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Una de las componentes de Justa Alegría, en República Dominicana.
Una década mostrando la otra cara del Caribe

Una década mostrando la otra cara del Caribe

La ONG Justa Alegría cumple diez años de cooperación con sello malagueño en República Dominicana

Amanda Salazar

Sábado, 23 de julio 2016, 00:59

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Hace una década, un primer contacto con República Dominicana gracias a la labor de los jesuitas en el país centroamericano les mostró una cara del Caribe que no aparecía en las guías de viajes. Nada tenía que ver con la fotografía de aguas azul turquesa y playas paradisíacas por las que se conoce esta isla. Se encontraron con una pobreza extrema en un país que, pese a vender su riqueza natural para atraer a millones de turistas cada año, cuenta con un gran porcentaje de población rural sin saneamiento, acceso a la educación o recursos para vivir.

Un contraste que les marcó tanto que a su vuelta a Málaga decidieron crear una asociación para ayudar al desarrollo de las zonas más desfavorecidas. Así nació Justa Alegría, que hoy cumple diez años llevando a cabo proyectos de cooperación al desarrollo en República Dominicana. Allí han realizado programas para construir viviendas dignas muchas personas viven aún en casas hechas de latas y maderos, mejorar el sistema de saneamiento, llevar agua potable a los pueblos más alejados, implantar seguridad alimentaria a través de colmados solidarios o mejorar los sistemas de prevención ante desastres naturales.

Sobre el terreno, trabajan con asociaciones locales que conocen de cerca las necesidades reales de los habitantes de San Pedro Macorís, en Ramón Santana la zona más oriental del país poblaciones más conocidas como bateyes, donde las condiciones de vida, laborales y salariales son de extrema precariedad. Justa Alegría se encarga de asesorarles y de conseguir financiación para que los programas se conviertan en una realidad.

De diez socios ha pasado a tener 160. En este tiempo, la ONG también ha ampliado horizontes. Además de su labor en República Dominicana, también atiende a la población que llega a los montes de Gurugú en Marruecos, a través de la Delegación de Migraciones de Nador. También en el país alauita, Justa Alegría cuenta con un programa de formación profesional en hostelería para jóvenes, con el objetivo de mejorar sus oportunidades de encontrar un empleo. Y desde hace dos años, trabaja en la provincia de Málaga con el programa Alienta de Prevención de Suicidios, impulsado por el Ayuntamiento de Málaga y en el que colabora con el Teléfono de la Esperanza. Jesús Criado, director de Justa Alegría y uno de los socios fundadores, señala que en esta década de trabajo «se han cumplido muchos de los sueños» con los que nació la ONG malagueña. «Destacaría sobre todo el plan de construcción de viviendas en República Dominicana, que ha permitido que muchas familias que habitaban en infraviviendas vean mejorar sus expectativas de vida con casas seguras y dignas», dice.

Desde Haití hasta Nador

Uno de los hitos más importantes para la ONG malagueña fue el terremoto de Haití en enero del año 2010. Debido a la cercanía al epicentro de la catástrofe Haití comparte frontera con República Dominicana en la misma isla caribeña, varios voluntarios de Justa Alegría acudieron a la zona para colaborar con los equipos internacionales en los trabajos de emergencia. «Llevamos un vehículo con material sanitario y agua y ayudamos a levantar una clínica de emergencia para asistir a las personas heridas, fueron solo unos pocos días, pero es algo que nunca se nos olvidará, fueron momentos muy duros», recuerda Criado.

El reto ahora es seguir mejorando la vida de las poblaciones rurales de los bateyes, ampliar el centro de formación para jóvenes en riesgo de exclusión social de Nador y seguir asesorando a personas en riesgo de suicidio o a sus familiares en la provincia de Málaga y ampliar esa red de apoyo a través de la web www.razonesparavivir.org al resto de Andalucía.

La ONG malagueña celebró ayer una fiesta caribeña en los Baños del Carmen para conmemorar esta década, homenajear al país con el que empezó toda su labor solidaria y para seguir recaudando fondos para sus proyectos.

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