'Las uvis de la ira' o las aventuras de Satu, la enfermera saturada
Un libro relata en clave de humor el día a día del trabajo de estas profesionales
Ángel Escalera
Jueves, 3 de noviembre 2016, 01:31
«La mejor forma de sobrevivir en una profesión como la nuestra es tomarse las cosas con humor, porque el humor no cura las heridas, pero al menos las hace más soportables». Esta frase es un claro resumen de lo que el lector se encontrará en Las uvis de la ira, la tercera obra protagonizada por Satu y escrita por el enfermero gallego Héctor Castiñeira con el seudónimo de Enfermera Saturada. Este libro, publicado por Plaza Janés, sale a la luz tras el éxito de La vida es suero y El tiempo entre suturas, con más de 100.000 ejemplares vendidos.
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Castiñeira, que firmó ayer ejemplares de Las uvis de la ira esan El Corte Inglés de Málaga, refleja consentido del humor y fina ironía las peripecias que le pasan a Satu, una enfermera interina treintañera que soporta los peores turnos y que un día despierta en la unidad de neonatos, a la tarde siguiente está en geriatría y la noche siguiente la pasa en un quirófano reconstruyendo una vida. «En esta profesión tan dura nos dedicamos a salvar vidas y, en ocasiones, no somos capaces de salvar la nuestra», reflexiona el autor en la introducción del libro.
La principal virtud de Las uvis de ira es que hace sonreír. Las aventuras de Satu logran la complicidad del lector. A través de los 15 capítulos del libro se obtiene información sobre los uniformes de las enfermeras, la presencia de las nubes (las supervisoras), la teletienda sanitaria, la emigración de los profesionales de enfermería, la geriatría, la traumatología, la farmacia, los tipos de leche, los monitores que se ponen a los pacientes, cómo se liga siendo enfermera o los problemas para compatibilizar la vida laboral con la familiar.
Uno de los apartados más graciosos de la obra es el dedicado a las enfermeras españolas que se marchan a trabajar a Reino Unido. «En los hospitales ingleses hay más personajes que en Juego de Tronos», afirma Satu. A la intrépida protagonista de Las uvas de la ira casi le abren un consejo de guerra en el hospital británico en el que pasó unos meses por atreverse a darle la medicación a un enfermo en su segundo día de trabajo, señala con ironía el autor de la obra. «En mis libros hay mucha información autobiográfica y poca ficción», asegura este enfermero que trabaja en el hospital público de Lugo. «Después de 12 años de profesión continúo sin plaza fija», indica. «El personaje de Satu lo cree en Twitter. Como gustó mucho, abrí un blog y seguí contando historias de esta enfermera saturada. El siguiente paso fue la escritura de los libros. Llevo tres y poseo material para un cuarto. Siempre tengo una libretita en el bolsillo y apunto las ideas que se me ocurren», explica a SUR Héctor Castiñeira. Su aspiración ahora es que las aventuras de Satu se conviertan en una serie de televisión. «Hay muy buenas actrices españolas que pondrían encarnar ese papel», manifiesta.
Respecto a por qué firma los libros con el seudónimo de Enfermera Saturada, dice que fue porque en un principio le pareció gracioso mantener el anonimato para que se le identificase con una enfermera cualquiera. «Luego, cuando el personaje ganó fama, mantuve el seudónimo, pero sin ocultar que el autor soy yo», señala.
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Los guiños de humor del libro son continuos. Satu define a los traumatólogos como «los carpinteros del cuerpo humano»; de los boticarios dice: «Si algo tienen en común los farmacéuticos de la calle y los del hospital es que nadie les hace demasiado caso». Acerca de la proliferación de los distintos tipos de leche que se comercializan, Satu hace este comentario: «¡La leche va camino de ser como un gin tonic; ya no saben que más añadirle!» La protagonista de Las uvas de la ira asegura que «lo primero que mira una enfermera en un hombre es el nivel de conciencia. Y lo segundo, que tenga buenas venas». Los cambios de turno y el trabajo en fin de semana complican las relaciones estables de estas profesionales. «Pocas personas son capaces de soportar ser la pareja de una enfermera», apostilla Satu.
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