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Así empezó todo: el primer partido oficial de la Eurocopa femenina en 1984
En 1984, la Eurocopa femenina oficial celebró su primera final, marcando un antes y un después en la historia del fútbol femenino europeo. Más que un torneo, fue el inicio de una lucha silenciosa que ha transformado el deporte.

El fútbol femenino europeo dio un salto histórico en 1984 con la celebración de la final del primer torneo oficial de la Eurocopa femenina organizado por la UEFA. Más que un simple campeonato, aquel torneo, que comenzó en 1982 y se extendió dos años más, fue la puerta de entrada para la visibilización y profesionalización de un deporte que hasta entonces había vivido décadas de invisibilidad, lucha silenciosa y resistencia.
Aunque España todavía no formaba parte de la competición —su selección femenina había sido reconocida oficialmente apenas un año antes, en 1983—, el impacto de esa primera Eurocopa fue un faro que alumbró el camino para muchas jugadoras y países. Fue el punto de partida de una transformación que, con paciencia y sacrificio, abriría paso a una nueva era.
Un torneo pionero que marcó la diferencia

La primera edición de la Eurocopa reunió a 16 selecciones europeas en etapas muy diferentes de desarrollo y apoyo institucional. Mientras algunos países, como Suecia, Inglaterra, Dinamarca o Alemania Occidental, ya apostaban con firmeza por el fútbol femenino, otros apenas comenzaban a dar los primeros pasos para organizar sus equipos como España. La estructura del torneo contemplaba eliminatorias a doble partido desde el principio, con solo los ganadores de cada grupo avanzando, lo que aumentaba la competitividad y la tensión en cada encuentro.
El camino hacia la final mostró el contraste entre equipos con más experiencia y aquellos en proceso de crecimiento. Suecia destacó desde el principio, dominando su grupo con contundencia, mientras que Inglaterra sorprendió al arrasar en su grupo británico. Estos dos equipos lograron superar las semifinales en eliminatorias a ida y vuelta, preparando el terreno para una final que prometía ser histórica. El fútbol femenino empezaba a consolidarse, y la expectación crecía tanto en las gradas como fuera de ellas.
El 21 de mayo de 1984, Gotemburgo acogió el partido de ida de la final, donde Suecia se adelantó gracias a un gol de Pia Sundhage, una jugadora que con los años se convertiría en un referente mundial, tanto por su talento en el campo como por su posterior carrera como entrenadora. La vuelta, celebrada seis días después en Luton, Inglaterra, fue un choque físico y táctico bajo la lluvia y el frío característicos de la isla británica. Inglaterra logró igualar el marcador global, llevando el título a una dramática tanda de penaltis que puso a prueba la fortaleza mental de ambas selecciones.
La portera sueca Elisabeth “Lappen” Leidinge fue la gran heroína al detener un penalti decisivo, lo que permitió a Sundhage anotar el último lanzamiento y coronar a Suecia como la primera campeona oficial de Europa. Aquella final no solo marcó un hito deportivo, sino que simbolizó el nacimiento de una competición que con el tiempo se convertiría en un referente para el crecimiento y la profesionalización del fútbol femenino en Europa. Fue el primer paso de un camino que hoy, más de 40 años después, sigue trazando la ruta hacia la igualdad y el reconocimiento en el deporte.

Hoy, más de cuatro décadas después de aquel primer torneo, España se ha consolidado como una potencia indiscutible en el fútbol femenino europeo y mundial. La selección española, campeona del mundo desde 2023, representa la culminación de años de esfuerzo, evolución y profesionalización que comenzaron con aquellas primeras pioneras y con la tímida aparición en los grandes escenarios internacionales.
Con figuras como Alexia Putellas, Aitana Bonmatí, Olga Carmona o Salma Paralluelo, el equipo no solo aspira a títulos, sino que también simboliza un modelo de liderazgo, talento y compromiso social que inspira a miles de jóvenes a soñar en grande y romper barreras. La Eurocopa Femenina 2025 es para España mucho más que una competición, es la continuación de una historia de superación que comenzó hace más de 40 años y que hoy brilla con luz propia.