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'El Tempranillo', el bandolero que murió por cambiar de bando

José María Hinojosa es uno de los forajidos más populares de Andalucía y su vida como delincuente estuvo llena de peligros que superó. Sin embargo, no consiguió sobrevivir en el lado correcto de la ley

Domingo, 6 de mayo 2018, 00:19

Corría 1805. En un caluroso verano de Jauja (Córdoba), nació un muchacho que desde bien joven comenzó a enlazar hazañas y gestas que todavía resuenan en los libros de historia y el acervo popular. Se trata de José María Hinojosa Cobacho, conocido como 'El Tempranllo', un mote que le viene precisamente por comenzar a delinquir y a vivir al margen de la ley cuando no era más que un chiquillo. La figura de 'El Tempranillo' es una de las más populares dentro del conocido como bandolerismo romántico andaluz. De él se dice que vivió una vida llena de batallas épicas que le llevaron a ser una figura conocida y popular en la región. Sin embargo, llegó un momento en su vida en la que quiso cambiar de vida, firmó un pacto con el Rey y se dedicó a perseguir a los que fueron sus compañeros de saqueo. Este cambio de bando le trajo peor suerte, y luchar en el lado correcto de la ley le llevó a morir a manos de otro bandolero que no se dejó disuadir por sus peticiones. Actualmente, los restos de Hinojosa descansan en el patio interior de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, en Alameda, municipio en el que pasó gran parte de su vida.

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Uno de los académicos que más ha profundizado en la figura de este bandolero es José Antonio Rodríguez Martín, cronista oficial de Alameda y autor del libro biográfico 'José María, el Tempranillo'. Rodríguez destaca en sus numerosas publicaciones que, dentro de la cultura popular, este personaje es «el prototipo de bandido generoso que roba a los ricos para entregarlo a los pobres». Según relata el cronista, «su figura se ha convertido en un mito y, como tal, aparece en romances, coplas, pliegos de cordel, folletines, novelas, biografías, etcétera; lo que ha provocado multitud de inexactitudes y fantasías –incluso antes de su muerte– que en nada tienen que ver con el rigor histórico».

El historiador explica que la fama del bandolero fueron muy conocidas en Inglaterra, Francia, Holanda y Estados Unidos, «a través de numerosos escritores y periodistas extranjeros como Richard Ford, Prosper Merimée, Théophile Gautier o Adolfo Custine». Entre el mito y la leyenda se escribió una historia real ligada a la humildad de una familia pobre y un periodo en el que vivir al margen de la ley era una decisión demasiado habitual y, en muchos casos, fructífera. «Nada sabemos con certeza de los años infantiles y adolescentes de José María, por lo que suponemos que sus actividades fueron idénticas a las de su padre adoptivo, contribuyendo a mantener la penosa existencia de una familia pobre», explica Rodríguez en la reseña principal sobre 'El Tempranillo'.

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Con quince años, en la Romería de San Miguel, tuvo lugar una reyerta en la que el joven Hinojosa venció a su oponente cuando las navajas entraron en escena. El asesinato estaba entonces penado con la muerte, por lo que, en una decisión rápida y fugaz, el todavía civil sin vinculación con el delito se lanzó a la sierra que tanto conocía para convertirse en bandolero. De sus primeros años como delincuente se conoce que estuvo largas temporadas en la Serranía de Ronda, donde se le atribuyen acciones de contrabando con Gibraltar, «actividad delictiva que proporcionaba ciertos ingresos adicionales en las pobres economías de muchos habitantes de la zona sur de las provincias de Córdoba y Sevilla y la del norte de Málaga», matiza Rodríguez.

Una banda para los asaltos

En muy poco tiempo forma una banda a la que acuden otros forajidos como Juan Caballero Pérez, alias 'El Lero', natural de Estepa; José Ruiz Germán, alias 'El Venitas', natural de Badolatosa; y Francisco Salas, alias 'El de la Torre', concuñado de Hinojosa. Su principal vía de ingresos una vez constituida la asociación criminal es el asalto y robo de viajeros por los caminos de la sierra. Así lo destaca Quirós y Ardilla, experto en bandolerismo: «José María es el gran innovador de la criminología del campo andaluz, quien establece una evolución más refinada dentro de las prácticas del salteamiento. Procura eludir siempre los procedimientos violentos y la sangre de sus víctimas, implantando la aludida costumbre del tributo exigido al viajero».

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Según los expertos, esta forma de saqueo se camuflaba en el pago de un 'seguro para viajeros', una forma de asegurarse que los secuaces del 'Tempranillo' no harían daño a la diligencia una vez abonada la cantidad estimada.

Pasan los años y el bandolero sigue haciendo de las suyas. «Los labradores de los términos de Antequera, Archidona, Alameda, Benamejí, Osuna, Morón, Ronda y un largísimo etcétera, canalizan sus denuncias y presiones a través de las autoridades locales, que no disponen de medios humanos ni económicos para erradicar la violencia y la extorsión en sus respectivos términos», explica Rodríguez sobre las oleadas de delincuencia de aquellos tiempos. «A su vez, las justicias locales enviaban sus quejas a los capitanes generales, que dispusieron diversas medidas para tal fin, tales como un control muy riguroso de los movimientos de la población con la puesta en práctica de los pasaportes, la emisión de órdenes a los corregidores que autorizaban a los labradores en el uso de armas, el envío de tropas de infantería y caballería de voluntarios realistas o incluso del ejército, gratificaciones y recompensas para los que aprehendiesen o facilitasen información tendente a la captura de malhechores, etc».

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Indulto y muerte

En este contexto, el 'Tempranillo' tiene un hijo. Ante tal situación, busca a la desesperada cambiar de vida y consigue, por capricho del Rey, el indulto real para él y su cuadrilla. Poco se conoce de esta etapa, aunque el acto mediante el cual se le absolvieron los delitos quedó documentado por un escriba público y existen varias actas reales, crónicas y pasaportes que documentan el proceso legal mediante el cual Hinojosa pasó a vivir como un hombre libre y de bien, aunque no por mucho tiempo.

El indulto se produjo en 1832 y según la tradición oral, murió un año después, el 22 de septiembre de 1833. Hay varias versiones sobre cómo se acabó su aventura, aunque todas están relacionadas con la vida que llevó tras abandonar las bandas y el pillaje: se dedicó a perseguir a otros bandoleros, escoltar diligencias y acabar con la delincuencia, principal objetivo de las autoridades al ofrecer a los delincuentes el indulto. Rodríguez describe el día de su fallecimiento como una mañana cualquiera en la que «José María cabalga junto a algunos de sus compañeros». Unos ladrones se encuentran por la zona de Buenavista, a dos kilómetros de Alameda. Los bandoleros, ocultos en un cortijo, ven como el 'Tempranillo' y los suyos mandan registrar la finca, por lo que abren fuego. Un disparo hiere de gravedad a uno de sus hombres, y dos balas consecutivas alcanzan a Hinojosa, que no tiene tiempo de reaccionar. Los forajidos escapan y la cuadrilla traslada a su líder a un mesón, la Posada de San Antonio de Alameda. Pese a ser atendido, las heridas son mortales, por lo que pide redactar su testamento y la asistencia de un sacerdote. Dos días más tarde fue enterrado en lo que hoy es la parroquia de la Inmaculada Concepción de Alameda.

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Rodríguez apunta que, según algunos documentos, la muerte del 'Tempranillo' no fue «accidental», sino que responde a un acto perpetrado con intención por algunos bandoleros que no aceptaron su repentino cambio de vida.

Actualmente, la figura de José María el 'Tempranillo' es uno de los principales reclamos turísticos de Alameda. Así lo explica Juan Lorenzo, alcalde de la localidad: «Hemos creado la ruta del 'Tempranillo', y es una parte importante en el Museo del Campo Andaluz». Además, se celebran actuaciones de la Asociación de Recreación Histórica de Alameda, que hace la recreación de su vida en septiembre. En octubre, el municipio acoge las Jornadas del Bandolerismo en honor al forajido más popular de su época y de la actual.

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