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Ilustración: Mikel Casal
¿Qué podemos hacer contra la maldita caspa?

¿Qué podemos hacer contra la maldita caspa?

Se venden mil productos para combatirla y afecta a la mitad de la población, pero nos sigue avergonzando decir en público que la padecemos

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Viernes, 7 de mayo 2021, 19:32

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En la mayoría de los casos, la caspa es irrelevante desde el punto de vista de la salud, pero esa intrascendencia contrasta con la tremenda importancia que le solemos dar. Lo de lucir unos hombros nevados no es solo un latazo estético: se convierte a menudo en un hándicap social, que llega a traumatizar a quienes lo padecen y condiciona su vida pública. No hay más que examinar el campo semántico que se ha vinculado al término 'casposo', que en origen –y todavía hoy en el diccionario de la RAE– no significa más que 'lleno de caspa', pero se utiliza para designar con desprecio lo más vergonzoso de épocas pasadas, todo aquello que en nuestros días ha pasado a producir grima y rechazo. Los famosos nos confesarán alegremente rebuscados problemas físicos, con la coquetería de quien resulta original hasta en su historial médico, pero a ver quiénes son los valientes que nos cuentan lo mal que lo pasan por culpa de la caspa: hay casos contados, como la modelo Tyra Banks o los Beatles, que, cuando les preguntaban si sus largas cabelleras eran en realidad pelucas, respondían que entonces estaríamos ante las primeras pelucas con caspa.

«Es una de las consultas más frecuentes que recibimos y, a veces, da lugar a problemas de autoestima», confirma la farmacéutica María José Cejas, especialista en dermofarmacia. El término 'caspa' es una especie de comodín, con el que abarcamos distintos fenómenos que conducen a una descamación excesiva del cuero cabelludo. La piel de esta zona se distingue de la del resto del cuerpo por la abundancia de folículos pilosos y de las correspondientes glándulas sebáceas, que lubrican el cabello y muestran un nivel distinto de actividad en cada persona. Igual que ocurre en toda nuestra piel, la epidermis del cuero cabelludo está sometida a una constante renovación, con células que se desprenden continuamente de su capa más superficial, el estrato córneo, pero en algunos individuos este proceso natural se vuelve problemático, masivo y, sobre todo, apreciable a simple vista.

«En un adulto saludable, el número de escamas de piel que se desprenden cada día es de cien millones, y la vasta mayoría consisten en una sola célula. En los individuos con caspa, el ritmo de esa muda es mucho más alto, con una proporción mayor de escamas que tienen más de una célula. Muchas, de hecho, contienen varios cientos o incluso miles de células. En los casos más serios de caspa, el peso de las escamas puede ser veinte veces mayor que en un individuo no afectado», detallan los investigadores británicos Michael Wilson y Philippa J.K. Wilson. Tradicionalmente se distingue la llamada caspa seca, de escamas finas y blanquecinas, y la caspa grasa o seborreica, que produce copos más grandes, amarillentos y pegajosos.

Las razones por las que algunos individuos tienen caspa y otros no siguen sin aclararse del todo. «Su origen no es tan simple como se supone. De hecho, su verdadera causa está aún por determinar por parte de la comunidad científica, pero sí se sabe que no está relacionada en absoluto con la falta de higiene», puntualizan en la Academia Española de Dermatología. En la producción de caspa resultan determinantes factores como la cantidad de sebo que producen las glándulas y la actividad de un hongo llamado 'Malasezzia furfur' (que forma parte de la microbiota de nuestra piel), pero también influyen la estación del año (es más habitual en épocas de frío), la polución o incluso el estrés y la alimentación. Se da con más frecuencia a partir de la pubertad y durante la edad adulta, aunque, de nuevo, eso está lejos de establecer fronteras definitivas, porque hay niños y ancianos que la padecen.

«La caspa se produce por una dermatitis seborreica del cuero cabelludo, que es un proceso inflamatorio muy frecuente, ya que afecta a más de la mitad de la población, y se manifiesta como enrojecimiento, picor y descamación», explica el doctor Sergio Vañó, dermatólogo experto en tricología, es decir, la especialidad que estudia el pelo y el cuero cabelludo. «Existen varios tipos –añade–. En uno predomina una descamación fina; en otro, la descamación es más gruesa y se adhiere al cuero cabelludo, mientras que también hay pacientes con una dermatitis seborreica muy intensa, que casi entra en el espectro de la psoriasis del cuero cabelludo». De hecho, esta proximidad a otras patologías puede conducir a error: «En caso de presentar un cuadro intenso, es recomendable la consulta con un dermatólogo para diagnosticar correctamente el problema y seleccionar el mejor tratamiento. Existen otros problemas del cuero cabelludo que pueden confundirse con una dermatitis seborreica, como la psoriasis, las tiñas o las alopecias cicatriciales primarias», alerta el doctor Vañó.

Crónica y por brotes

En casos menos graves, los afectados de caspa suelen ir tirando por su cuenta, sometiéndose a pruebas de ensayo y error con los incontables productos que ofrece el mercado. Este sector mueve millones y millones de euros (doscientos cincuenta millones anuales solo en EstadosUnidos), pero no hay que perder de vista que, por mucho que la mantengamos a raya, es imposible erradicar la caspa de manera definitiva: «No hay manera, ya que es un proceso crónico que cursa en brotes, que muchas veces aparecen por estrés. Sin embargo, sí existen terapias efectivas para poder mejorar de forma rápida. Los tratamientos más efectivos son los antiinflamatorios, que se usarán en los brotes de mayor actividad. Después, como mantenimiento, existe una amplia gama de champús que pueden ser útiles en la mayoría de pacientes», apunta el doctor Vañó.

«Lo primero –señala María José Cejas– es hacer un buen diagnóstico: ver si se trata de caspa seca o grasa, si está asociada a caída capilar o a altos niveles de estrés, evaluar los síntomas de descamación y picor... Los productos son efectivos cuando el diagnóstico se hace de forma correcta. No solo hablamos de champús, sino también de lociones, sueros calmantes, exfoliantes capilares...». Este arsenal de productos contra la caspa se basa en distintos principios activos, como corticoides (que reducen la inflamación), antifúngicos (para disminuir la proliferación del 'Malasezzia') o queratolíticos y reguladores de la queratinización (que controlan la producción de sebo o su adherencia a las células muertas).

Eso sí, los expertos hacen hincapié en que, a menudo, somos nosotros mismos quienes saboteamos el tratamiento: nuestra preocupación por la caspa no siempre se corresponde con nuestra disciplina a la hora de plantarle cara. «Cada anticaspa incluye diferentes elementos activos para combatir los síntomas –insisten en la Academia de Dermatología–. Algunos hay que aplicarlos en la cabeza y dejarlos durante unos minutos. Otros, por el contrario, no se deben dejar mucho tiempo. ¡Hay que seguir las instrucciones de cada champú!».

Cinco consejos

1. Agua tibia y aire templado

Al lavarse el pelo, es mejor utilizar agua tibia que muy caliente y hay que aclararse de manera concienzuda. Del mismo modo, en el secado resulta preferible el aire templado. Y siempre hay que tener precaución con el uso de tintes muy agresivos.

2. Mucho cuidado con las uñas

Hay que evitar el rascado del cuero cabelludo y, en caso de picor, recurrir a lociones calmantes. Durante el lavado, al masajear la zona, deben utilizarse las yemas de los dedos y no las uñas, para evitar heridas que empeoren la situación.

3. Alternar champús anticaspa y 'normales'

Suele ser una medida recomendable. «Por ejemplo, utilizar el normal a diario y el anticaspa, dos veces por semana», proponen en la Academia Española de Dermatología. También es posible alternar champús anticaspa con distintos principios activos.

4. ¿Efecto inmediato? A lo mejor no

Los productos anticaspa no son mágicos: hay que tener constancia y completar el tratamiento. «Y también respetar los tiempos de actuación indicados en las instrucciones», insiste María José Cejas. Unos productos requieren minutos, otros exigen aclarado rápido.

5. Consultar a los especialistas

Si la caspa supone una preocupación en tu vida, no dudes en consultar al dermatólogo o al farmacéutico para que te recomienden el mejor tratamiento y, en su caso, descarten la existencia de alguna patología que requiera un enfoque específico.

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