro, en la provincia de Huesca, e incluso se situó en otra localidad malagueña, Comares, donde todavía hoy siguen reclamando esa versión.
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