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La nueva atracción de Estepona, el tobogán más largo de España, ha generado mucha expectación pero también muchas dudas y críticas. Lo que debía haber sido una fiesta, se fue convirtiendo, con el paso de los lanzamientos, en momentos de tensión y preocupación. La alegría y la ilusión por este novedoso medio de transporte, que une dos calles, fue cayendo en picado. Muchas de las personas que se lanzaron han denunciado haber sufrido rasguños, moratones y golpes debido a la velocidad que alcanzaron en su caída y que no esperaban. Y temen que la instalación, que permanecerá abierta al público sin control, pueda provocar graves accidentes.
Y todo ello documentado en vídeos que han corrido como la pólvora por la redes, ya que el acto de puesta en funcionamiento (que no inauguración, porque estaba estrictamente prohibido por la Junta Electoral de Zona) reunió a cientos de personas y a sus teléfonos móviles.
El cartel que da la bienvenida al tobogán ya da una idea de que no es una 'resbaleta' infantil. Advierte de que está prohibido para menores de 12 años que no estén acompañados por un adulto. A continuación dos teléfonos: el de mantenimiento y el de emergencias, junto con la indicación de cual es el centro de salud más cercano.
Algunos ya anunciaban con sorna que deberían haber hecho coincidir la apertura del tobogán con el Hospital.
La bajada no es peligrosa si el usuario va sentado, incluso es lenta si los pies se usan como freno. Pero ante la falta de instrucciones y por su similitud con los toboganes de los parques acuáticos, muchos usuarios se lanzaron tumbados y con los brazos en cruz sobre el pecho, sin oponer ninguna resistencia, lo que aumentó la velocidad. Algunos se golpearon con el metal, otros sufrieron roces y quemaduras y, en algunos casos, se hicieron daño al caer al final en la zona de recepción con pequeñas chinas.
«Madre mía», «Dios santo», «esto está muy empinado», «yo no me tiro por ahí», eran los comentarios más oídos de los que se asomaban desde arriba al tobogán. Pero la gente hacía cola para poder tirarse.
El alcalde dio el pistoletazo de salida. No se lanzó porque ya lo había hecho por la mañana, sin público, a pesar de que los asistentes insistían en que debía ser el primero. Sí lo hicieron algunos de sus concejales.
Los agentes de la Policía Local que regulaban el acceso hasta la llegada del regidor tuvieron que hacer frente a muchas y variadas preguntas. Un niño:«¿Me puedo tirar con las gafas?». Uno grupo de adolescentes: «¿nos podemos tirar en grupo?». Una señora: «¿puedo lanzarme con el bolso?». Una de las más frecuentes, si tras la inauguración, va a estar controlado su uso. El alcalde aclaró que el acceso será público y abierto y que es responsabilidad de los adultos que se cumplan las normas.
Tras la polémica sobre las medidas de seguridad de la instalación e incluso ante peticiones de clausura, el Ayuntamiento no ha hecho valoración por el momento.
El tobogán es semicircular, está realizado en acero inoxidable, tiene una longitud de 38 metros y cuenta con una pendiente que oscila entre los 32 y 34 grados para dar solución al gran desnivel del terreno. La instalación está pensada para acortar trayectos y evitar dar rodeos entre las calles Reina Sofía y Eslovaquia. Para los menos atrevidos, el Ayuntamiento también ha creado una senda peatonal junto al tobogán de 2,30 metros de anchura. Este camino dispone de barandillas y permite también la conexión entre ambas calles.
Estos trabajos no han supuesto coste alguno para las arcas municipales ya que han sido asumidos por la promotora responsable del desarrollo de estos terrenos. Pero el presupuesto de licitación para la urbanización de este sector fue de 298.839 euros, de los cuales 28.000 corresponden al tobogán.
Los 'memes' y las bromas sobre el tobogán no se han hecho esperar en las redes. También han surgido nuevas dudas como qué pasara en pleno verano cuando el acero inoxidable se caliente o en invierno cuando caiga el agua por el tubo.
Todo está al caer.
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Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
Jon Garay e Isabel Toledo
Daniel de Lucas y Josemi Benítez (Gráficos)
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