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La suspensión de las clases presenciales ha obligado a un cambio brusco en la metodología y a una adaptación muy rápida hacia una docencia no presencial. Esta nueva situación ha puesto de manifiesto que no todos los profesores estaban preparados para las clases a distancia. La Consejería de Educación ha realizado un esfuerzo para actualizar competencias digitales, pero los resultados han sido muy dispares: si bien hay centros y profesores que se han adaptado a la docencia virtual e imparten clases telemáticas, muchos otros se limitan a pasar tareas. Los padres reprochan que, algunos incluso han «desconectado» de los alumnos y de las familias.
En algunos casos había ya bastante camino avanzado. Los alumnos del colegio Maristas llevan ya algunos años familiarizándose con las herramientas digitales. En enero del año pasado, Microsoft incorporó a este colegio malagueño en su programa Showcase school (solo hay seis españoles y 290 en todo el mundo), una comunidad global comprometida con la transformación digital para mejorar la enseñanza. Este proceso de digitalización ha hecho posible que, tras la suspensión de las clases, la docencia haya continuado en Secundaria y Bachillerato. «Los alumnos han continuado en contacto con sus profesores y avanzando en el desarrollo de temarios a través de la herramienta Microsoft Teams», señala Jesús Martín, profesor y coordinador de gestión en el centro. Se trata de una solución ofimática que ofrece un abanico de posibilidades en torno a la comunicación y el trabajo colaborativo: mensajería instantánea cifrada, audio conferencias y videoconferencias entre profesores y alumnos para organizar reuniones y clases sin riesgo de contagio. El alumnado de ESO y Bachillerato, están habituados al uso diario de esta herramienta en su proceso de aprendizaje.
En el caso del IES Sierra Bermeja, también tenía ya algún camino recorrido. «Nuestro centro ya pertenecía a la Google Class for Education, lo que ha hecho que tengamos una serie de recursos a nuestra disposición que ha facilitado esta tarea, entre ellos las cuentas de correo corporativo para alumnos y profesores», señala su director, Antonio Gálvez.
Si las herramientas digitales están a la orden del día en estos centros, no muy lejos, en el IES Guadalmedina, los profesores han tenido que recurrir a algo tan básico como el teléfono. «Lo primero que hicimos fue ayudarles a abrirse cuentas de correo en Gmail», señala la directora, Sonia Porrero. Pero, ¿no quedamos en que los jóvenes son 'nativos digitales' y dominan la tecnología? «Nada de eso. Es una conclusión errónea. Que hayan nacido en el siglo XXI no significa que conozcan y mucho menos dominen la tecnología», asegura Pedro Ruiz, docente y vocal de la Asociación Andaluza de Profesores de Tecnología. «No es extraño que muchos jóvenes no sepan utilizar el correo. Y que no tengan una cuenta de Gmail es algo mucho más frecuente de lo que podemos pensar», aclara, porque «que sepan utilizar el móvil o jugar con la 'Play' no significa que tengan competencias digitales». Por esto su insistencia para la materia de Tecnología se imparta desde Primaria, aunque con poco éxito.
En el caso del Guadalmedina, teniendo en cuenta el entorno social (la barriada de Palma-Palmilla), la transición a una docencia no presencial ha sido más complicada. «Empezamos por localizar a los alumnos. Tenemos casi un 15% de alumnado que, en condiciones normales, no aparece o viene muy poco; con los servicios sociales también confinados, no había manera de contactar con ellos». Un segundo problema ha sido la falta de recursos tecnológicos. La Junta ha enviado tabletas y tarjetas de memoria a los 18 alumnos de cuarto de la ESO. Y el Ayuntamiento ha conseguido equipos para otros 15 alumnos de tercero. Lo más fácil para los profesores del Guadalmedina sería, reconoce la directora, subir documentos y tareas a una plataforma, pero son conscientes de que sería un método ineficaz: los alumnos no tienen competencias digitales y en sus familias tampoco pueden encontrar la ayuda que necesitan. En plena era digital, este instituto sigue utilizando el papel: «Con animadores socioculturales hemos enviado resúmenes y tarea en papel a más de una decena de familias, porque no tienen ni móvil», asegura Sonia Porrero. El equipo directivo ha repartido a los alumnos entre los tutores y cotutores para llevar un seguimiento individualizado: «enviamos las tareas por teléfono, que es lo que saben manejar, y se les llama con insistencia para recordarles que tienen que trabajar». Es todo «muy trabajoso», por el tiempo y esfuerzo que requiere esta atención individualizada. Su objetivo, «minimizar el riesgo de abandono. Como pierdan el contacto, será difícil rescatarlos. El barrio, el entorno social y la falta de apoyo de las familias no facilitan que los jóvenes se interesen por su formación», afirma la directora del Guadalmedina.
Si la pandemia ha sorprendido a alumnos y padres sin competencias digitales, a los profesores les ha sucedido otro tanto. «Hay un sector docente que tiene esas carencias», asegura Pilar Triguero, portavoz de FDAPA, aunque señala que «lo que nos ha llegado hasta ahora es que, de forma mayoritaria, los docentes se están implicando mucho en un alto porcentaje».
Para Ignacio Rivas, profesor de Didáctica y Organización Escolar y presidente del AMPA Xerifa del IES Torre Atalaya, los profesores «no estaban preparados para asumir una docencia de este tipo, que se ha improvisado de un día para otro», por esto no le extraña que haya quien solo suba tareas y otros que se impliquen más con sus alumnos. «La educación implica otro tipo de relaciones. No es solo estar haciendo tareas en casa. Necesitan ser comprendidos y apoyados. Estamos fallando en esa relación profesor-alumno», sostiene. Y, para el futuro, apunta que la conexión a internet debería ser «un derecho fundamental».
El sistema de trabajo del centro también ha sido muy determinante a la hora de adaptarse a una docencia no presencial. En el CEIP Rectora Adelaida de la Calle se trabaja por proyectos, una metodología pedagógica que al no utilizar el libro como herramienta prioritaria ha facilitado el trabajo de los alumnos.
Si hay profesores que se limitan a pasar apuntes, para otros el confinamiento ha sido una oportunidad para hacer cosas nuevas. Patricia Santos imparte Formación y Orientación Laboral en el IES Profesor Isidoro Sánchez. La suspensión de las clases le ha llevado a crear y desarrollar un proyecto de gamificación, con el que ha conseguido 'enganchar' a sus alumnos y avanzar en el temario. «Es un juego, en el que les planteo retos relacionados con la materia de estudio, en cada nivel consiguen palabras clave que les permiten pasar al siguiente, al final, el reto será diseñar soluciones para un mundo nuevo, con lo que relacionamos la asignatura con la situación que estamos atravesando», explica. Esto le supone estar en contacto con los alumnos sábados y domingos, pero es algo que asume con normalidad. Incluso sigue impartido formación a profesores, por las tardes, de evaluaciones online para FP o tutorización de cursos de Moodle.
Para nadie resulta fácil adaptarse a una situación de confinamiento en casa, de teletrabajo o de educación a distancia. Y mucho menos a los niños. Sin colegio, sin contacto con sus compañeros y sus maestros y maestras, la salud emocional de los más pequeños se resiente en mayor medida. Por esto los padres reclaman un mínimo de atención personalizada, de contacto de los maestros con sus alumnos. «Una simple llamada, o una videoconferencia una vez a la semana, les haría mucho bien, les puede hacer sentirse integrados en el sistema. Pueden caer en el desinterés y el desánimo, distanciarse de la escuela», indica Ignacio Rivas.
Una apreciación en la que coinciden desde la AMPA del Adelaida de la Calle: «Echamos de menos un contacto más directo entre profesorado y alumnado a través de videoconferencias», porque aunque algún profesor sí lo hace, «la mayoría, no». Sobre esta falta de comunicación con los maestros, Patricia Santos reconoce que «he tenido que discutir con el profesor de mi hija», pues se limitaba a enviar tareas cada 15 días. «He protestado, desde el punto de vista pedagógico, y se está reconduciendo la situación. En Primaria la labor del maestro no puede limitarse a enviar tareas, debe haber una comunicación maestro-alumno», que considera más importante que cumplir un currículo que «en Primaria es bastante recuperable, los conceptos se van repitiendo todos los años, pero los afectos se pueden perder si desconectamos de los pequeños».
Resolver problemas
La portavoz de la Federación de AMPA de Málaga indica algunas de las quejas más recurrentes: «Los más destacables han sido la saturación de deberes, sobre todo de las familias con más de un hijo en edad escolar. Y, aunque son notablemente menores, las de familias que no tienen una relación constante con los docentes de sus hijos, y eso afecta muchísimo a la hora de solventar problemas».
Sobre las tareas, la portavoz de CONCAPA, María Luisa Lucena, coincide que hubo alguna saturación y algún que otro profesor «ha tenido que levantar el pie del acelerador». En el caso de los colegios católicos, señala la portavoz de las asociaciones de padres que «me consta que los tutores hablan con sus alumnos, pero no solo de estudio, sino para conocer cómo van y sus circunstancias».
Si en muchos casos preocupa la salud emocional de los niños, hay casos en los que también la salud física es un problema. «¿Qué puedes hacer cuando una madre de alumnos te manda una foto del frigorífico vacío?», se pregunta Sonia Porrero, directora del IES Guadalmedina. Por esto, las primeras semanas fueron muy estresantes. «Las familias viven al día, del mercadillo o de trabajos esporádicos, así que nuestra primera preocupación, antes que enviar tareas, fue que estuvieran bien alimentados».
En Formación Profesional, reconoce Juan Antonio Aguilar, profesor en el Romero Esteo, ha sido algo más fácil esta transición a la docencia virtual. De hecho, hay una modalidad de FP semipresencial, con trabajo a distancia y presencia en el centro un solo día a la semana. «Siempre puede haber alguien que quede descolgado, pero la gran mayoría de profesores lo están dando todo, sin horarios, poniendo sus teléfonos, ordenadores y medios para mantenerse en contacto con sus alumnos. Según Aguilar, incluso en estos momentos de confinamiento les están llegando ofertas de empleo por parte de los alumnos. «Nos enfrentamos a un nuevo escenario, en parte desconocido. Pero de las pocas certezas que tenemos es que tenemos que estar muy bien preparados. Por esto las empresas siguen confiando en nuestros alumnos», señala.
Rosa Liarte coordina el plan Prodig de competencias digitales de la Junta en el IES Eduardo Janeiro. Con el confinamiento preparó vídeos tutoriales. Pero hay compañeros que se limitan a subir tareas. «Quien quiere, puede sacar mucho partido a las herramientas que tenemos. Es cuestión de voluntad», asegura la profesora.
Mucha voluntad y horas de trabajo han puesto los profesores, asegura Virginia Rodríguez, directora del IES Concha Méndez de Torremolinos, que se han adaptado «en un tiempo récord» a la teleformación. En su centro hay seguimiento telemático y clases virtuales y Virginia Rodríguez también agradece la implicación de las familias, que hacen todo lo posible para controlar el rendimiento de sus hijos. Considera que la labor del profesorado «está siendo magnífica» trabajando «sin horario» para atender de forma rápida a sus alumnos.
En otros casos, el trabajo de los centros con los alumnos no se limita al ámbito académico. En el Padre Jacobo, se han recuperado eventos tradiciones, que se han llevado a las redes sociales. «Somos conscientes de que el avance académico no puede ser el mismo que presencialmente agradecemos el esfuerzo de todo el claustro de profesores, asegura la presidenta del AMPA, Ana Ruiz.
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