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EN RED

un proyecto con Nedgia, grupo Naturgy

Cómo convertir la basura orgánica en energía doméstica

Nedgia

El tesoro del vertedero de Cerdanyola: así se convierten los residuos en energía para tu hogar

La Planta Elena del Parc de l’Alba de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) es la primera de España que procesa los gases procedentes de un vertedero para obtener gas renovable e inyectarlo en la red de distribución. Es capaz de inyectar 12 GWh de biometano cada año a la red de distribución de Nedgia, equivalente a la energía que necesitan 3.200 hogares

Ana Belén Madrid

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¿Qué tiene que ver un vertedero con la calefacción de casa? ¿Se pueden aprovechar los residuos que tiramos? ¿Podrá la piel que protegía el plátano de la merienda ayudarnos a preparar alguna cena en el futuro? Estas son, sin duda, preguntas peculiares. Eso sí, tienen mucho sentido, especialmente desde que los vertederos ayudan a producir gas renovable que después llega a los hogares. Efectivamente, la basura orgánica que todos tiramos al contenedor sirve para generar gas renovable que utilizaremos en la calefacción o la cocina de nuestras propias casas como ya hacemos con el gas natural.

No estamos hablando de una tecnología futurista: ya hay instalaciones que aprovechan la energía de los residuos orgánicos para producir gas renovable. La pionera en España es la planta que gestiona Naturgy en el Parc de l’Alba, junto al vertedero Elena de Cerdanyola del Vallés (Barcelona). Sus cifras son impactantes al ser capaz de inyectar 12 GWh de biometano cada año a la red de distribución de Nedgia, es decir, una energía equivalente al consumo de 3.200 viviendas con gas natural. Además, evitará la emisión de 2.400 toneladas de CO2/año a la atmósfera, una cantidad equivalente a plantar unos 5.000 árboles.

Y esto es solo el comienzo. ¿Cómo es posible transformar residuos orgánicos en energía renovable para alimentar una caldera o encender una cocina? Existe un proceso muy ingenioso que permite digerir la basura orgánica para producir biogás que, sometido a un proceso de refinado, se convierte en biometano que tiene la calidad suficiente como para distribuirse por la red igual que se hace con el gas natural. Pero antes de explicar cómo funciona, vamos a ver por qué resulta tan interesante producir (y distribuir) gas renovable como el biometano.

¿Qué es el gas renovable?

Para responder a esta pregunta, recurrimos a Marta Peiró, responsable de Proyectos de Biometano en Naturgy. “El gas renovable es el gas que podemos conseguir a partir de fuentes limpias. En el caso del biometano, de la degradación de residuos orgánicos como los que generamos en casa o los que proceden de la industria alimentaria, ganadera y estaciones depuradoras de aguas. Una vez depurado y refinado, se puede destinar a distintos usos en los sectores doméstico, comercial, industrial y de movilidad”, explica la experta.

¿Qué supone todo esto? Que los residuos orgánicos se pueden transformar para obtener un combustible de alto valor. Es decir, que todavía se le puede dar una vuelta de tuerca más a aquello que hemos desechado para obtener un activo que todos necesitamos: energía para nuestros hogares.

La planta Elena evita la emisión de 2.400 toneladas de CO2 anuales, el equivalente a plantar unos 5.000 árboles

¿Cuáles son las ventajas del gas renovable?

Producir e inyectar en la red un gas obtenido a partir de residuos orgánicos tiene una serie de ventajas que nos benefician a todos. Así las resume Marta Peiró: “El gas renovable tiene dos ventajas clave. Por un lado, contribuye a la economía circular, dado que aprovecha la degradación natural de los residuos para generar energía. Además, el consumo de este tipo de gas renovable ayuda a reducir las emisiones contaminantes y la dependencia energética”.

Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el biogás producido en la planta Elena del Parc de l’Alba en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). Por un lado, ayuda a resolver el problema ambiental de las emisiones contaminantes asociadas a la propia gestión de los residuos: en lugar de emitirse a la atmósfera, el gas que producen los restos orgánicos se procesa y se aprovecha para uso doméstico o empresarial. Además, se producen nuevos modelos de economía circular, que benefician también a quien genera los residuos.

Otra ventaja esencial del biometano que se produce en esta planta es que se puede inyectar a la red de distribución que distribuye habitualmente el gas natural. No hacen falta grandes inversiones para construir nuevas infraestructuras, ya que se pueden utilizar los más de 100.000 kilómetros de red existentes. “En España tenemos la suerte de contar con una red de distribución que nos permite llevar al usuario este gas que generamos cerca de los residuos —por ejemplo, en zonas agrícolas o vertederos— sin necesidad de modificar la infraestructura existente. No hay que cambiar nada ni en su transporte, ni en la propia casa del cliente”, añade la ingeniera.

Además, producir energía renovable de manera local ayuda a fomentar la independencia energética del país. Tal es así que la propia Unión Europea ha aumentado los objetivos de producción de biometano en el Viejo Continente para reforzar su independencia del gas ruso.

Los datos avalan la importancia de los gases renovables en esta cuestión. Según el informe Los gases renovables: un vector energético emergente, publicado por Fundación Naturgy, España podría llegar a producir gases renovables equivalentes al 65% de la demanda total actual de gas natural. Si se impulsara decididamente este desarrollo, se podrían llegar a reducir unos 35 millones de toneladas de CO2; es decir, lo que emiten todos los coches del país en un año. Todo un paso adelante en cuestión de transición energética.

¿Cómo producir gas renovable a partir de restos orgánicos?

“En esta planta aprovechamos la digestión anaerobia, que se produce de forma natural ante la ausencia de oxígeno. Es un proceso a través del cual unos microorganismos descomponen el material biodegradable. Este proceso genera un biogás que se somete, a su vez, a un proceso de depuración y mejora. Finalmente se obtiene biometano, que puede ser inyectado directamente a la red de distribución de gas para que llegue a los usuarios finales”, explica Marta Peiró sobre el funcionamiento de la planta Elena del Parc de l’Alba, pionera en procesar el gas de vertedero para obtener gas renovable e inyectarlo en la red de distribución de gas.

Así, los residuos pasan por un primer proceso de digestión en ausencia de oxígeno para producir un gas que contiene metano y otros compuestos. Después, ese biogás se purifica para obtener biometano, un gas renovable que contiene, como mínimo, un 90% de metano y que puede ser utilizado igual que se usa el gas natural. Ese biometano es el gas que se inyecta después a la red para llevarlo a su destino final, como, por ejemplo, la caldera o la cocina de casa.

La doble reducción de la huella ambiental

Sin embargo, el biometano no solo se usa para calentar agua en las viviendas o las empresas: también ayuda a reducir la huella ambiental de los productos que llegan hasta ellas. Por ejemplo, la del agua mineral envasada que distribuyen empresas como Aquaservice. En el caso de esta compañía, ha decidido incorporar el biometano como combustible de parte de su flota de reparto.

Gracias a este tipo de iniciativas, el ciclo del gas renovable permite una doble reducción de huella ambiental: la de los residuos a partir de los cuales se genera y también la de las compañías que lo utilizan para reemplazar a otros combustibles más contaminantes. “En Aquaservice, como compañía nativa en economía circular, apostamos por un modelo de trabajo que minimice el impacto de nuestra actividad en el medioambiente”, indica Rafael Vañó, responsable de Compras y Flota de Aquaservice. “Iniciativas como la incorporación de camiones eléctricos a nuestra flota o el uso de combustibles sostenibles como el biometano, nos permiten realizar un reparto más sostenible a nuestros más de 500.000 clientes. Gracias a este tipo de acciones, hemos conseguido ser la primera compañía 100% carbono neutral del sector”, añade.

UN
RECURSO
POR APROVECHAR

Mediante un acuerdo suscrito con Naturgy para el suministro de biometano, Aquaservice se convirtió en la primera empresa de distribución urbana en utilizar este gas renovable a nivel nacional. “Para Aquaservice, el compromiso con el medioambiente es una prioridad y esto pasa por lograr un modelo de movilidad sostenible. Por ello, aplicamos esta solución en 20 vehículos y, motivados por los buenos resultados, esperamos aplicarlo al resto de la flota de última milla propulsada a Gas Natural”. Concretamente, gracias al uso de biometano en su flota, Aquaservice ha logrado reducir hasta 350 toneladas de CO2 al año.

“Esto equivaldría a retirar de la circulación de una ciudad a 53.000 vehículos durante un día”, comenta Vañó. El de Aquaservice es un ejemplo de lo que se podría lograr si la producción de gases renovables como el biometano se desarrollaran en todo su potencial en España. Es una fuente de energía por la que ya apuestan compañías como Naturgy y que ayudan a impulsar tanto la transición energética como la descarbonización de la actividad del país o la economía circular. Sin duda, un horizonte prometedor para todos.