Vuelta a la rutina

Consejos para superar el síndrome postvacacional

Y es que, si en algo somos consumados expertos los seres humanos, es en encontrar formas creativas de boicotear nuestra estabilidad emocional. El síndrome postvacacional es sólo una de esas artimañas que nuestro cerebro juega contra nosotros y que nos impide disfrutar plenamente de nuestro tiempo libre. Consiste en un estado de malestar generalizado en el que son habituales problemas como el insomnio, la irritabilidad, la incapacidad para concentrarse, la pérdida de apetito o el cansancio muscular, que en ocasiones puede llegar incluso a convertirse en dolor. Vamos, una auténtica fiesta.

Pero seguro que no te interesa tanto conocer las características de este mal endémico de la vida posmoderna como saber qué se puede hacer para superarlo. Porque, efectivamente, se puede. Y es bastante más fácil de lo que a menudo suele decirse. Es lo primero que debes entender para librarte de esta molesta colección de síntomas: nosotros somos los que provocamos el síndrome postvacacional y nosotros somos también los que podemos ponerle remedio.

¿Cómo? Aquí te dejo 5 consejos que puedes poner en práctica para que este mes de septiembre volver a la oficina no se convierta en una tortura. ¡Atento!

Sí: es un consejo muy poco atractivo, pero puede ayudarte más de lo que crees. Si estiras tus vacaciones fuera de casa hasta el último día, luego el choque con la vuelta a la rutina será mucho más duro. Lo ideal es que reserves unos pocos días de transición para que puedas mentalizarte cómodamente en tu hogar, recuperando poco a poco algunos hábitos de tu vida diaria.

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Normalizar horarios es vital para amortiguar el impacto de la vuelta a la rutina. Aunque en verano solemos disfrutar con un cierto descontrol en este sentido, lo ideal es que los días previos a reincorporarte a tu trabajo procures dormir las 8 horas que recomiendan todos los expertos. Descansando adecuadamente evitarás la fatiga y estarás de mejor humor.

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Los cambios radicales nunca son buenos. Que estés de vuelta en la oficina no significa que tengas que dedicar todo tu tiempo al trabajo. Es muy importante que reserves tantas horas al día como te sea posible para dedicarlas por entero a tus pequeñas grandes pasiones, en especial a socializar. Y si puedes hacerlo mientras te pones en forma, mejor que mejor. Una buena dosis de endorfinas siempre sienta bien para no echar de menos continuamente las siestas bajo la sombrilla.

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Aunque siempre es recomendable moderar el consumo de estas sustancias, debido a su efecto depresor y excitante, respectivamente, sobre el organismo, son una bomba de relojería a la hora de mantenerse firme frente a la amenaza de la depresión por el fin de las vacaciones. Reduce al mínimo la frecuencia con la que bebes café, té o alcohol durante los primeros días en el trabajo para que la transición te sea más llevadera.

Una alternativa es mantenerte hidratado con agua o zumos naturales, que ahora puedes conservar fresquitos durante varias horas gracias a este vaso térmico de la marca Simple Modern, de 1180 mililitros de capacidad y casi 27.000 reseñas tremendamente positivas. Amazon te la deja a 28,17€.

Probablemente éste sea el consejo más importante de todos. Cada uno vive a su manera el síndrome postvacacional, así que no te agobies si ves que no progresas tanto como te gustaría. Siempre que veas que todo te supera, tómate 5 o 10 minutos de pausa e intenta despejar tu mente para que no se acumulen los pensamientos intrusivos.

¿Cómo lograrlo? Pues, por ejemplo, puedes evadirte con relativa facilidad si tienes a mano una lectura que te enganche. Para esta ocasión, te recomiendo que le des un tiento a Hábitos atómicos, de James Clear: un adictivo ensayo sobre la importancia de los pequeños cambios que lleva vendidos más de 400.000 ejemplares en España. Lo tienes en Amazon a 18,90€.