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Antonio M. Romero
Jueves, 5 de marzo 2015, 18:15
Maíllo, un profesor con aires de Séneca, quizás influenciado por su origen cordobés de Lucena y su labor docente enseñando latín y griego, debuta como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía en un momento crucial para IU. La coalición afronta la cita con las urnas del 22 de marzo en una encrucijada después de tres años de gobierno de coalición con el PSOE y en un escenario político donde ve amenazada su hasta ahora posición hegemónica en la izquierda alternativa por el auge de una fuerza emergente como Podemos
De la añada de 1966, su trayectoria es atípica si se compara con la de la mayoría de los políticos actuales de su formación y de otros partidos. Y es que el El Mai, como es conocido en la coalición, no es un hombre forjado al calor del aparato del partido, un hecho que le permite no tener ataduras ni venir con mochilas internas, ni siquiera pasó por la rama juvenil de IU y, sobre todo, no ha vivido de la política sino de sus clases como funcionario (ganó las oposiciones en 1990) de la Consejería de Educación impartiendo latín y griego.
«En Andalucía es un acto de normalidad que yo diga abiertamente que soy gay». Con estas palabras reconocía públicamente hace unas semanas Antonio Maíllo su homosexualidad y subrayaba la tolerancia de la sociedad andaluza. El candidato de IU reitera en sus discursos que la coalición es la única formación que se define de izquierdas que puede realmente ganar las elecciones andaluzas del 22 de marzo y destaca la gestión realizada en el gobierno bipartito para impedir que el PP «metiera sus garras» en Andalucía.
Y es que el segundo de los cuatro hijos de un guarnicionero y una ama de casa criado en una familia sin antecedentes de militancia política se decantó, mientras cursaba el COU, por estudiar Filología Clásica en la Universidad de Sevilla donde fue presidente del Consejo de Alumnos cuando sus pasos estaban encaminados hacia la Facultad de Derecho. Las lenguas en las que escribieron y se expresaron Aristóteles y Virgilio le descubrieron la belleza del lenguaje y le abrieron una ventana que le ha convertido en políglota, ya que también habla francés e italiano. Fue en esos efervescentes años ochenta del siglo pasado, al calor de las movilizaciones sociales contra la entrada de España en la OTAN cuando Maíllo se involucró políticamente participando activamente en las plataformas creadas contra la Alianza Atlántica y se integró en 1986, como independiente, en el seno de una entonces recién nacida Izquierda Unida.
Son sus años de universidad, donde se involucra en los movimientos estudiantiles. Una labor representativa en la que no descuida sus estudios quienes le conocen lo definen como un empollón. Esa dedicación a los libros y la preparación de las oposiciones es la que le hace declinar la oferta de sus amigos de asistir en 1989 en Madrid al entierro de La Pasionaria, icono de los comunistas españoles.
A pesar de su vinculación con IU, no será hasta 1996 cuando se decida ingresar en el Partido Comunista de España (PCE). Lo hace en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda, donde en el mandato de 1991 a 1995 fue concejal, cargo que compatibilizó con su labor docente en el instituto Francisco Pacheco al que había sido destinado como profesor. En 1997 su vida da un giro al cambiar la costa atlántica por la sierra onubense al trasladarse a Aracena, en cuyo instituto San Blas, el más grande de la comarca con más de un millar de alumnos, impartió clases y fue director en el cuatrienio de 2005 a 2009. Entre 2003 y 2011 fue el portavoz de IU en este Ayuntamiento, al que en dos ocasiones optó como candidato a la Alcaldía.
En su trayectoria orgánica ha ocupado varios algunos puestos pero sin responsabilidad ejecutiva. Así, ha sido coordinador del área de Juventud de IU en Andalucía, miembro del consejo provincial de Cádiz y Huelva, así como del andaluz hasta que el 16 de junio de 2013 se convirtió en el cuarto coordinador de Izquierda Unida-Los Verdes Convocatoria por Andalucía puesto en el que le precedieron Luis Carlos Rejón, Antonio Romero y Diego Valderas con un respaldo histórico al conseguir el 83% de los votos, la cifra más alta en los 27 años de historia de la coalición en la comunidad. En ese momento, Antonio Maíllo era el director general de Administración Local de la Junta, cargo dependiente del entonces vicepresidente Valderas.
Culto, amable y muy familiar
Su elección fue bien recibida por las distintas familias desde la CUT al PCE pasando por los independientes y ecologistas que cohabitan en el seno de IU. Quienes lo conocen definen a Maíllo como una persona honesta en sus planteamientos y principios; entregado, trabajador y apasionado de todo lo que hace; político dialogante y de consenso, aunque cuando cree que le están tomando el pelo se rebela; exigente con los demás y autoexigente; y lo catalogan en las distancias cortas como un hombre amable, culto y muy familiar, que cada vez que tiene un hueco libre se escapa a su Lucena natal a estar y disfrutar con los suyos.
En estas semanas Maíllo, el primer candidato reconocido homosexual a la Presidencia de la Junta, tiene poco tiempo libre y pasa la mayor parte del tiempo en la carretera recorriendo Andalucía para, por un lado, darse a conocer y, por otro, llevar el mensaje de IU. Por ello, apenas le queda tiempo para dedicarse a sus aficiones entre las que destacan la lectura, con Gabriel García Márquez y Javier Cercas como sus dos novelistas preferidos, aunque últimamente lee mucho ensayo para analizar y comprender los vaivenes de la cambiante época actual. Suele recomendar el trabajo del catalán Josep Quintana Por el bien del imperio. En la música, sus gustos oscilan entre la clásica, con Mozart y Bach como compositores predilectos, y artistas españoles de la talla de Fito y Fitipaldis y Manolo García.
Amante del fútbol deporte que practicó en el Lucena hasta la categoría de juveniles jugando como centrocampista no se define como seguidor de ningún equipo sino «del buen juego», de ahí su predilección por jugadores como Isco y Messi. Sí practica el atletismo y la natación y suele acudir al gimnasio a mantenerse en forma.
Aunque reconoce que no es muy dado a los ídolos políticos, este político que se define como no creyente sí admite tener como referente teórico al intelectual comunista italiano Antonio Gramsci y un muy buen concepto de quien fuera presidente del Gobierno durante la II República Española el socialista Juan Negrín. También suele citar, entre los más recientes, a Julio Anguita y al malagueño Alberto Garzón, a quien suele definir como un político «de una extraordinaria calidad».
Echa de menos las aulas, donde dejó un buen recuerdo entre alumnos y profesores. Quienes coincidieron con Maíllo en Aracena destacan que tiene una alta cualificación docente, una gran empatía con los estudiantes y estaba especialmente preocupado por aquellos que provenían de las clases más desfavorecidas. En sus clases eran constantes las citas a los autores clásicos del mundo latino y griego.
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